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27 mar 2014

Raja Yoga, Swami Vivekananda: cap 5, CONCENTRACIÓN Y MEDITACIÓN

CAPÍTULO V - CONCENTRACIÓN Y MEDITACIÓN 

Ya sabemos cómo se efectúa la percepción por medio de los instrumentos externos, los órganos internos, el cerebro y la mente. Del contacto de un objeto del mundo exterior con estos elementos, resulta la percepción. Sin embargo, muy difícil es que la mente permanezca fija largo rato en determinado objeto. En todo el mundo se les dice a los niños que sean buenos, que no mientan ni hurten; pero nadie les enseña cómo pueden ellos mismos determinarse a ser buenos, a no hurtar ni mentir. Las palabras no les auxiliarán. No les enseñamos cómo no hurtar. Sólo les decimos que no han de hurtar. Les amonestamos para que no sean ladrones, sin decirles por qué no han de ser ladrones. 

Tan sólo auxiliamos al educando cuando le enseñamos a regir y dominar su mente. Todas las acciones, tanto internas como externas, se efectúan cuando. la mente se identifica con los órganos de acción. De una manera consciente o inconsciente la mente se identifica con los centros de sensación y he aquí por qué se cometen tantos errores de que se libraría el hombre si lograra dominar su mente, pues en este caso la mente sólo se identificaría con los centros de sensación cuando la voluntad, guiada por el raciocinio, la rigiera. 

Esto es de todo punto posible, pues vemos que los terapeutas de la llamada ciencia cristiana sugieren a los enfermos la idea de que nieguen rotundamente la existencia del dolor y del mal, y aunque sus creencias son vagas y empíricas tienen mucho en el fondo de las características de la Yoga, ya que al lograr que el enfermo cure de la enfermedad sin más que negarla y ponerse en actitud mental de no sufrirla, se valen para ello inconscientemente del pratyâhâra y abstraen la mente del enfermo de los centros de sensación. 

De análoga manera proceden los hipnotizadores, que por medio de la sugestión excitan en el sujeto una especie de temporáneo pratyâhâra; pero la sugestión hipnótica sólo puede influir en las mentes flacas, y esta sugestión no tiene efecto hasta que el operador, mediante la fijeza de la mirada o cualquier otro artificio, ha colocado la mente del sujeto en morbosa y pasiva condición. 

Tanto las sugestiones del científico cristiano como las del hipnotizador son reprensibles, porque si bien de momento logran aparente éxito, acaban por producir funestos efectos, a causa de que no por la propia voluntad del sujeto se gobiernan los centros sensorios, sino atontando la mente del sujeto y entregándola como juguete a una voluntad ajena. Es como si en vez de detener con vigoroso empuje de las riendas la impetuosa carrera de un tiro de caballos, descargara otra mano sobre la cabeza de los brutos tremendos golpes hasta dejarlos turulatos. 

En dichos procesos, el sujeto pierde cada vez que se le sugestiona parte de su ya escasa energía mental, de suerte que en vez de vigorizar la mente, la debilita todavía más hasta convertirla en una masa informe con riesgo de locura. Todo empeño de regir la mente por medio de una voluntad ajena a la del sujeto, produce al fin y al cabo desastrosos efectos. 

La finalidad de las vidas terrenas por que pasa cada alma es precisamente la liberación de estas vidas, el dominio absoluto del cuerpo y de la mente, la soberanía de la naturaleza externa e interna. Toda influencia de una voluntad externa retrasa y entorpece el logro de esta finalidad, en cualquier aspecto que se ejerza dicha influencia, ya por directo gobierno de los órganos sensorios, ya forzando este gobierno por medio de una morbosa condición. 

De esta manera, lo único que se consigue es remachar un nuevo eslabón en la cadena de pasados errores y supersticiones. Por lo tanto, quien se proponga practicar la Yoga Raja, ha de ir con mucho cuidado en este punto, y no someterse jamás a una voluntad ajena, pues sin advertirlo labraría con ello su propia ruina. 

Cierto es que algunos sugestionadores benefician temporáneamente al sujeto y logran dar nueva y mejor dirección a sus inclinaciones; pero al propio tiempo perjudican a la mayoría de los sujetos al colocarlos en la morbosa condición que les anula la voluntad. Por lo tanto, es un elemento nocivo para la humanidad, aunque de su morbosa influencia no se dé cuenta, todo aquel que exige de las gentes una fe ciega en cuanto les dice y pretende someterlos a su criterio y voluntad. 

