30 may 2020

El cosmos de los Yogasūtra. Los guna. Oscar Pujol.




Del libro "Patañjali Yogasūtra, Los aforismos del yoga" Oscar Pujol



El cosmos de los Yogasūtra

Tanto el sāṃkhya como el yoga son sistemas dualistas que reducen la realidad a dos principios esenciales: el espíritu o conciencia (puruṣa) y la materia primera o naturaleza primordial (prakṛti). El espíritu es consciente pero inmutable e inactivo. Es como un ojo que todo lo ve, pero que no hace nada. Por eso se lo denomina también «el vidente» o «el testigo» (draṣṭṛ). No hay un único espíritu, sino muchos, que corresponden a cada una de las almas encarnadas que se identifican con un cuerpo y una mente. Como iremos viendo, el objetivo del yoga es precisamente extraer este espíritu que está incrustado en la materia, concretamente en la mente.




La materia, por el contrario, es una sola. Es inconsciente pero activa. A diferencia del espíritu, la materia es mutable. Se encuentra en un estado de constante transformación. La materia es ciega, no ve nada, pero paradójicamente lo hace todo, al contrario que el espíritu, que todo lo ve, pero nada hace. Por eso se dice que el espíritu es el vidente o el perceptor, el sujeto. La materia, por el contrario, es el objeto percibido, el mundo perceptible (dṛśya). Por este motivo, en el verso 59 de las Sāṃkhyakārikā (podes leerlo en este link https://yogaconciencia.blogspot.com/2013/07/samkhya-karika-de-isvara-krishna.htmlse afirma que la materia es como una bailarina y el espíritu como el espectador que contempla su exhibición de danza. La creación del mundo es como un espectáculo y la naturaleza es la bailarina que con sus movimientos revela el esplendor de la creación material.



El sāṃkhya emplea la conocida metáfora del ciego y el cojo para explicar la interdependencia entre la materia y el espíritu. La materia es ciega y no puede avanzar hacia su destino. El espíritu, en cambio, es cojo y, a pesar de ver por dónde tiene que andar, no puede dar ni un solo paso. La solución reside en la colaboración: el espíritu cojo se sube en las espaldas de la materia y guía sus pasos hacia el destino deseado. Del mismo modo opera la creación del mundo. Cuando la mirada del espíritu cae sobre la materia dormida, la despierta de su sueño, altera su equilibrio, es decir, el equilibrio de las tres energías básicas que la componen, que se ponen en movimiento y en diferentes combinaciones van creando el mundo, desde lo más sutil hasta lo más tosco. La materia solo abandona su estado de transformación continua cuando es destruida y regresa al estado de equilibrio primordial, que coincide con el estado previo a la creación del mundo, dado que la destrucción y la creación del mundo son cíclicas. En este estado previo a la creación del universo, el estado más sutil de la materia, todavía «no hay nada», solo el magma indiferenciado e indistinto: el gran océano de la nada que precede a la creación.



Las tres energías o constituyentes de la materia: los guṇa


Así pues, la materia está compuesta por tres energías o constituyentes (guṇa): sattva, rajas y tamas. Estos tres constituyentes de la naturaleza pueden ser entendidos como tres hilos que trenzan la cuerda del universo. Estos tres hilos son las energías básicas o modos elementales de la materia primordial. Por lo tanto, el universo está íntimamente conformado por estos tres constituyentes o energías. En el nivel de los guṇa veríamos el mundo como una combinación de esta energía tripartita, como un flujo de tres hilos que se combinan incesantemente. No hay nada en el mundo creado que no esté formado por
estos tres constituyentes.


Como ya hemos dicho, cuando estas energías se encuentran en estado de reposo o equilibrio, la materia primordial se halla en su estado no manifiesto, indeterminado, informe, guardando en sí todas las potencialidades y reteniendo todas las acciones. Antes de que el mundo exista, todas las posibilidades de la existencia permanecen dormidas en el magma indiferenciado de la materia primera. En concordancia con cosmogonías más antiguas, y como también hemos apuntado anteriormente, para que la creación se produzca hace falta que sobre la materia primordial caiga la mirada del espíritu (puruṣa), lo que produce un tipo de agitación en la naturaleza indeterminada que rompe el equilibrio de las energías. A partir de aquí, las diferentes combinaciones de sattva, rajas y tamas crearán la diversidad del universo, ordenado ontológicamente en 24 principios que van desde lo más sutil a lo más tosco, o desde lo más inespecífico hasta lo más específico.


¿Cómo son estas tres energías básicas de la naturaleza? Sattva, simbolizado por el color blanco, posee cualidades como la transparencia, la luminosidad, la claridad, la ligereza, el conocimiento, el movimiento ascendente, la felicidad y la bondad. Rajas, simbolizado por el color rojo, posee cualidades como la movilidad, la actividad, el estímulo, el esfuerzo, la fuerza, la expansión horizontal, el deseo, la pasión, el dolor y la enfermedad. Tamas, simbolizado por el color negro, posee cualidades como la pesadez, la solidez, la oscuridad, la indiferencia, la negligencia, el movimiento descendente, la ofuscación, la embriaguez, el sueño y la inconsciencia. Como veremos más adelante, la práctica del yoga es de dos tipos. El primero es una purificación de la mente mediante la obstrucción de rajas y tamas; en este caso, la mente tiene que quedar llena de sattva, de claridad y transparencia. El segundo tipo conduce al cese de la mente, y no solo a su purificación. Esto se consigue mediante la supresión del mismo guṇa sattva, que en definitiva no deja de ser material igual que rajas y tamas. La renuncia a la transparencia de la materia es la renuncia más grande y solo es posible mediante el desapego supremo (véase 1.16).


ÍNDICE "Patañjali Yogasūtra, Los aforismos del yoga" Oscar Pujol

Yoga: La Ciencia del Alma, Osho. Vol. I: parte IV, El camino yóguico de la ausencia de deseos


Yoga:
La Ciencia del Alma,
Vol. I
Autor : Osho. 1974.

Discursos sobre los Yoga Sufras de Patanjali,
recopilados en diez volúmenes. Bombay, India




Capítulo 2

El Camino Yóguico de la Ausencia de Deseos
(parteIV) 


Pregunta 1
Dijiste la última noche que ese total desespero,
esa frustración y desesperanza
es el estado inicial del Yoga.
Esto confiere al Yoga una apariencia pesimista.
¿Es este estado pesimista realmente necesario
para emprender el camino del Yoga?

¿Puede un optimista emprender el camino del Yoga?


Ni lo uno, ni lo otro. Ni es pesimista, ni es optimista, porque pesimismo y optimismo son los dos aspectos de una misma moneda. Un pesimista significa uno que fue optimista en el pasado; un optimista quiere decir uno que será pesimista en el futuro. Todo optimismo conduce al pesimismo, porque toda esperanza conduce a la desesperanza.


Si aún esperas, entonces el Yoga no es para ti. El deseo está ahí, la esperanza está ahí, el samsara está ahí, el mundo está ahí. Tu deseo es el mundo, tu esperanza es la esclavitud, porque la esperanza no te permitirá estar en el presente. Te irá obligando a ir hacia el futuro, no te dejará estar centrado. Tirará de ti y te empujará, pero no te dejará un solo momento de descanso, un solo momento de quietud. ¡No te dejará!


Por esto cuando digo "total desesperanza" quiero decir que ahora no existe la esperanza y que también la desesperanza se ha convertido en algo fútil. Entonces la desesperanza es total. Una desesperanza total significa que no existe ni siquiera la desesperanza, porque cuando te sientes desesperanzado, incluso entonces hay oculto algo de esperanza. Si no, ¿por qué te sientes desesperanzado? La esperanza está ahí, todavía te aferras a ella; por eso surge la desesperanza.


