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26 nov 2017

El Yoga y la mujer - part. 3: Menopausia

Por  Geeta Iyengar


Veamos cuáles son las tres etapas importantes en la vida de una mujer desde su juventud, hasta la mediana edad y la vejez:


Éstos son períodos de prueba y jalones de su vida. Veamos ahora de qué modo afectan estas funciones en cada etapa a su cuerpo y a su mente y si la práctica de las asanas y del pranayama pueden serle útiles.


MENOPAUSIA 

Entre los 40 y los 50 años, las mujeres experimentan trastornos en su ciclo menstrual. La menstruación se puede interrumpir sin más, volverse irregular o bien disminuir en cantidad. Todo esto son signos naturales de que las funciones reproductoras están tocando a su fin. Al igual que al principio de la menstruación se producen trastornos físicos, fisiológicos y psicológicos, en esta etapa la mujer tiene que enfrentarse de nuevo a los trastornos propios de la menopausia. Cuando los ovarios dejan de funcionar, las otras glándulas, concretamente la tiroides y las suprarrenales, se vuelven hiperactivas y se produce un desequilibrio hormonal. A raíz de ello, las mujeres tenemos sofocos, hipertensión, pesadez en los pechos, dolores de cabeza, insomnio, obesidad, etc. Debido a los cambios en los procesos fisiológicos y metabólicos y en los estados emocionales y psicológicos, la mujer tiene aprender a enfrentarse al nuevo problema mejorando su estabilidad física y mental.

Puede haber trastornos emocionales, pérdida de la serenidad y el aplomo, que devendrán en arranques de mal genio, celos, depresión, miedo y ansiedad, todo ello a raíz de un sentimiento de haber dejado de ser mujer. Este es un período critico de adaptación. En esta etapa las prácticas de las asanas es muy beneficiosa, puesto que tranquiliza el sistema nervioso y aporta equilibrio.

El yoga es un regalo para cuando nos hacemos mayores. La mujer que empieza a practicar yoga en sus años de senectud, no solo consigue salud y felicidad, sino también una mente renovada, puesto que el yoga ofrece una visión optimista de la vida y de un futuro más feliz, en lugar de pensar en el pasado sobre el que se cierne ya la oscuridad. La soledad y el nerviosismo, que crean tristeza y pesar, se destruyen mediante el yoga a medida que empieza una nueva vida. Por consiguiente, nunca es demasiado tarde para empezar. Si se empieza a practicar cuando se es mayor se produce un renacer que ayuda a enfrentarse a la muerte felizmente, con tranquilidad y valor.

Nadie está exento de practicar yoga y no hay excusas para no hacerlo. Hasta que punto es útil el yoga sólo se puede comprender mediante su práctica.

Indicaciones especiales

Las siguientes asana relajan los nervios: 
Prasarita Padottanasana, Uttanasana, Adho Mukha Svanasana, Janu Sisasana, Paschimottanasana, Supta Virasana, Matsyasana, Salamba Sirsasana, Salamba Sarvangasana, Halasana, Setu Bandha Sarvangasana, Dwi Pada Viparita Dandasana.

Maha Mudra, Sanmukhi Mudra, Savasana.

Ujjai Pranayama, Viloma Pranayama, Surya Bhedana Pranayama.

Para corregir el funcionamiento del sistema endocrino, son muy útiles las asanas invertidas y las asanas de torsión.
Maha Mudra, Sanmukhi Mudra, Savasana.
Ujjai Pranayama, Viloma Pranayama, Surya Bhedana Pranayama.

Para mantener la mente en calma se han de practicar asanas relajantes, como las siguientes: 
Parvottanasana, Prasarita Padottanasana, Padangusthasana, Uttanasana, Adho Mukha Svanasana, Janu Sirsasana, Ardha Baddha Padma Paschimottanasana, Triag Mukhaipada Paschimottanasana, Marichyasana, Paschimottanasana.

Siempre que nuestro estado sea normal durante la menopausia, se pueden practicar todas las asanas y pranayamas.


Fuente: "Yoga, a gem for women" - Geeta S. Iyengar.