Así, pues, cada cual ha de disciplinar su mente para dominarla y valerse de ella como de instrumento para regir y gobernar sus órganos sensorios. Recuerde que mientras no se debiliten su mente y cuerpo ninguna voluntad ajena podrá captar la suya. Apártese de quien pretenda hacerle creer ciegamente en una cosa, pues aunque a los dogmatizadores les parezca que han recibido de Dios el poder de transmutar el corazón humano, están sembrando las semillas de futura destrucción. 

La pratyâhâra o concentración interna consiste en la facultad de apartar la mente de los centros de sensación, de modo que el mundo exterior no exista para el ego, y también en la de aplicar la mente con propósito deliberado a un centro de sensación, para observar, examinar y analizar un objeto externo que de por sí no haya atraído a los sentidos, sino que los sentidos se apliquen al objeto por impulso de la libre voluntad del ego. 

Cuando de esto es capaz el hombre, puede decirse que es hombre de carácter firme, de mente disciplinada, de recia voluntad, y mientras de ello no sea capaz, se verá zarandeado por las circunstancias. Muy difícil es disciplinar la mente. Dice el Bhagavad Gita: "Sin duda, ¡oh armipotente!, que inquieta y rebelde al yugo es la mente; pero a subyugarla bastan el esfuerzo sostenido y la carencia de pasiones." 

Por su propia naturaleza es la mente inquieta, vacilante, errática y acrecienta su volubilidad el deseo. Así es que ante todo, para el ejercicio de la Yoga Raja, es necesario que se apacigüe y sosiegue la mente dejándola que vague a su antojo aunque sin estimular su inquietud, sino como si fuésemos testigos de su tumultuosa agitación, pues ya se calmará como se calma toda efervescencia. 

Desde luego que no se logrará en un día ni siquiera en un mes el sosiego de la mente; pero si el ejercitante persevera en dejar que la mente actúe por sí misma, observará que según transcurre el tiempo son menos agitados y tornátiles sus pensamientos hasta que llegue el día en que esté en calma chicha el un tiempo alborotado mar mental. 

Una vez se ha dominado la práctica de la concentración mental de modo que la mente guiada por la voluntad pueda abstraerse de los centros de sensación o aplicarse a uno de ellos según convenga al ego, se procede a la práctica de la dharana o meditación, que consiste en aplicar la mente a determinado objeto, el cual puede ser en la Yoga Raja una parte del cuerpo. 

Por ejemplo, se enfoca la mente en la mano, de modo que el ego no perciba otra cosa que la mano de su cuerpo físico, y asimismo puede fijarse en un punto del corazón. Sin embargo, es mucho más difícil concentrar la mente en un órgano interno como el corazón que- en uno externo como en la mano, y para facilitar la concentración de la mente en un órgano interno es preciso recabar el auxilio de la facultad imaginativa, o sea de la imaginación. Así podrá el ejercitante fijar la mente en el corazón, imaginando situado en esta víscera en loto de luminosos pétalos en los cuales enfoque la atención. 

De la propia suerte puede enfocarse en los demás chacras o centros vitales del cuerpo físico. El aspirante a yogui debe practicar aisladamente los ejercicios, pues la compañía de otras personas distrae la mente así como también la distrae la mucha conversación y el excesivo trabajo. Tal es la eficacia de la Yoga, que aun una mínima parte de su práctica beneficia al ejercitante, pues apacigua toda excitación nerviosa y capacita para ver con mayor claridad todas las cosas. 

Además, mejorará la salud corporal y dará más flexibilidad y vigor a la voz, cuyas modulaciones se corresponderán con la índole de los pensamientos expresados por las palabras. Quienes practiquen con mayor intensidad los ejercicios, notarán al cabo de algún tiempo como si oyeran un lejano repique de campanas o verán flotantes en la atmósfera puntos luminosos que se irán agrandando poco a poco. Son estas señales de adelanto en la Yoga. 

El ejercitante que se proponga perseverar en la práctica y no tomarla por malsana curiosidad o cosa de juego, habrá de someterse a un riguroso régimen dietético, que durante los primeros meses consistirá en leche y cereales. Según se vaya refinando el organismo, notará el ejercitante que lo desequilibra la más leve irregularidad o transgresión del régimen; pero en cuanto alcance el completo dominio de sí mismo podrá escoger a voluntad su sistema de alimentación. 

Cuando el ejercitante empieza a concentrarse, el contacto de un alfiler le parecerá como si un rayo le atravesara el cerebro, pues las percepciones son más agudas cuando se sutilizan los órganos de sensación. Por estas etapas hemos de pasar todos y quienes perseveren lograrán el éxito final. El ejercitante ha de rehuir toda discusión, todo cuanto arriesgue distraerle de su propósito, sin hablar a nadie de lo que hace ni de si adelanta o no en su camino. 