La desesperanza absoluta significa que ahora no hay esperanza alguna. Y cuando no existen esperanzas, no se puede estar desesperanzado. Simplemente has descartado todo esto. Los dos aspectos han sido descartados; la moneda al completo ha sido descartada. En este estado de mente puedes entrar en el camino del Yoga; nunca antes. Antes no hay posibilidad. Tener esperanzas es contrario al Yoga.


El Yoga no es pesimista. Tú puedes ser optimista o pesimista; el Yoga no es ni lo uno, ni lo otro. Si eres pesimista no podrás entrar en el camino del Yoga porque un pesimista se apega a sus sufrimientos. No deja que sus sufrimientos desaparezcan. El optimista se apega a sus esperanzas y el pesimista se apega a sus sufrimientos, a su desesperanza. Esa desesperanza se ha convertido en su compañero. El Yoga es para aquél que no es ninguna de las dos cosas, para aquél que carece tanto de esperanza que incluso el sentirse desesperanzado es fútil.



Lo opuesto puede ser sentido únicamente si sigues apegándote de alguna forma, en lo más profundo, a lo positivo. Si te apegas a la esperanza puedes sentirte desesperanzado. Si te apegas a la expectativa puedes sentirte frustrado. Si simplemente te das cuenta de que no existe posibilidad de esperar nada, entonces ¿dónde queda la frustración? En este caso, está en la naturaleza de la Existencia el que no exista posibilidad de esperar nada, que no exista lugar para la esperanza. Cuando esto se convierte en una certeza, ¿cómo vas a sentirte desencantado? Y entonces, ambos habrán desaparecido.


Patanjali dice,


Ahora la disciplina del Yoga.

Este "ahora" sucederá solamente cuando no seas ninguna de las dos cosas. Las actitudes pesimistas y las actitudes optimistas son enfermizas, pero hay maestros que siguen hablando en términos de optimismo, particularmente los misioneros cristianos americanos. Continúan hablando en términos de esperanza, de optimismo, de futuro, del cielo. A los ojos de Patanjali esto es simplemente inmadurez infantil, porque sencillamente estás introduciendo una nueva enfermedad. Estás sustituyendo una vieja enfermedad por una nueva. Eres infeliz y, de algún modo, estás buscando felicidad. Por eso, sea quien sea quien te asegure que este camino te llevará a la felicidad, le sigues. Te está dando esperanzas. Pero tú sufres mucho debido a tus pasadas esperanzas. De nuevo, él te está creando un infierno futuro.


El Yoga espera de ti que seas más adulto, más maduro. El Yoga dice que no hay posibilidad de esperar nada, que no existe la posibilidad de una satisfacción futura. No existe en el futuro un cielo que te esté esperando, ni existe un Dios esperándote con regalos de Navidad. No hay nada esperándote, así que no suspires por el futuro.


Y a menos que te des cuenta de que no hay nada que vaya a suceder en el futuro, no estarás alerta aquí y ahora porque no hay ningún otro lugar a donde ir. Entonces no hay porqué temblar. Entonces te llega una quietud. Repentinamente estás en profundo descanso. No puedes ir a ninguna parte; estás en casa. El movimiento cesa; la inquietud desaparece. Ahora es el momento de entrar en el Yoga.


Patanjali no te dará ninguna esperanza; te respeta a ti más de lo que te respetas a ti mismo. El cree que eres suficientemente maduro y que los juguetes no te serán de ayuda. Es mejor estar alerta, sea lo que sea. Pero inmediatamente cuando digo "total desesperanza", tu mente dice, "Esto parece pesimismo" porque tu mente vive del esperar, tu mente se apega a
los deseos, a las expectativas.


Ahora eres tan miserable que si no tuvieras esperanzas, te suicidarías. Si realmente Patanjali está en lo cierto, ¿qué será de ti ahora? Si no existe la esperanza, si no hay futuro y eres devuelto a tu presente, te suicidarás. Entonces no existe nada por lo que vivir. Vives en función de algo que sucederá en algún lugar y en alguna parte. Esto no ocurrirá, pero el sentimiento de que puede suceder te ayuda a mantenerte con vida.


Por esto digo que cuando llegas al punto en el que el suicidio se ha convertido en algo a considerar, cuando la vida ha perdido todo significado, cuando eres capaz de matarte, en ese momento el Yoga se hace posible porque no estarás dispuesto a transformarte a ti mismo a menos que este sentimiento de futilidad de la vida te haya llegado. Estarás dispuesto a transformarte solamente cuando sientas que no hay otro camino,; o bien el suicidio o bien la sadhana; o bien suicidarte o bien transformar tu ser. Cuando solamente restan dos alternativas, únicamente entonces se escoge el Yoga; nunca antes. Pero el Yoga no es pesimista. Tú eres optimista; entonces el Yoga te parece pesimista. Es debido a ti.


Buda ha sido considerado en Occidente como la culminación del pesimismo porque Buda sostiene que la vida es dukka, angustia. De modo que los filósofos occidentales han estado diciendo de Buda que es un pesimista. Incluso una persona como Albert Schweitzer, una persona de la que podemos esperar que conozca ciertas cosas, incluso él se confunde. Considera a todo Oriente como pesimista. Y lo considera un grave defecto. El Oriente entero, Buda, Patanjali, Mahavira, Lao Tse, para él todos son pesimistas. iEso lo parecen! Lo aparentan porque te dicen que la vida carece de sentido; la vida que tú conoces. Y a menos que esta vida se convierta en algo carente de sentido, no podrás trascenderla. Te apegarás a ella.


Y a menos que trasciendas esta vida, esta modalidad de existencia, no conocerás lo que es la felicidad. Pero Buda, Patanjali, no hablan mucho de la felicidad simplemente porque sienten gran compasión hacia ti. Si empezaran a hablar de felicidad, de nuevo crearías expectativas. Eres incurable; de nuevo crearías expectativas. Dirías, "De acuerdo, dejemos entonces esta vida. Si es posible una vida más rica, más abundante, entonces podemos abandonar los deseos. Si a través del abandono de los deseos es posible alcanzar el deseo más profundo, alcanzar lo supremo, la culminación de la felicidad, entonces abandonemos los deseos. Pero solamente podemos abandonarlos por un deseo mayor".


¿Qué es lo que estás abandonando entonces? No estás abandonando nada. Sencillamente estás sustituyendo los viejos deseos por unos nuevos. Y los nuevos deseos serán más peligrosos que los viejos porque con los viejos ya te sentiste frustrado. Llegar a sentirte frustrado con lo nuevo puede llevarte vidas; el llegar a un punto en el que puedas decir que Dios es inútil, en el que puedas decir que el cielo es una tontería, en el que puedas decir que todo futuro es una estupidez.


La clave no está en los deseos mundanos; la clave es el deseo como tal. El desear debe cesar. Solamente entonces estás preparado, solamente entonces tienes el suficiente valor, solamente entonces la puerta se abre y puedes penetrar en lo desconocido.

De ahí el primer sutra de Patanjali,



Ahora la disciplina del Yoga.


Pregunta 2

Se dice del Yoga que es un sistema ateo,
¿estás de acuerdo con esto?


Otra vez; el Yoga no es ni lo uno, ni lo otro. Es pura ciencia. Ni es teísta, ni es ateo. Patanjali es realmente soberbio, un milagro como hombre. Nunca habla de Dios. E incluso si alguna vez lo menciona, dice también que es solamente uno de los métodos para alcanzar lo Supremo; el creer en Dios es solamente un método para alcanzar lo Supremo; Dios no existe. El creer en Dios es sencillamente una técnica porque, al creer en Dios, la oración se hace posible; al creer en Dios, la entrega se hace posible. La importancia reside en la entrega y en la oración, no en Dios.