Geeta Iyengar jovencita
 

23 nov 2013

El Yoga y la mujer - part. 2: Embarazo y Parto

Por  Geeta Iyengar
Ilustraciones de Alex Grey

Veamos cuáles son las tres etapas importantes en la vida de una mujer desde su juventud, hasta la mediana edad y la vejez:


Éstos son períodos de prueba y jalones de su vida. Veamos ahora de qué modo afectan estas funciones en cada etapa a su cuerpo y a su mente y si la práctica de las asanas y del pranayama pueden serle útiles.



2.Embarazo

Lo que dice el refrán, “lo que siembres recogeras”, es especialmente apto para las mujeres embarazadas. Una mujer que haya cuidado de su salud tendrá la recompensa de un embarazo saludable y de gestar un bebé sano. Para una mujer embarazada es esencial mantener su bienestar físico y mental por ella misma y por el bebé que lleva dentro. 

Hay conceptos equivocados respecto al yoga para las mujeres embarazadas. Algunas mujeres temen que practicar yoga durante el embarazo pueda provocarles un aborto. Esto, sin embargo, nada tiene que ver con la realidad. En las asanas se ejercita el útero para fortalecerlo y hacer que funciones correctamente para tener un buen parto.

“El momento para salvar la vida de un bebé en gestación es antes del embarazo”, como dice el dicho popular. Es totalmente cierto. Ya hemos mencionado el momento adecuado para empezar con las asanas, concretamente la pubertad, y si así se hace ayudará a la sadhaka a estar fuerte en el momento del embarazo. 

El embarazo es un estado natural, como lo es la menstruación. Aunque supone un gran cambio para todo el cuerpo, este vuelve a la normalidad después del parto. 

Aquí se ha de enfatizar un punto importante. Una deficiencia en la secreción interna de la glándula tiroides puede provocar un aborto. Por esa razón, las mujeres han de practicar posturas como shirsasana, sarvangasana, setu bhanda sarvangasana, janushirsasana, antes de la concepción. El correcto funcionamiento de las glándulas endocrinas es de vital importancia para gozar de una buena salud y el yoga ayuda a proporcionar este equilibrio hormonal. Las yogasanas son verdaderamente beneficiosas para prevenir los abortos debido a anomalías o a condiciones patológicas como la inflamación o el desplazamiento del útero. 

Las yogasanas también son útiles para evitar la esterilidad debida a anomalías en los ovarios, las glándulas o las trompas de Falopio. 

Por consiguiente, es recomendable para toda mujer empezar a practicar yoga antes de la concepción,  no solo para mejorar su salud como madre sino para asegurar la salud de las generaciones futuras.

Se aconseja a las mujeres embarazadas que tengan un cuidado especial durante los tres primeros meses. Al igual que la medicina, el yoga aconseja los cuidados prenatales. La madre necesita durante el embarazo sangre de buena calidad, rica en hemoglobina, y tener la presión arterial equilibrada. Las asanas son importantes para evitar signos peligrosos como la hipertensión, un rápido aumento de peso o albúmina en la orina.

Durante este período hay peligro de aborto debido a anomalías en la formación de la placenta, a prolapso (caída de un órgano), o a debilidad de los músculos uterinos. Durante este período es peligroso levantar mucho peso y dar saltos. Las yogasanas, sin embargo, no son violentas; refuerzan los músculos de la pelvis y favorecen la circulación sanguínea en dicha región; fortalecen el aparato reproductor, trabajan la columna vertebral y hacen que el parto sea mas llevadero. 

En este período las asanas que mas se recomiendan son Parvatanasa, Supta Virasana, Upavishta Konasana, Baddha Konasana, Shirsasana y Supta Padangusthasana. Estas posturas expanden la cavidad pelviana y crean espacio dentro del útero, asegurando una correcta circulación sanguínea y sitio para que el niño pueda moverse. Además, si se practica pranayama se relaja el sistema nervioso, se gana confianza y valor, y se vence la fatiga. Incluso las posturas invertidas realizadas correctamente son beneficiosas; mi padre y yo hemos guiaado a muchas mujeres en su practica de asanas hasta el noveno mes del embarazo. Sin embargo, cuando la respiración se vuelve pesada es mejor no continuar. La propia mujer, cuando se encuentra en un estado avanzado de su gestación es quien mejor puede jusgar. Puede darse cuenta de que ciertas posturas no son factible para ella debido a la pesadez que nota en la pelvis y el abdomen y por consiguiente también en el corazón. En esos casos, las asanas como Shirsasana, Sarvangasana y Halasana se han de interrumpir, pero otras posturas como las posturas sentadas con la espalda cóncava y las asanas de fortalecimiento de la columna si son aconsejables. La práctica de dichas asanas aligerará el abdomen y la pelvis, que estarán así mejor irrigados. Sin embargo, los pranayamas ujjayi y viloma se pueden realizar durante todo el embarazo. 