Refiere una fábula india que si llueve cuando la estrella Svâti está en su ascensión, y cae una gota de lluvia en el interior de una madreperla, la gota se convierte en perla. Añade la fábula que las madreperlas conocen esta circunstancia, de modo que cuando llueve en dichas condiciones, ascienden a la superficie del mar y abren la concha para recibir la gota de lluvia e inmediatamente de recibida cierran la concha y se hunden en el fondo del mar a esperar pacientemente que la gota se convierta en perla. 

Así ha de ser el aspirante a yogui. Primero escuchar, después comprender y por último cerrarse a toda influencia externa para que las enseñanzas recibidas se conviertan en su interior en la perla de la verdad. Muy peligroso es disipar nuestras energías en la veleidosa ocupación de aceptar tales o cuales ideas tan sólo por su novedad o porque están de moda entre los intelectuales, y desecharlas con la misma facilidad para aceptar otras que parezcan más nuevas. Es necesario ocuparse en una sola cosa y estudiarla y examinarla bajo todos sus aspectos sin desistir del examen antes de llegar a una definitiva conclusión. Sólo ve la luz quien persevera en buscarla y así dijo Cristo: "buscad, y hallaréis". 

Para lograr éxito es indispensable la perseverancia y la energía en la realización del deliberado propósito.

21 jul 2012

Yoga Makaranda de Sri T Krishnamacharya: Pratyahara (Parte 1.3)


Sri T Krishnamacharya
Pratyahara significa traer los indriyas (sentidos) bajo control y evitar que estos vaguen a su antojo.

Con la práctica constante y sostenida, se puede mantener todos los indriyas bajo control. Para controlar indriyas como estos, es esencial contar con una fuerza o habilidad especial. Es muy fácil de adquirir este sakti (poder, cualidad). Sin embargo, puede haber dificultades para conseguirlo. Este poder se logra mediante la restricción de los sentidos. Aquel que no practica pratyahara y permite que los indriyas vaguen a gusto como deseen sin hacer ningún esfuerzo para ponerlos bajo su control, se hará débil y la fuerza de su cuerpo se reducirá. Su mente será vacilante y confusa, su vida útil corta y su muerte temprana. Por lo tanto todo el mundo debería practicar pratyahara y adquirir este sakti para llevar los sentidos bajo su control.




Parte 1.3 del libro "Yoga Makaranda" de Sri T Krishnamacharya, idioma original Tamil.



"Yoga Makaranda" de Sri T Krishnamacharya

ÍNDICE DEL LIBRO:
Parte 4.12: Upavishtakonasana
Parte 4.13: Baddhakonasana
Parte 4.14: Supta Padangushtasana
Parte 4.15: Suptapada Parsvangushtasana
Parte 4.16: Utthita Parsvakonasana
Parte 4.17: Trikonasana
Parte 4.18: Utthitahasta Padangushtasana
Parte 4.19: Baddhapadmasana
Parte 4.20: Bhujapidasana
Parte 4.21: Navasana
Parte 4.22: Bakasana
Parte 4.23: Kurmasana
Parte 4.24: Ubhaya Padangushtasana
Parte 4.25: Supta Konasana
Parte 4.26: Marichasana
Parte 4.27: Niralamba Sarvangasana
Parte 4.28: Ekapada Sirsasana
Parte 4.29: Dvipada Sirsasana
Parte 4.30: Yoga Nidrasana
Parte 4.31: Buddhasana
Parte 4.32: Kapilasana
Parte 4.33: Bhairavasana
Parte 4.34: Cakorasana
Parte 4.35: Skandasana
Parte 4.36: Durvasasana
Parte 4.37: Richikasana
Parte 4.38: Trivrikramasana
Parte 4.39: Gandabherundasana
Parte 4.40: Tadasana
Parte 4.41: Halasana
Parte 4.42: Mayurasana
Parte 4.43: Sarvangasana





15 jun 2012

Ashtanga Yoga práctica y filosofía. Los ocho miembros en la práctica de Vinyasa Yoga.