¡Patanjali es realmente increíble! El dice que Dios, la creencia en Dios, el concepto de Dios, es también uno de los principales métodos, de los muchos que hay, para alcanzar la Verdad. Ishwara pranidham; el creer en Dios es únicamente un camino, pero no es un requisito. Puedes elegir otra cosa. Buda alcanza esa realidad Suprema sin creer en Dios. El elige un camino diferente en el que Dios no es necesario.

Tú has venido a mi casa. Has atravesado una determinada calle. Esa calle no era la meta, era simplemente un medio. Podías haber llegado a la misma casa por otra calle; otros han llegado por otras calles. Puede que en tu calle haya grandes árboles verdes; en otras calles no. Así que Dios es solamente un camino. Recuerda la diferencia. Dios no es la meta. Dios es solamente uno de los caminos.


Patanjali nunca niega, nunca afirma. Es absolutamente científico. Es difícil para los cristianos pensar en cómo pudo Buda alcanzar la Verdad Suprema, pues nunca creyó en Dios. Es difícil para los hindúes creer que Mahavira pudo alcanzar la Liberación, pues nunca creyó en Dios.


Antes de que los pensadores occidentales conocieran las religiones orientales, siempre definieron la religión como centrada en Dios. Cuando se encontraron con el pensamiento oriental y se dieron cuenta de que éste había sido un camino tradicional, un camino sin Dios para alcanzar la Verdad, se quedaron asombrados; es imposible.


H.G. Wells ha escrito de Buda que Buda es el hombre más impío y, al mismo tiempo, el más santo. Nunca creyó y nunca le dijo a nadie que creyera en Dios alguno, pero él mismo es la prueba suprema de la existencia del Ser Divino. Mahavira también viajó por un camino en el que Dios no fue necesario.


Patanjali es absolutamente científico. Dice que el medio empleado no es el fin, que hay mil y un medios. La Verdad es la meta. Unos han llegado a ella a través de Dios, de modo que está bien; creer en Dios y alcanzar la meta, porque cuando alcanzas la meta, descartas tus creencias. Así pues, la creencia es un medio. Si no crees, está bien; no creas y anda el camino del no creer y llega a la meta.


El no es ni ateo, ni creyente. No está creando una religión, simplemente te está mostrando todos los caminos que son posibles y las leyes que gobiernan tu transformación. Dios es uno de esos caminos, no es un requisito. Si no crees en Dios, no hay porqué ser no-religioso. Patanjali afirma que tú también puedes llegar; deja a Dios de lado, no te preocupes por Dios. Existen unas leyes y ésas son las que hay que experimentar, ésta es la meditación, atraviésala!


El no insiste en concepto alguno. Eso era algo muy difícil. Por eso es que los Yoga Sutras de Patanjali son únicos, singulares. Nunca un libro así había aparecido antes y no habrá otra posibilidad porque todo lo que se podía escribir sobre el Yoga, él lo ha escrito; no ha dejado nada. Nadie puede añadir nada. No existirá nunca en el futuro la posibilidad de crear otra obra como los Yoga Sutras de Patanjali. El acabó definitivamente el trabajo y pudo hacerlo tan completamente porque él no es parcial. Si hubiera sido parcial, entonces no hubiera podido hacerlo de forma tan completa.


Buda es parcial, Mahavira es parcial, Jesús es parcial, Mahoma es parcial; poseen un determinado camino. Y su parcialidad puede que esté basada en ti, en un profundo sentimiento hacia ti, en una profunda compasión hacia ti. Insisten en un determinado camino, insisten durante toda su vida. Y dicen, "Todo lo demás está equivocado; éste es el camino correcto". Simplemente para crear la fe en ti. Careces tanto de fe, estás tan lleno de dudas, que si dijeran que este camino es válido y que otros caminos son válidos, no seguirías ninguno. Insisten en que solamente este camino es el que sirve.


Esto no es verdad. Es solamente un truco para ti, porque si tienes alguna duda respecto a ellos, si te dicen, "Este también sirve, ése también sirve; éste también es correcto, ése también es correcto", te sentirás confundido. Necesitas a alguien que posea una certeza absoluta. Ellos han intentado ser parciales simplemente para parecerte absolutamente seguros.


Pero si tú eres parcial, no podrás cubrir todo el terreno. Patanjali no es parcial. Se preocupa menos por ti; se preocupa más por las definiciones del camino en el pasado. No empleará una mentira, no empleará trucos, no te hará concesiones. Ningún científico haría concesiones.


Buda puede hacerlo; él tiene compasión. No te está tratando científicamente. Hay un sentimiento profundamente humano hacia ti; puede que te mienta simplemente para ayudarte. Y tú eres incapaz de comprender la Verdad; él te hace concesiones. Patanjali no aceptará compromisos contigo. Sea lo que sea, hablará sobre ello. Y no descenderá un solo peldaño para encontrarse contigo; no te hará una sola concesión. La ciencia ha de ser así. La ciencia no puede aceptar compromisos, sino ella misma se convertiría en religión.


El no es ni creyente, ni ateo. Ni es hindú, ni musulmán, ni cristiano, ni jaino, ni budista. Es un absoluto buscador científico desvelando todo lo que va encontrando, desvelándolo sin mitificarlo. No empleará una sola parábola. Jesús hablaba en parábolas porque sois niños y solamente entendéis cuentos. Hablaba en parábolas. Buda solía contar muchas historias simplemente para ayudarte a obtener un vislumbre.


Estaba leyendo sobre un jasida, un Maestro judío, Baal Shem. Era un rabino de un pueblecito y siempre que surgían dificultades en la comunidad -alguna enfermedad, alguna desgracia- se iba al bosque. Se dirigía a un lugar determinado bajo un cierto árbol y allí realizaba un determinado ritual y luego rezaba a Dios. Y siempre sucedía que la desgracia abandonaba el pueblo, la enfermedad desaparecía del pueblo, el problema desaparecía.


Luego Baal Shem murió. De modo que su sucesor... El problema surgió de nuevo. El pueblo se encontraba en un apuro. Sobrevino una desgracia y los aldeanos le pidieron al sucesor, al nuevo rabino, que se fuera al bosque y que rezara a Dios. El nuevo rabino se encontró en dificultades porque desconocía el lugar, la posición exacta del árbol. Desconocía cómo hacerlo, pero aun así fue; bajo cualquier árbol. Encendió fuego, realizó el ritual, rezó y le dijo a Dios, "Mira, no sé el lugar exacto al que mi Maestro acudía a rezar, pero tú sí lo sabes. Tú eres omnipotente, tú eres omnipresente, por lo tanto lo conoces, de modo que no hay porqué buscar el lugar exacto. Mi pueblo está en dificultades, así que escucha y haz algo". ¡La desgracia desapareció!


Más adelante cuando el rabino murió y estaba su sucesor, el problema surgió de nuevo. El pueblo estaba en una crisis y los aldeanos fueron a él. El rabino estaba confuso; no se acordaba ni de la oración. Así que se fue al bosque y escogió un lugar cualquiera. No sabía cómo realizar el ritual del fuego, pero así como pudo encendió el fuego y le dijo a Dios, "Escucha, no sé exactamente como realizar el ritual del fuego, desconozco el lugar exacto y he olvidado la oración, pero Tú lo sabes todo; por lo tanto ya conoces esto, no es necesario. Haz lo que tengas que hacer." Y regresó y el pueblo acabó con la crisis.


Entonces él también murió. Su sucesor... y el pueblo se encontró de nuevo en dificultades, de modo que acudieron a él. Estaba sentado en su sillón. Dijo, "No quiero ir a ningún sitio. Escucha, Tú estás en todas partes. Desconozco la oración, desconozco el ritual, pero eso no importa; el que lo conozca carece de importancia. Tú lo sabes todo. ¿Qué utilidad tiene la plegaria y qué utilidad tiene el ritual y por qué emplear un determinado lugar sagrado? Solamente conozco la historia de mis antecesores. Te contaré la historia, ésta que sucedió en tiempos de Baal Shem, luego con su sucesor, luego con su otro sucesor; ésta es la historia. Ahora haz lo que tengas que hacer; esto es suficiente". Y la desgracia desapareció. Se dice que a Dios le gustaba mucho esa historia.


A la gente le gustan las historias y al Dios de la gente también. Y mediante estas historias puedes alcanzar algún vislumbre. Patanjali no empleará una sola parábola. Ya te lo dije, es como Einstein más Buda; una combinación muy rara. Posee la visión interna de Buda y el mecanismo mental de un Einstein.


No es ni lo uno, ni lo otro. El teísmo es la historia; el ateísmo es la anti-historia. Son simplemente mitos, parábolas creadas por el hombre. A unos les atrae lo primero, a otros lo segundo. Patanjali no está interesado en cuentos, no está interesado en mitos. Está interesado en la Verdad desnuda. Ni siquiera la reviste, no le pone vestido alguno, no la decora. No es su manera. Recuerda esto.


Viajaremos por una tierra árida, una tierra desértica. Pero el desierto posee su propia belleza. No tiene árboles, no tiene ríos, pero posee una inmensidad propia. Ningún bosque puede ser comparado con ella. Los bosques poseen su belleza, las colinas tienen su propia belleza, los ríos tienen su propia belleza. El desierto posee su propia vasta inmensidad.


Nos moveremos a través de tierras desérticas. Se necesita valor. No te proporcionará ni un sólo árbol bajo el que descansar, no te contará ninguna historia; simplemente los hechos desnudos. No empleará ni tan sólo una palabra superflua. De ahí la palabra "sutras". "Sutras" quiere decir "el mínimo indispensable".


Un sutra no es ni siquiera una frase completa. Es solamente lo esencial, igual que en un telegrama vas descartando las palabras superfluas. Entonces se convierte en un sutra porque solamente pueden ponerse en él nueve o diez palabras. Si fueras a escribir una carta llenarías diez folios e incluso con diez folios no completarías el mensaje. Pero en un telegrama, en diez palabras, no solamente está completo; está más que completo. Da en el corazón; lo realmente esencial está ahí.


Esos son telegramas: los sutras de Patanjali. El es un avaro; no emplea una sola palabra de más. ¿Cómo va a contar historias? No puede. Y no las esperes. No preguntes pues si es un ateo o un creyente; eso son historias.


Los filósofos han creado muchas historias, y es un juego. Si te gusta el juego del ateísmo, sé un ateo. Si te gusta el juego del teísmo, sé un creyente. Pero eso son juegos, no la realidad. La realidad es algo más. La realidad se ocupa de ti, no de lo que crees. La realidad eres tú, no lo quecrees. La realidad está tras la mente, no en los contenidos de la mente, porque el ser creyente es un contenido de la mente, el ateísmo es un contenido de la mente. Son algo mental. El hinduismo es un contenido de la mente, el cristianismo es un contenido de la mente.


Patanjali se ocupa de lo que hay más allá, no del contenido. Dice, "Desembarázate de toda la mente. Todo lo que contiene no sirve para nada". Puede que estés acarreando con bellas filosofías. Patanjali dice, "Tíralas. Todo es basura". Es difícil. Si alguien dice, "Tu Biblia es basura, tu
Gita es basura, tus escritos sagrados son todo basura podrida; tíralos", te quedarás conmocionado. Pero esto es lo que va a suceder. Patanjali no va a acceder a ningún compromiso contigo. No se compromete a nada. Y ésa es la belleza. Esa es su singularidad.





27 may 2020

Yoga: La Ciencia del Alma, Osho. Vol. I: parte III, Introducción al yoga



Yoga:
La Ciencia del Alma,
Vol. I
Autor : Osho. 1974.

Discursos sobre los Yoga Sufras de Patanjali,
recopilados en diez volúmenes. Bombay, India




Capítulo 1

Introducción al Yoga (parteIII) Sutra I.2






Si tu mente se ha dado cuenta de que cualquier cosa que hayas estado haciendo hasta ahora carece de sentido, de que es una pesadilla en el peor de los casos, o un bello sueño en el mejor de los casos, entonces el camino de la disciplina se abre ante ti. ¿ Cuál es ese camino?.

La definición fundamental es,

Yoga es la cesación de la mente chitta vritti nirodha.

Te dije que Patanjali es puramente matemático. En una sola frase, Ahora la disciplina del Yoga, ha acabado contigo. Esta es la única frase que ha sido empleada para ti. Ahora da por sentado que estás interesado en el Yoga, no como una esperanza, sino como disciplina, como una transformación aquí y ahora.

El procede a definirlo:

Yoga es la cesación de la mente

Esta es la definición de Yoga; la mejor. El Yoga ha sido definido de muchas formas. Algunos dicen que el Yoga es el encuentro de la mente con lo Divino, por eso se denomina Yoga. Yoga significa encuentro, reunión. Otros dicen que Yoga quiere decir abandonar el ego; el ego es la barrera. En el momento en que te desprendes del ego, te reúnes con lo Divino. Ya estabas unido; sólo que por culpa del ego parecía que estabas separado. Y hay muchas, pero la de Patanjali es la más científica.

Dice,

Yoga es la cesación de la mente



Yoga es el estado de no-mente. La palabra "mente" lo cubre todo: tus egos, tus deseos, tus esperanzas, tus filosofías, tus religiones, tus escrituras. "Mente" lo abarca todo. Todo aquello que puedas pensar, es mente. Todo lo que es conocido, todo lo que puede ser conocido, todo lo que es cognoscible, está contenido en "mente". La cesación de la mente quiere decir la cesación de lo conocido, la cesación de lo cognoscible. Es un salto a lo desconocido. Cuando no hay mente, estás en lo desconocido. El Yoga es un salto a lo desconocido. No es correcto decir "desconocido", es mejor decir, "incognoscible".


¿Qué es la mente? ¿Qué es lo que hace la mente? ¿Qué es? Por lo general creemos que la mente es algo substancial que tenemos en la cabeza. Patanjali no está de acuerdo con esto, y nadie que haya conocido las interioridades de la mente lo estará tampoco. La ciencia moderna tampoco está de acuerdo. La mente no es algo substancial dentro de la cabeza. La mente es solamente una función, una actividad.



Caminas y dices que estás caminando. ¿Qué es caminar? Si te detienes, ¿dónde está el caminar? Si te sientas, ¿dónde se ha ido el caminar? El caminar no es nada substancial; es una actividad. Por eso mientras estás sentado nadie te pregunta, "¿Dónde has dejado tu caminar? Hace un momento caminabas, ¿dónde se ha ido ahora?" Te reirías. Le dirías, "El caminar no es algo substancial; es sólo una actividad. ¡Puedo caminar! De nuevo puedo caminar y puedo detenerme. Es una actividad".



La mente también es una actividad, pero debido a la palabra "mente", parece como si allí hubiera algo substancial. Es mejor llamarla "mentalizar", de la misma forma que dices "caminar". Mente quiere decir "mentalizar"; mente quiere decir pensar. Es una actividad.


He citado una y otra vez a Bodhidharma. Llegó a la China y el emperador de la China fue a verle. El emperador le dijo, "Mi mente está muy inquieta, muy alterada. Tú eres un gran sabio y te he estado esperando. Dime que he de hacer para tranquilizar mi mente".


Bodhidharma le dijo, "No hagas nada. Primero trae ante mí tu mente". El emperador no pudo entenderlo. Le dijo, "¿Qué quieres decir?" El contestó, "Ven de madrugada, a las cuatro en punto, cuando aquí no haya nadie. Ven solo y acuérdate de traer tu mente contigo" .