Texto extraído del libro "Ashtanga Yoga, practice and philosophy" de Gregor Maehle
Introducción

Durante un viaje de estudio al Ashtanga Yoga Research Institute en Mysore en 1996, le pregunté al maestro de Ashtanga K. Pattabhi Jois acerca de la importancia de diferentes Escrituras para el método de Ashtanga Vinyasa. Con las palabras “Este es el yoga de Patanjali”, él señaló que el texto de principal importancia para esta escuela era el Yoga Sutra compilado por el antiguo vidente Patanjali. Él dijo que era un texto difícil y que sólo el estudio sincero podría llevar a una comprensión. Él me instó a comprometerme diariamente con el estudio del Yoga Sutra por un largo tiempo. La combinación de estos estudios con la práctica diaria del Ashtanga Vinyasa me llevó a comprender finalmente que el Yoga Sutra y el método del vinyasa son en realidad dos lados de la misma moneda.

Aquel es el tema central de este libro. Para que la práctica de yoga sea exitosa, no puede haber separación entre la práctica y la filosofía. Es más, los nuevos enfoques de la práctica provinieron siempre de la filosofía, mientras que la práctica prepara al intelecto para la filosofía. De hecho, el Yoga Sutra sugiere que la investigación filosófica – svadhyaya, o vichara como la llama Shankara – es en sí misma una forma de práctica y un ingrediente esencial del camino hacia la libertad.

Este texto está dedicado a unir nuevamente estos dos aspectos y a restaurar lo que históricamente fue un sistema, que se perdió a través del tiempo.



El Redescubrimiento del Sistema de Ashtanga Vinyasa



La idea de que el Yoga Sutra y el sistema del vinyasa son dos lados de una moneda estuvo muy presente desde el comienzo del linaje contemporáneo del Ashtanga Yoga. K. Pattabhi Jois recibió el método de vinyasa de su maestro T. Krishnamacharya; el maestro de Krishnamacharya, Ramamohan Brahmachary, le ordenó buscar la última copia que quedaba de una Escritura difícil de localizar, el Yoga Korunta, que se creía que había sido compilado por el antiguo vidente Vamana.


Krishnamacharya

Según la biografía de Krishnamacharya, el Yoga Korunta, no contenía solamente el sistema de vinyasa, sino también el Yoga Sutra de Patanjali y su comentario, Yoga Bhasya, compilado por el Rishi [sabio] Vyasa. Estos estaban juntos en un volumen. De esto podemos ver que en la antigüedad lo que ahora se considera dos sistemas que comparten el mismo nombre – el Ashtanga Yoga de Patanjali y el Ashtanga Vinyasa del Rishi Vamana – eran de hecho uno.

Aquí vemos también la idea de que la filosofía yóguica se enseña junto con la práctica.

La práctica de asana (postura) sola supone un peligro. Según K. Pattabhi Jois, “Los métodos parciales del yoga fuera de tono con su propósito interno pueden fortalecer a los seis enemigos (deseo, ira, codicia, ilusión, encaprichamiento y envidia) alrededor del corazón. El sistema de Ashtanga completo practicado con devoción conduce a la libertad dentro del corazón de uno”.

Sin embargo, hoy, estamos en la situación en la cual por un lado existen estudiosos que intentan comprender el Yoga Sutra sin conocer sus prácticas, mientras que por otro lado existen muchos practicantes de Ashtanga Vinyasa que están establecidos en la práctica, pero que no conocen la filosofía de su sistema. Ambos aspectos practicados juntos harán la práctica fácil, porque sabemos a dónde conduce y cómo llegar hasta allí. Sin la práctica dedicada, la filosofía se puede convertir en mera teoría. Una vez establecidos en la práctica, interiorizaremos rápidamente la filosofía y lograremos el yoga superior.

La Relevancia del Ashtanga Yoga Hoy

Yo no afirmo aquí que el Vinyasa Yoga sea la única forma del Yoga de Patanjali. Eso sería absurdo. Sin embargo, es una de las representaciones más auténticas del Sutra de Patanjali que aún están vivas.

Este sistema es precioso – y relevante – hoy porque fue concebido por el antiguo vidente Vamana, el autor del Yoga Korunta, especialmente para las cabezas de familia (grihasta). Una cabeza de familia es alguien que tiene un trabajo y una familia, y vive y trabaja en la sociedad: como opuesto a un monje, un ermitaño o un asceta (sannyasi). Algunas formas de yoga están estructuradas para ermitaños que no tienen responsabilidades sociales y, por lo tanto, pueden comprometerse con técnicas de meditación todo el día.

Sin embargo, ser un ermitaño o un asceta nunca fue un requerimiento para el yoga. Como explica el Bhagavad Gita, “Uno que lleva a cabo externamente sus obligaciones sociales, pero internamente permanece libre es un yogui”. Si todos dejaran de realizar sus responsabilidades sociales,  el texto continúa, “este mundo estaría arruinado por motivos obvios”. Así, no necesitamos preocuparnos si la responsabilidad por otros nos distrae de dedicar más tiempo a nuestra práctica, ya que cumplir con las responsabilidades de uno es la práctica. Pero lo que es importante es cómo practicamos. ¿Cómo invertimos el precioso tiempo que podemos destinar a la práctica?