El Emperador no pudo conciliar el sueño en toda la noche. Muchas veces abandonó la idea: "Este hombre parece estar loco. ¿Qué querrá decir cuando dice «Ven con tu mente; no te olvides»?" Pero ese hombre era tan encantador, tan carismático que no fue capaz de anular la cita. Como si un imán le estuviera atrayendo, a las cuatro en punto saltó de la cama y se dijo a sí mismo, "Pase lo que pase, he de ir. Este hombre tiene algo. Sus ojos dicen que tiene algo. Parece estar un poco loco, pero aún así he de ir a ver que ocurre".


Cuando llegó, Bodhidharma estaba sentado con su gente. Le dijo, "¿De modo que has venido? ¿Dónde está tu mente? ¿La has traído o no?" El Emperador le dijo, "Dices tonterías. Cuando estoy aquí, mi mente está aquí y no es algo que pueda olvidar en cualquier sitio. Está en mí'. A lo que Bodhidharma replicó, "De acuerdo. De modo que lo primero está decidido: la mente está dentro ti". El emperador le dijo, "Cierto, la mente está dentro de mí". Bodhidarma le dijo, "Ahora cierra tus ojos y encuentra dónde está. Y si eres capaz de descubrir dónde está, dímelo de inmediato. La apaciguaré".


Así que el emperador cerró sus ojos, y lo intentó e intentó, buscó y buscó. Cuanto más miraba, más se daba cuenta que no existía la mente; la mente es actividad. No es algo que haya ahí y que puedas señalarlo. Pero en el instante en que él se dio cuenta de que no era nada, entonces el absurdo de su pregunta le resultó evidente. Si no es nada, no se puede hacer nada con ella. Si es una actividad, entonces no hagas esa actividad; eso es todo. Es como caminar: no camines.


Abrió sus ojos. Se postró ante Bodhidharma y le dijo, "No hay una mente que pueda ser encontrada". Bodhidharma le dijo, "Entonces te la he tranquilizado. Y siempre que sientas que estás inquieto, simplemente mira dentro de ti y busca donde está esa intranquilidad". El observar mismo es anti-mente, porque observar no es pensar. Y si observas intensamente toda tu energía se convierte en una mirada y esa misma energía es la que se convertía en movimiento y pensamiento."

Yoga es la cesación de la mente


Esta es la definición de Patanjali. Cuando no hay mente, estás en el Yoga. Cuando la mente está presente, no estás en Yoga. De modo que puedes practicar todas las posturas, pero si la mente sigue funcionando, si sigues pensando, no estás en el Yoga. Yoga es el estado de no-mente. Si puedes estar sin la mente, sin adoptar ninguna postura, te habrás convertido en un perfecto yogui. Esto ha sucedido a muchos sin adoptar postura alguna, y no les ha sucedido a muchos otros que han estado practicando posturas durante numerosas vidas.



Porque lo fundamental que hay que entender es: cuando la actividad del pensar no está presente, tú estás presente; cuando la actividad de la mente no está presente, cuando los pensamientos han desaparecido, cuando son como nubes, cuando han desaparecido, tu ser, como el cielo, está despejado. Siempre ha estado allí, solamente que cubierto de nubes, cubierto de pensamientos.

Yoga es la cesación de la mente


En Occidente, en la actualidad, hay una gran atracción por el Zen, un método japonés de Yoga. La palabra "zen" proviene de dhyana. Bodhidharma introdujo esta palabra dhyana en China. En China la palabra dhyana se convirtió en jan y luego en chan y entonces la palabra viajó a Japón y se convirtió en zen.


La raíz es dhyana. Dhyana significa no-mente, de forma que todo el adiestramiento zen en Japón no es más que cómo parar la mente, cómo llegar a ser una no-mente, cómo permanecer simplemente sin pensar. ¡Inténtalo! Cuando digo que lo intentes parece algo contradictorio porque no hay otra forma de decirlo. Porque si lo intentas, con sólo intentarlo, el esfuerzo provendrá de la mente. Puedes sentarte en una postura y entonar algún japa, un cántico, un mantra, o simplemente puedes sentarte en silencio, sin pensar. Pero entonces el no pensar se convierte en pensar. Entonces sigues diciendo: "No he de pensar, no he de pensar, he de dejar de pensar", pero esto es puro pensar.


Trata de entenderlo. Cuando Patanjali dice no-mente, la cesación de la mente, quiere decir una completa cesación. No te permitirá que entones un japa, Ram-Ram-Ram. El te dirá que esto no es dejar de pensar, que estás usando la mente. Te dirá, "¡Simplemente, detente!" Pero tú le preguntarás, "¿Cómo? ¿Cómo he de hacer para simplemente parar?" La mente continúa. Aún estando sentado, la mente continúa. Aunque tú no lo hagas, ella sigue actuando.


Patanjali dice que simplemente observes. Deja que la mente actúe, deja que la mente haga lo que sea que haga. Tan sólo observa. No interfieras. Sé simplemente un testigo, sé un observador, sin implicarte, como si la mente no te perteneciera, como si no fuera contigo, como si no fuera asunto tuyo. ¡No te impliques! Solamente observa y deja a la mente que fluya. Está fluyendo debido a su inercia anterior, porque siempre la has ayudado a fluir. La actividad ha almacenado su propia inercia, por eso fluye. Simplemente no cooperes. Observa y deja que la mente fluya.


Durante muchas, muchas vidas, puede que durante millones de vidas, has cooperado con ella, la has ayudado, le has dado tu energía. El río seguirá fluyendo un rato. Si no cooperas, si te despreocupas -la palabra que emplea Buda es upeksha, observando sin implicarte, simplemente observando, sin hacer absolutamente nada- la mente fluirá por un rato y se parará por sí misma. Cuando gasta su inercia, cuando la energía ha fluido, la mente se para. Cuando la mente se para, estás en el Yoga; has alcanzado la disciplina.
Esta es la definición:

Yoga es la cesación de la mente

Entonces el testigo se halla asentado en sí mismo "Cuando la mente cesa, el testigo se encuentra asentado en sí mismo. Cuando puedes simplemente observar, sin estar identificado con la mente, sin juzgar, sin hacer valoraciones, sin condenar, sin escoger, simplemente mirando como fluye la mente, llega un momento en que, por sí misma, la mente se detiene.


Cuando no hay mente, estás asentado en tu posición de testigo. Entonces te has convertido en el testigo; simplemente el que ve, un drashta, un sakshin. Entonces no eres el que actúa, entonces no eres el que piensa. Entonces eres simplemente ser, puro ser, lo más puro del ser. Entonces el testigo se halla asentado en sí mismo.

En los demás estados existe una identificación 
con las modificaciones de la mente.


Excepto cuando eres un testigo, en todos los demás estados, te hallas identificado con la mente. Te vuelves uno con el flujo de tus pensamientos, te vuelves uno con las nubes; a veces con una nube blanca, a veces con la nube negra, a veces con una nube cargada de lluvia, a veces con una nube vacía, pero siempre te unificas con el pensamiento, te haces uno con la nube y te pierdes la pureza del cielo, la pureza del espacio. Te obnubilas, y esta obnubilación sucede porque te identificas, porque te haces uno.


Llega un pensamiento. Estás hambriento y el pensamiento relampaguea en tu mente. El pensamiento es simplemente que hay hambre, que el estómago se siente hambriento. Inmediatamente te identificas y dices, "Yo tengo hambre". La mente estaba llena con la idea de que había hambre; tú te has identificado y dices, "Yo tengo hambre". Esta es la identificación.


Buda también siente hambre, Patanjali también siente hambre, pero Patanjali nunca dirá, "Tengo hambre". Dirá, "El cuerpo tiene hambre"; dirá, "Mi estómago tiene hambre"; dirá, "El hambre está presente. Yo soy un testigo. Estoy viendo el pensamiento de que "Tengo hambre" y que ha sido enviado por el estómago al cerebro. La tripa siente hambre; Patanjali permanecerá como testigo. Tú te identificas, te unificas con el pensamiento.