Cuando T. Krishnamacharya terminó su capacitación, su maestro, R. Brahmachary, le dijo que debería casarse, tener una familia y enseñar a sus conciudadanos. Esto sorprendió al joven hombre: estando tan bien capacitado, podría llegar a ser un gran erudito o el abad de un monasterio. Pero como maestro de yoga de sus conciudadanos, tendría un estatus social muy bajo.

Brahmachary le dijo a Krishnamacharya que estudiara el Yoga Korunta, ya que sabía que lo prepararía mejor para enseñarles a las cabezas de familia. El Vinyasa Yoga descripto en este texto era la forma ideal del Yoga de Patanjali para las cabezas de familia, ya que requería sólo alrededor de dos horas de práctica al día.
Los Ocho Miembros del Yoga y Cómo Funcionan Juntos

Según Patanjali, existen ocho miembros del yoga. Se puede comprender cómo funcionan en conjunto por la siguiente historia:

Había una vez una pareja que vivía feliz en un país que tenía un rey injusto. El rey se puso celoso de su felicidad y encarceló al hombre en una torre. Cuando su esposa llegó a la torre a la noche a reconfortarlo, el hombre le pidió que volviera a la noche siguiente con un hilo de seda largo, un hilo fuerte, una cuerda, una soga, un escarabajo y miel. Si bien la esposa estaba desconcertada por el pedido, regresó a la noche siguiente con todas las cosas. Su esposo le pidió que atara el hilo de seda al escarabajo y que untara la miel sobre sus antenas. Luego, debía colocar el escarabajo en la pared de la torre con su cabeza mirando hacia arriba. Al oler la miel, el escarabajo comenzó a trepar por la torre con la expectativa de encontrar más, arrastrando el hilo de seda. Cuando llegó arriba de la torre, el hombre agarró el hilo de seda y le pidió a su esposa que atara el hilo fuerte al otro extremo. Además, le pidió que atara la cuerda al otro extremo. Una vez que él tuvo la cuerda, el resto sucedió rápidamente. Con la soga atada a la cuerda, él aseguró un extremo de ella y, bajando, escapó hacia la libertad.

La pareja son, por supuesto, yoguis. La prisión en la torre representa la existencia condicionada. El hilo de seda simboliza la purificación del cuerpo a través del asana. El hilo fuerte representa el pranayama, la extensión del aliento, la cuerda simboliza la meditación y la soga representa el samadhi, el estado del ser puro – una vez que se tiene esta soga, es posible la libertad de la existencia condicionada.

Los ocho miembros del yoga de Patanjali se relacionan con la práctica del Ashtanga Vinyasa de este modo:

El primer miembro consiste en un conjunto de preceptos éticos que aseguran que el yogui interactúe de manera armoniosa con la comunidad que lo rodea. Los preceptos éticos son: no dañar a otros, ser sincero, no robar, tener sexo sólo con el cónyuge de uno y abstenerse de la codicia.

El segundo miembro consiste en observancias que aseguran que el cuerpo y la mente no se contaminen una vez que fueron purificados. La purificación en el yoga no tiene nada que ver con el puritanismo. Se refiere más bien a la “colorabilidad” del cuerpo y de la mente. La “colorabilidad” es la propensión del cuerpo/mente de asumir un condicionamiento o una marca del entorno. Las observancias son limpieza física y mental, contentamiento, simplicidad, estudio de los textos sagrados y aceptación de la existencia del Ser Supremo. Los primeros dos miembros se ponen en práctica inicialmente desde el exterior y forman una plataforma desde la cual se emprende la práctica. Una vez que nos establecemos en el yoga, se vuelven nuestra segunda naturaleza: surgen naturalmente.

Sri K Pattabhi Jois
El tercer miembro es asana. Al conocer la verdadera naturaleza de uno, se manifiestan muchos obstáculos en el cuerpo, por ejemplo, enfermedad, pereza y torpeza. El cuerpo influye profundamente y, si estuviera en una mala condición, afectaría al funcionamiento de la mente y el intelecto. A través de la práctica de las asanas del yoga, el cuerpo se hace “fuerte y ligero como el cuerpo de un león”, para citar a Shri K. Pattabhi Jois. Sólo entonces proporciona el vehículo ideal para el camino del yoga.