Entonces el testigo está asentado en sí mismo
En los demás estados existe identificación 
con las modificaciones de la mente


Esta es la definición,

Yoga es la cesación de la mente


Cuando la mente cesa, estás establecido en tu Yo de testigo. En los demás estados, excepto en éste, surgen las identificaciones. Y todas las identificaciones constituyen el samsara; constituyen el mundo. Si estás inmerso en las identificaciones, estás inmerso en el mundo, en el sufrimiento. Si has trascendido las identificaciones, estás liberado. Te has convertido en un sidha, estás en el Nirvana. Has trascendido este mundo de sufrimiento y has entrado en el mundo de la felicidad.
Y este mundo está aquí y ahora, ahora mismo, en este mismo momento. No has de esperar ni un sólo instante. Simplemente conviértete en el testigo de la mente y ya habrás entrado. Identifícate con la mente y te lo habrás perdido. Esta es la definición fundamental.


Recuérdalo todo porque, más adelante, con otros sutras, entraremos en detalles: qué hay que hacer, cómo hay que hacerlo, pero siempre recuerda este fundamento. 

Uno ha de alcanzar el estado de no-mente: ésta es la meta.



26 may 2020

Yoga: La Ciencia del Alma, Osho. Vol. I: parte II, Introducción al yoga

Yoga:
La Ciencia del Alma,
Vol. I
Autor : Osho. 1974.

Discursos sobre los Yoga Sufras de Patanjali,
recopilados en diez volúmenes. Bombay, India



Capítulo 1

Introducción al Yoga (parte II)





El primer sutra:


Ahora la disciplina del Yoga. 

Atha yoga nush asanam

Ahora la disciplina del Yoga. Cada palabra ha de ser entendida por separado porque Patanjali no emplea palabras superfluas.

Ahora la disciplina del Yoga.


En primer lugar trata de comprender la palabra "ahora". Este "ahora" indica el estado de mente del que te estaba hablando. Si estás desilusionado, si no tienes esperanzas, si eres consciente de la completa futilidad de todo deseo, si ves tu vida como carente de sentido -todo lo que has estado haciendo hasta ahora ha muerto, nada queda en el futuro- estás en un absoluto desespero; lo que Kierkegaard llama angustia. Si estás angustiado, sufriendo, sin saber qué hacer, sin saber adónde ir, sin saber a quién mirar, al borde mismo de la locura o del suicidio o de la muerte, todo el modelo de tu vida se ha vuelto fútil. Si este momento ha llegado, Patanjali dice,

Ahora la disciplina del Yoga;

solamente entonces podrás entender la ciencia del Yoga, la disciplina del Yoga.


Si ese momento no ha llegado, puedes continuar estudiando Yoga, puedes convertirte en un gran erudito, pero no serás un yogui. Podrás escribir tesis sobre ello, podrás dar discursos sobre ello, pero no serás un yogui. El momento aún no te ha llegado. Intelectualmente puedes estar interesado; mediante tu mente puedes relacionarte con el Yoga, pero el Yoga no es nada si no es una disciplina. El yoga no es un shastra, no es un texto. Es una disciplina. Es algo que has de hacer. No es curiosidad, no es especulación filosófica. Es algo más profundo que esto. Es cuestión de vida o muerte.


Si ha llegado el momento en que sientes que todas las direcciones se han vuelto confusas, en que todos los caminos han desaparecido, que el futuro es oscuro y que cada deseo se ha vuelto amargo, y que con cada deseo solamente has conocido desencanto, que todo ir en pos de esperanzas y sueños ha cesado,


Ahora la disciplina del Yoga


Este "ahora" puede no haber llegado. Entonces puedo seguir hablando del Yoga, pero tú no escucharás. Solamente podrás escuchar si el momento te ha llegado.



¿Estás absolutamente insatisfecho? Todo el mundo contestará, "sí", pero esa insatisfacción no es real. Estás insatisfecho con esto, puede que estés insatisfecho con esto otro, pero no estás totalmente insatisfecho. Todavía albergas esperanzas. Estás insatisfecho con tus expectativas pasadas, pero con las futuras aún estás esperando. Tu insatisfacción no es total. Todavía estás suspirando por alguna satisfacción, por alguna gratificación.


A veces te sientes desesperado, pero esa desesperación no es auténtica. Te sientes desesperado porque no has logrado ciertos anhelos; ha habido esperanzas no satisfechas. Pero la esperanza aún está ahí, la esperanza no ha desaparecido. Aún esperas. Estás insatisfecho con esta esperanza, con esa ilusión, pero no estás desencantado del esperar en sí. Si estás desencantado con el esperar mismo, entonces te ha llegado el momento en que puedes penetrar en el Yoga. Y entonces está introducción no será algo mental, especulativo. Esta entrada será una introducción a una disciplina.


¿Qué es disciplina? Disciplina quiere decir crear un orden en ti. Tal y como eres, eres un caos. Tal y como eres, estás en absoluto desorden. Gurdjieff solía decir -y Gurdjieff se asemeja en muchas maneras a Patanjali; trataba de diversas maneras de hacer de la esencia de la religión una ciencia-, Gurdjieff dice que no eres uno, que eres una multitud. Ni siquiera cuando dices "yo", existe el "yo". Hay muchos "yoes" en ti, muchos egos. Por la mañana un "yo"; por la tarde, otro "yo"; por la noche, un tercer "yo", pero nunca te das cuenta de esta confusión porque ¿quién será el que vaya a darse cuenta? No existe un centro que pueda llegar a hacerse consciente.



Que "el Yoga es una disciplina" quiere decir que el Yoga quiere crear un centro cristalizado en ti. Tal y como eres, eres una multitud, y una multitud posee muchas características. Una es que no puedes confiar en una multitud. Gurdjieff solía decir que el hombre no puede prometer. ¿Quién será el que prometa? Tú no estás allí. Si tú prometes, ¿quién cumplirá la promesa? Al día siguiente, aquél que prometió ya no estará allí.



La gente acude a mí y me dice, "Ahora haré un voto. Prometo hacer esto". Yo les digo "Piénsatelo dos veces antes de prometer algo. ¿Confías acaso que el que ha hecho la promesa esté presente dentro de un rato?" Decides levantarte pronto desde mañana en adelante; a las cuatro en punto. A las cuatro en punto, alguien en tu interior dice, "Déjalo. Hace frío afuera. ¿Y por qué tienes tanta prisa? Podemos hacerlo mañana." Y te duermes de nuevo.


Cuando te levantas te sientes arrepentido, y piensas, "Eso no está bien. Debería haberlo hecho". Y de nuevo tomas la decisión, "Mañana lo haré". Y lo mismo sucederá mañana porque a las cuatro de la madrugada aquél que hizo la promesa ya no está allí; otro está en su silla. Y tú eres como el Rotary Club: el presidente va cambiando. Todos los miembros llegan a ser presidentes. Existe una rotación. A cada momento alguien distinto es el amo. Gurdjieff solía decir, "Esta es la principal característica del hombre: no es capaz de prometer". No puedes cumplir tus promesas. Sigues prometiendo y sabes bien que no podrás cumplirlo, porque no eres uno; eres un desorden, un caos. Por esto

Patanjali dice,
"Ahora la disciplina del Yoga".


Si tu vida se ha convertido en puro sufrimiento, si te has dado cuenta de que cualquier cosa que haces se convierte en un infierno, entonces el momento ha llegado. Este momento puede cambiar tu dimensión, tu dirección del ser.