Como explica el Yoga Sutra, cada pensamiento, emoción y experiencia nos deja una huella subconsciente (samskara) en la mente. Estas huellas determinarán quiénes seremos en el futuro. De acuerdo con el Brhad Aranyaka Upanishad, mientras no se alcance la liberación, el alma, como una oruga que se arrastra desde una brizna de pasto a la siguiente, por la fuerza de sus impresiones en esta vida, localizará y atraerá a un nuevo cuerpo en una nueva vida.

Esto significa que el cuerpo que tenemos es nada sólo la acumulación de nuestros pensamientos, emociones y acciones pasados. Esto requiere ser comprendido y contemplado profundamente. Significa que el asana es el método que nos libera del condicionamiento pasado almacenado en el cuerpo hasta llegar al momento presente. Se debe notar que practicar sólo enérgicamente superpondrá una nueva capa de huellas subconscientes basadas en el sufrimiento y el dolor. También aumentará la identificación con el cuerpo. En yoga, la identificación con algo que es transitorio se denomina ignorancia (avidya).

Al principio, esto puede sonar bastante abstracto, pero todos los que vimos morir a un ser amado, recordaremos el discernimiento profundo que, una vez que se produce la muerte, el cuerpo luce como una cáscara vacía. Puesto que el cuerpo es nuestro vehículo y el depósito de nuestro pasado, necesitamos practicar asana hasta el punto en el cual nos sirve bien, mientras liberamos y soltamos el pasado que está almacenado en éste.

El yoga es el camino del medio entre dos extremos. Por un lado, podemos llegar al extremo de practicar fanáticamente y esforzarnos por un ideal, mientras negamos la realidad del momento presente. El problema aquí es que siempre nos identificamos sólo a nosotros mismos con lo que queremos ser en el futuro y no con lo que somos ahora. El otro extremo es defendido por algunas escuelas de psicoterapia que focalizan sobre los traumas pasados. Si hiciéramos esto, estos traumas podrían incrementar su control sobre nosotros, definiéndonos por las “cosas que emergen” y el “proceso que estamos experimentando”. El asana es una invitación a decir adiós a estos extremos y llegar a la verdad en el momento presente.

¿Cómo se manifiestan en el cuerpo las emociones, los pensamientos y las impresiones pasadas? Algunos estudiantes de yoga experimentan mucha ira al comenzar a flexionarse hacia adelante. Esto se debe a la ira pasada almacenada en los ligamentos. Si dejáramos ir conscientemente a la ira, la emoción desaparecería. Si no, saldrá a la superficie de alguna otra manera, posiblemente como un acto de agresión o una enfermedad crónica. Otros estudiantes sienten ganas de llorar después de una retroflexión intensa. El dolor emocional se acumula en el pecho, donde funciona como una coraza, endureciendo alrededor del corazón. Esta coraza se puede disolver en la retroflexión. Si soltáramos la coraza, resultará un sentimiento de alivio tremendo, acompañado a veces de llanto.

La rigidez extrema se puede relacionar con la rigidez mental o la incapacidad para dejarse llevar por situaciones desconocidas. La flexibilidad extrema se puede relacionar con la incapacidad para tomar una posición en la vida y poner límites. En este caso, la práctica de asana necesita basarse más en la fuerza, para crear un equilibrio y aprender a resistir el ser llevado por situaciones inapropiadas. El asana nos invita a reconocer el pasado y a dejarlo ir. Esto a su vez nos traerá al momento presente y nos permitirá soltar conceptos limitantes tales como quién pensamos que somos.

El cuarto miembro es pranayama. El prana es la fuerza vital, también referido como respiración interior; pranayama quiere decir extensión del prana. Los yoguis descubrieron que la oscilación del prana ocurre simultáneamente con los movimientos de la mente (chitta vrtti). La práctica del pranayama es el estudio y el ejercicio de la respiración hasta un punto en el cual se pacifica y no agita a la mente.

En el sistema de vinyasa, el pranayama se practica aplicando la respiración Ujjayi. La respiración se extiende a lo largo estrechando ligeramente la glotis. Aprendemos a dejar que el movimiento siga a la respiración, que finalmente conduce al cuerpo sin esfuerzo a subirse a las olas de la respiración. A estas alturas, no somos nosotros quienes movemos el cuerpo, sino más bien el poder del prana. Somos capaces de respirar en todas partes del cuerpo, lo cual es equivalente a esparcir el prana de manera uniforme totalmente. Esto es ayama – la extensión de la respiración.