Hasta ahora has vivido como un caos, como una multitud. Yoga significa que ahora tendrás que ser una armonía, tendrás que hacerte uno. Se necesita una cristalización, se necesita un centramiento. Y a menos que logres un centro, todo lo que hagas será inútil. Es desperdiciar vida y tiempo. En primer lugar es necesario un centro, y solamente puede ser dichosa una persona que tiene un centro. Todo el mundo quiere tenerlo, pero tú no puedes pedirlo. ¡Has de ganártelo! Todo el mundo suspira por un estado de felicidad en su ser, pero solamente se puede ser feliz con un centro. Una multitud no puede ser feliz, una multitud no posee un Yo. No tiene un atman. ¿Quién será el que va a ser feliz?


"Felicidad" significa absoluto silencio y el silencio es posible solamente cuando existe armonía, cuando todos los fragmentos disonantes se han vuelto uno; cuando no se es una multitud, sino uno.


Cuando estás solo en la casa y no hay nadie más allí, entonces eres feliz. Ahora mismo tienes a todo el mundo en tu casa; tú no estás allí. Solamente los invitados están allí; el anfitrión está siempre ausente. Y solamente el anfitrión puede ser feliz.


A este centramiento Patanjali lo llama "disciplina", anushasanam. La palabra "disciplina" es hermosa. Deriva de la misma raíz que "discípulo". "Disciplina" quiere decir "capacidad de aprender", "capacidad de saber". Pero no puedes saber, no puedes aprender, mientras no hayas alcanzado la capacidad de ser.


Una vez un hombre acudió a Buda y le dijo... debió de haber sido un reformador social, un revolucionario. Le dijo a Buda, "El mundo está sumido en el sufrimiento. Estoy de acuerdo contigo". Buda nunca dijo que el mundo estuviera sumido en el sufrimiento. Buda dice, "Tú eres tu sufrimiento", no el mundo. La vida es el sufrimiento, no el mundo. El hombre es el sufrimiento, no el mundo. La mente es el sufrimiento, no el mundo. Pero este revolucionario le dijo, "El mundo está sumido en el dolor. Estoy de acuerdo contigo. Ahora dime exactamente qué es lo que puedo hacer. Tengo una profunda compasión y deseo servir a la Humanidad."



El servicio debió de haber sido su lema. Buda le miró y permaneció en silencio. Ananda, un discípulo de Buda, le dijo, "Este hombre parece ser sincero. Guíalo. ¿Por qué guardas silencio?" Entonces Buda le dijo a aquel revolucionario, "Quieres servir al mundo, pero ¿dónde estás tú? No veo a nadie en tu interior. Miro en ti y no hay nadie. No posees ningún centro y, a menos que poseas un centro, todo lo que hagas creará más daño". Todos tus reformadores sociales, todos tus revolucionarios, tus líderes, son los grandes engendradores de sufrimiento, los traficantes de sufrimiento. El mundo sería mejor si no existieran los líderes. Ellos no pueden ayudar. Han de hacer algo porque el mundo está sumido en el sufrimiento. Y al no estar centrados, hagan lo que hagan, creará más sufrimiento. La compasión sola no servirá, el servicio a solas no servirá. La compasión proveniente de un ser centrado es algo totalmente distinto. La compasión proveniente de una multitud es dañina. Esa compasión es un veneno.


Ahora la disciplina del Yoga

Disciplina significa capacidad de ser, capacidad de saber, capacidad de aprender. Debemos entender estas tres cosas.

La capacidad de ser. Las posturas del Yoga no se ocupan realmente del cuerpo; se ocupan de la capacidad de ser. Patanjali dice que si eres capaz de sentarte en silencio sin mover tu cuerpo durante unas pocas horas, estás creciendo en la capacidad de ser. ¿Por qué te mueves? No puedes sentarte sin estar moviéndote, ni tan sólo unos pocos segundos. Tu cuerpo empieza a moverse. Sientes picor en cierto sitio, las piernas se adormecen, muchas cosas empiezan a pasarte. Esas son solamente excusas para que te muevas.


No eres el amo. No le puedes decir al cuerpo, "A partir de ahora y durante una hora, no voy a moverme". El cuerpo se rebelará de inmediato.

Inmediatamente te obligará a moverte, a que hagas algo y te lo justificará: "Has de moverte porque un insecto te está picando". Puede que no encuentres al insecto cuando lo busques. No eres un ser; eres una constante agitación, una continua actividad febril. Las asanas de Patanjali, las posturas, no se ocupan realmente de ningún adiestramiento fisiológico, sino de un adiestramiento interior del ser; simplemente ser, sin hacer nada, sin ningún movimiento, sin actividad alguna, solamente estando allí. Este permanecer allí ayudará al centramiento.



Si eres capaz de permanecer en una postura, el cuerpo se convertirá en un esclavo; te seguirá. Y cuanto más te siga el cuerpo, un mayor ser morará en tu interior, habrá en ti un ser más fuerte. Y, recuerda, si el cuerpo no se mueve, la mente no puede moverse, porque la mente y el cuerpo no son dos cosas; son dos extremos de un mismo fenómeno. Tú no eres cuerpo y mente, eres cuerpo-mente. Tu personalidad es psicosomática; las dos cosas: cuerpo-mente. La mente es la parte más sutil del cuerpo. O puedes decirlo a la inversa, el cuerpo es la parte más burda de la mente.


Por eso cualquier cosa que le pase al cuerpo, le pasa a la mente y viceversa; cualquier cosa que le pasa a la mente le pasa al cuerpo. Si el cuerpo está inmóvil y tú puedes mantener una postura, si puedes decir al cuerpo, "Quédate inmóvil", la mente guardará silencio. En realidad, la mente empieza a moverse y trata de mover el cuerpo, porque si el cuerpo se mueve, entonces la mente puede moverse. Con un cuerpo inmóvil, la mente no puede moverse; necesita de un cuerpo que se mueva.


Si el cuerpo está inmóvil, la mente está inmóvil; tú estás centrado. Esta postura de inmovilidad no es solamente una habilidad fisiológica. Sirve para crear una situación en la que se dé el centramiento, en la cual te vuelvas disciplinado. Cuando tú eres, cuando te has centrado, cuando sabes lo que esto significa, entonces puedes aprender, porque entonces eres humilde. Entonces puedes entregarte. Entonces ningún falso ego se colgará de ti porque una vez que estás centrado sabes que todos los egos son falsos. Entonces puedes postrarte. Entonces habrá nacido un discípulo.


Ser un discípulo es un gran logro. Solamente a través de la disciplina llegarás a ser un discípulo. Solamente mediante el estar centrado llegarás a ser humilde, te volverás receptivo, te volverás vacío, y el gurú, el Maestro, podrá verterse en ti. Con tu vacío, con tu silencio, él podrá llegar y alcanzarte. La comunicación se hará posible.



Un discípulo quiere decir uno que está centrado, que es humilde, receptivo, abierto, que está dispuesto, alerta, esperando, en oración. En Yoga, el Maestro es muy, muy importante, absolutamente importante, porque solamente cuando estás en la íntima cercanía de un ser que está centrado, se despierta tu propio centro.


Ese es el significado de satsang. Conoces la palabra satsang. Está absolutamente mal empleada. Satsang quiere decir íntimamente cerca de la Verdad, significa cerca de la Verdad, significa próximo a un Maestro que se ha vuelto uno con la Verdad; solamente estar cerca de él, abierto, receptivo y expectante. Si tu espera se ha vuelto profunda, intensa, surgirá una profunda comunión.


El Maestro no hará nada. Simplemente estará allí, asequible. Si estás abierto, fluirá en ti. A este fluir se le llama satsang. Con un Maestro no tendrás necesidad de aprender nada más. Si puedes aprender a estar en satsang, eso es suficiente; simplemente estando cerca de él, sin preguntar, sin pensar, sin argumentar, solamente allí presente, asequible de tal forma que el ser del Maestro pueda fluir en ti. Y el ser puede fluir. De hecho ya está fluyendo. Siempre que alguien alcanza la integridad, su ser se convierte en una radiación. El fluye. Tanto si lo recibes como si no, no es importante. El fluye como un río. Si estás vacío como una vasija, dispuesto, abierto, él fluirá en ti.