El quinto miembro es pratyahara – la retracción de los sentidos. El Maitri Upanishad dice que, si uno se preocupa con los objetos de los sentidos, la mente se exacerba, lo cual conduce a la ilusión y el sufrimiento.# Sin embargo, si el combustible de los sentidos se retiene, la mente se reabsorbe en su fuente, el corazón. El “corazón” en yoga no es una metáfora para las emociones, sino para nuestro centro, que es la consciencia o el sí mismo.

En Vinyasa Yoga, la retracción de los sentidos se practica a través de drishti – el punto focal. En lugar de mirar alrededor al practicar asana, que lleva a los sentidos hacia afuera, permanecen internos llevando nuestra mirada hacia las localizaciones prescriptas. El sentido del oído se repliega escuchando el sonido de la respiración, que al mismo tiempo nos da información acerca de la calidad de la asana. Focalizando nuestra atención, desarrollamos lo que la filosofía tántrica llama el centro (madhya). 

Desarrollando el centro, la mente finalmente se suspende y el prana, que es una manifestación del aspecto femenino de la creación, la Diosa o Shakti, deja de oscilar. Entonces se reconoce el estado de la consciencia divina (bhairava).

El sexto miembro es dharana – concentración. Si has tratado de meditar en un espacio vacío entre dos pensamientos, sabrás que la mente tiene la tendencia a asirse al próximo pensamiento que surja. Puesto que los objetos tienen forma, y el sujeto que atestigua – la consciencia – es informe, tiende a ser pasado por alto por la mente. Se necesita mucha concentración para vigilar la consciencia cuando las distracciones están disponibles.

Entonces, la práctica de la concentración es un prerrequisito para la meditación propiamente dicha. El entrenamiento de la concentración nos permite mantenernos focalizados en cualquier objeto que se elija. En primer lugar, se seleccionan objetos simples, que a su vez nos preparan para el penúltimo “objeto”, la consciencia informe, que no es otra cosa que la consciencia pura.

La concentración en Vinyasa Yoga se practica centrándose en los bandhas. A nivel externo, el foco está en Mula y Uddiyana Bandha (los cierres pélvico y abdominal inferior), pero a nivel interno está sobre el vínculo del movimiento, la respiración y la consciencia (bandha = vínculo [o lazo]). Al llegar a este vínculo, tenemos que soltar el patrón de ondas cerebrales beta, que acompaña normalmente a la concentración. En cambio, necesitamos cambiar a un patrón alfa, que permite focos múltiples y lleva simultáneamente a la consciencia de todo, o a estar en este momento, que es la meditación.

El séptimo miembro es dhyana – meditación. Meditación significa descansar, sin influencias, entre los extremos de la mente y de pronto “ser” en lugar de “convertirse en”. La diferencia entre este miembro y el anterior es que en la concentración existe un esfuerzo de la consciencia para excluir a todo lo que no es relevante para nuestro objeto elegido. En la meditación, hay un flujo constante de impresiones del objeto y de la consciencia hacia el objeto, sin ningún esfuerzo de la voluntad. Los objetos típicos elegidos son el loto en el corazón, el sonido interior, la respiración, el sentido del yo, el proceso de percepción y el intelecto, la deidad de la meditación de uno (ishta devata) o el Ser Supremo.

En el Vinyasa Yoga, la meditación comienza cuando, más que hacer la práctica, estamos siendo hechos o movidos. En este momento, nos damos cuenta que, puesto que podemos observar el cuerpo, no somos el cuerpo, sino una entidad que atestigua. La práctica del vinyasa es el constante ir y venir de las posturas, el constante cambio de formas, a lo cual nos aferramos. Es en sí misma una meditación sobre la impermanencia. Cuando llegamos al punto de darnos cuenta que todo lo que conocimos hasta ahora – el mundo, el cuerpo, la mente y la práctica – está sujeto a un cambio constante, hemos llegado a la meditación sobre la inteligencia (buddhi).

Sin embargo, la meditación no ocurre solamente en dhyana, sino en todos los estadios de la práctica. De hecho, el sistema de Ashtanga Vinyasa es una meditación en movimiento. En primer lugar, meditamos sobre la posición del cuerpo en el espacio, que es asana. Luego, meditamos sobre la fuerza vital que mueve al cuerpo, que es pranayama. Luego, sobre los sentidos a través de drishti y escuchar la respiración, que es pratyahara. Meditar sobre el vínculo de todos los aspectos de la práctica es la concentración (dharana).

El octavo miembro, samadhi, es de dos tipos – con objeto y sin objeto. El samadhi con objeto es cuando la mente en un primer momento, como una piedra preciosa transparente, refleja fielmente lo que es dirigido y no produce sólo otra simulación de la realidad. En otras palabras, la mente se aclara hasta tal punto que no modifica la entrada sensorial en absoluto. Para experimentar esto, tenemos que “descondicionarnos” hasta soltar todos los programas limitantes y negativos del pasado. Patanjali dice, “La memoria se purifica como si se vaciara de su propia forma”. Luego, todo lo que puede ser conocido acerca de un objeto es conocido.

El samadhi sin objeto es la forma más alta del yoga. No depende de un objeto para su surgimiento, sino más bien es revelado el sujeto o la consciencia que atestigua, que es nuestra verdadera naturaleza. En este samadhi, se suspenden las olas del pensamiento, lo cual lleva al conocimiento de aquello que siempre estuvo allí: la consciencia o el sí mismo divino. Este estado final está más allá del alcance, más allá del hacer, más allá de la práctica. Es un estado del ser estático puro descripto por el término baivalya – un estado en el cual hay libertad e independencia total de cualquier simulación externa que fuera.

En las descripciones físicas del yoga, el samadhi se alcanza suspendiendo los extremos de la mente solar (pingala) y lunar (ida). Este estado surge cuando la respiración interior (prana) entra en el canal central (sushumma). Entonces, la realidad verdadera o profunda de pronto destella.

Por Qué Aún se Aplica Una Práctica Tradicional

Una vez un campesino le habló al sabio Ramakrishna así: “Yo soy un simple aldeano. Por favor, deme en una oración un método por el cual yo pueda obtener la felicidad”. La respuesta de Ramakrisna fue: “Acepta totalmente el hecho de que eres una máquina operada por Dios”. Se necesita comprender esto profundamente. El ego se produce a través de la creencia de que los individuos ejercitan el libre albedrío; y a su vez el ego produce sufrimiento. En el Bhagavad Gita, el Señor Krishna dice, “Todas las acciones son hechas en todos los casos por las gunas (cualidades) de la prakriti (naturaleza). Aquel cuya mente está engañada por el egoísmo piensa que es el hacedor.

Esto significa que el cosmos entero, incluyendo nuestro complejo cuerpo-mente, es una máquina inconsciente operada por Dios. Nuestro sí mismo, que es consciencia pura, es siempre inactivo. Meramente atestigua. Dejar de lado que nosotros somos quienes actuamos se repite en el Yoga Sutra por el uso de Patanjali del término kaivalya. Este estado final del yoga es la realización de la completa independencia de la consciencia. Puesto que es completamente independiente, no tiene manera de influenciar al mundo. Como un espejo que simplemente refleja, la consciencia nunca puede rechazar ni aferrarse a los objetos de su elección. Deja el sentido de agencia,# Krisna dice: “Sólo un tonto cree que es el hacedor”.

La renuncia de la ilusión del libre albedrío se refleja en el sistema de vinyasa por la aceptación del sistema original, como está expuesto por el Rishi Vamana. Por supuesto, es fácil inventar nuestra propia secuencia de asanas, y posiblemente resultará en éxito comercial y fama. Pero luego, corremos el riesgo de caer por el ego, que dice ‘yo soy el hacedor y el creador’. Somos sólo consciencia pura – el vidente, el testigo, el sí mismo – que, como dice el Samkhya Kanika,no juega una parte activa en este mundo.

Aquello no significa que no podamos adaptar la práctica por algún tiempo, si hubiera dificultades o se necesitara practicar yoga terapia. Necesitamos volver al sistema original siempre que fuera posible. El sistema del Rishi Vamana conduce a través de la estructura externa y la limitación a la libertad interior. Si practicáramos constantemente secuencias hechas por nosotros mismos, crearíamos limitación interior a través de la libertad exterior.

Los rishis de antaño no concebían las artes ni las ciencias antiguas por ensayo y error. El método que ellos empleaban era samyama, que combina concentración (dharana), meditación (dhyana) y absorción (samadhi). De esta manera, se puede obtener el conocimiento profundo de cómo son las cosas en realidad. Patanjali mismo explica en el Yoga Sutra cómo obtuvo su conocimiento. El conocimiento de la mente, él dice, se obtiene haciendo samyama en el corazón.

Él también explica cómo se puede comprender el cuerpo. El conocimiento médico, dice, se obtiene practicando samyama en el chakra del ombligo. Así llegó a ser la ciencia del Ayurveda. Se debería mencionar que Patanjali compiló el Charaka Samhita, un texto ayurvédico. Cuando estudiamos y practicamos hoy las ciencias antiguas, necesitamos hacerlo con un sentimiento de respeto y devoción.

Las enseñanzas de los maestros antiguos nunca se declararon inválidas. Sólo se acrecentaron siempre.