Un discípulo significa uno que está dispuesto a recibir, uno que se ha convertido en un útero; el Maestro puede penetrarle. Este es el significado de la palabra satsang. No es realmente un discurso; el satsang no es un discurso. Puede que haya un discurso, pero el discurso es una excusa. Vosotros estáis aquí y yo hablaré sobre los sutras de Patanjali. Esto es una excusa. Si estás realmente aquí, entonces el discurso, la charla, se convierte en una excusa para que tú estés aquí, para que estés presente. Y si realmente estás aquí, empieza el satsang. Puedo fluir y ese flujo es más profundo que cualquier charla, que cualquier comunicación mediante el habla, que cualquier encuentro contigo a través del intelecto.


Mientras tu mente está ocupada, si eres un discípulo, si eres un ser disciplinado, mientras tu mente está ocupada en escucharme, tu ser puede estar en satsang. Entonces tu cabeza está ocupada; tu corazón está abierto. En un nivel más profundo, surge entonces el encuentro. Ese encuentro es satsang y todo lo demás es una excusa solamente en función de encontrar formas de estar cercano al Maestro.


La proximidad lo es todo, pero solamente un discípulo puede estar cerca. No todo el mundo puede estar cerca. La cercanía significa una confianza amorosa. ¿Por qué no estamos próximos? Porque tenemos miedo. Demasiado cerca puede ser peligroso, demasiado abierto puede ser peligroso porque te vuelves vulnerable y entonces te será difícil defenderte. De modo que, como medida de seguridad, nos mantenemos a distancia de todo el mundo, nunca dejamos que se aproximen a partir de una determinada distancia.


Todo el mundo tiene un territorio a su alrededor. Siempre que alguien invade tu territorio, te asustas. Todo el mundo posee un espacio al que proteger. Tú estás sentado a solas en tu habitación. Un desconocido entra en tu habitación. Fíjate simplemente en el instante en que verdaderamente te asustas. Hay una cierta distancia. Si él traspasa ese punto, si va más allá de ese punto, te asustas, te entra miedo. Empiezas a sentir un temblor repentino. El puede moverse dentro de unos ciertos límites.


Estar cercano quiere decir que ahora no tienes ningún territorio propio. Estar cerca quiere decir ser vulnerable; estar cerca quiere decir que suceda lo que suceda no vas a pensar en términos de seguridad.


Un discípulo puede estar cerca por dos razones. Una: él está centrado, está tratando de estar centrado. Una persona, aunque sólo esté tratando de estar centrada, pierde el miedo, se vuelve intrépida. Posee algo que no puede ser matado. Tú no tienes nada; de ahí el miedo. Eres una multitud. La multitud puede dispersarse en cualquier momento. No posees ningún apoyo que vaya a estar allí suceda lo que suceda. Estás existiendo sin un apoyo, sin una base; un castillo de naipes, siempre atemorizado. Cualquier viento, cualquier brisa puede destruirte, de modo que has de protegerte.


Debido a esta constante protección no puedes amar, no puedes confiar, no puedes ser amistoso. Puedes tener muchos amigos, pero no habrá amistad porque la amistad necesita proximidad. Puedes tener esposos y esposas y ésos que llamas amantes, pero no hay amor porque el amor requiere proximidad, el amor necesita confianza. Puedes tener gurús, puedes tener Maestros, pero no serás un discípulo porque no te puedes permitir entregarte por completo a otro, acercarte a su ser, aproximarte a su ser, de modo que pueda inundarte, subyugarte.


Un discípulo quiere decir un buscador que no es una multitud, uno que trata de estar centrado y cristalizado, que al menos lo intenta, que se esfuerza, que se esfuerza sinceramente por convertirse en un individuo, en sentir su propio ser, en llegar a ser su propio amo. Toda la disciplina del Yoga es un esfuerzo para hacerte el amo de ti mismo. Tal y como eres, eres un esclavo de muchos, muchos deseos. Hay muchos, muchos amos ahí y tú eres simplemente un esclavo y eres lanzado en muchas direcciones.

Ahora la disciplina del Yoga


El Yoga es disciplina. Es un esfuerzo de tu parte por cambiarte a ti mismo. Hay muchas más cosas que han de ser comprendidas. El Yoga no es una terapia. En Occidente están ahora en boga muchas terapias psicológicas y muchos psicólogos occidentales piensan que el Yoga es también una terapia. ¡No lo es! Es una disciplina. ¿Y cuál es la diferencia? Esta es la diferencia: se necesita una terapia si estás enfermo, se necesita una terapia si tienes una enfermedad, se necesita una terapia si tienes una patología. Se necesita una disciplina aunque estés sano. En realidad, solamente cuando estás sano puede una disciplina ayudarte. No es para casos patológicos. El Yoga es para aquellos que están completamente sanos, normales, por lo que respecta a la ciencia médica. No son esquizofrénicos, no están locos, no están neuróticos. Son gente normal, gente sana sin ninguna patología determinada. Y aún así son conscientes de que sea lo que sea esa normalidad, es algo fútil, sea lo que sea, la salud no sirve de nada. Se necesita algo más, se necesita algo más grande, se necesita algo más sagrado y más total.


Las terapias son para la gente enferma. Las terapias pueden ayudarte a llegar al Yoga, pero el Yoga no es una terapia. El Yoga es para una clase de salud superior, para una clase de salud diferente, para una clase de ser y de totalidad diferente. La terapia puede, a lo sumo, reajustarte. Freud dice que no podemos hacer más. Podemos hacer de ti un miembro normal, adaptado a la sociedad. Pero si la sociedad en sí misma es patológica, entonces ¿qué? ¡y es así! La sociedad está enferma. Una terapia puede normalizarte en el sentido de que te ajusta a la sociedad, ¡pero la sociedad está en sí misma enferma!


Por eso, a veces sucede que en una sociedad enferma una persona que está sana es considerada enferma. Jesús es considerado un enfermo y se hacen todos los esfuerzos posibles para reajustarlo. Y cuando descubren que es un caso sin esperanzas, entonces lo crucifican. Cuando descubren que no pueden hacer nada, que este hombre es incurable, entonces lo crucifican. La sociedad está enferma en sí misma porque la sociedad no es más que tu colectividad. Si todos los miembros están enfermos, la sociedad está enferma y cada uno de los miembros ha de adaptarse a ella.


El Yoga no es una terapia, el Yoga no trata en forma alguna de adaptarte a la sociedad. Si quieres definir al Yoga en términos de adaptación, entonces no es una adaptación a la sociedad, sino que su adaptación es a la Existencia misma. ¡Es sintonizarse con lo Divino!


De modo que puede suceder que un perfecto yogui pueda parecerte un loco. Puede que parezca que no está en sus cabales, que está fuera de su mente, porque ahora él está en comunicación con algo mayor, con una mente superior, con un orden de cosas más elevado. Está en contacto con la mente universal. Siempre ha sucedido así: un Buda, un Jesús, un Krishna, siempre parecen, de algún modo, excéntricos. No pertenecen a lo nuestro; parecen ser forasteros.


Por eso les llamamos avataras, forasteros. Han llegado como si vinieran de otro planeta; no son como nosotros. Pueden ser superiores, pueden ser buenos, pueden ser divinos, pero no son como nosotros. Vienen de alguna otra parte. No son parte de nuestro ser, de la Humanidad. El sentimiento de que son forasteros ha ido persistiendo; ¡no lo son! Ellos son los que verdaderamente están dentro, porque han tocado el núcleo más interno de la Existencia. Pero a nosotros no nos lo parecen.

Ahora la disciplina del Yoga.