En las primeras etapas de la gestación pueden hacer su aparición las nauseas matinales, la apatía y la debilidad. A veces se producen pequeños sangrados y dolores en la región pelvidana, inchazon o adormecimiento de los pies, venas hinchadas y varices, dolor de espalda, estreñimiento, variación en la presión arterial, toxemia, dolor de cabeza, pereza, visión borrosa y retensión de orina. Para todos estos transtornos las asanas son fabulosas. 

No obstante, es aconsejable seguir un tratamiento médico si se descubre que el feto está en una posición anormal (cruzado o transversal) o si está muerto. El yoga practicado cuando el feto esté ya en posición de salida no puede hacer ningún daño. 

Al poco de haber tenido un aborto se puede reiniciar la práctica de las asanas y del pranayama, pero sin fatigar los órganos abdominales. Si se mantiene una constancia y un progreso, se puede aumentar gradualmente el tiempo de práctica y el número de asanas. 

Indicaciones especiales
Se recomienda a todas las mujeres que fomenten su salud después del matrimonio y antes del embarazo mediante la práctica regular de asanas y de pranayama. 

Las que ya han concebido, durante los tres primeros meses pueden practicar todas las asanas y pranayamas salvo urdhva prasarita padasana, jathara parivartanasana, paripurna navasana y todas las asanas de estiramientos hacia atrás.

Practique todas las asanas de pie, estiramientos hacia adelante, sentada y supinas, invertidas y torsiones, especialmente las que estiran la columna y ensanchan la pelvis. 

Las mujeres que padecen hipotiroidismo tienen tendencia a los abortos, para remediar esto, se recomiendan las asanas invertidas.

Para facilitar el parto, se han de practicar las siguientes asanas con frecuencia hasta muy avanzado el embarazo: Baddha Konasana, Supta Baddha Konasana, Upavishta Konasana y las asanas de estiramientos hacia adelante. De hecho, cada vez que tenga algo de tiempo libre puede practicarlas. 

Después de tres meses, cuando el feto ya va creciendo, la práctica que ha de seguir hasta el momento del parto es la siguiente: 
Asanas: Utthita Trikonasana, Utthita Parsvakonasana, Virabhadrasana I, Ardha Chandrasana, Parsvottanasana, Prasarita Padottanasana, Janu Shirsasana, Baddha Konasana, Upavistha Konasana, ciclo de Virasana,  Supta Virasana Parvatanasana, Salamba Shirsasana, Parsva Shirsasana, Parivrita Eka Pada Shirsasana, Salamba Sarvangasana, Halasana, Eka Pada Sarvangasana, Urdhva Padmasana en Sarvangasana, Bharadvajasana I, Savasana.
Pranayama: respiración profunda, ujjayi pranayama, viloma pranayama, surya bhedana pranayama, nadhi shodana pranayama. 
Si se produce un aborto conviene practicar viloma pranayama en savasana y surya bhedana pranayama durante dos o cuatro semanas. Después ya se puede empezar con las asanas invertidas comenzando durante algunos días sólo con salamba sarvangasana y halasana. Posteriormente se puede añadir salamba shirsasana y cuando se ha recuperado la energía por completo se pueden reanudar paulatinamente las asanas de pie y las de estiramientos hacia adelante. 
Las mujeres que tengan  tendencia a abortar comprobaran que las yogasanas son muy beneficiosas. Durante el embarazo habrán  de practicar todas las asanas de la guía que se enumeró anteriormente y pranayama y sus variaciones. 

Las mujeres con tendencia a abortar debido a problemas glandulares o debilidad muscular y constitución débil, han de concentrarse en la práctica de las asanas de estiramientos hacia adelante sentadas y supinas e invertidas. Maha Mudra y Savasana son esenciales. En ningún caso se deben practicar las asanas abdominales y lumbares. Se ha de seguir este programa como un medida curativa en todo momento, tanto si se está embarazado como sino. 

Parto

Las contracciones del parto son naturales, son una especie de señal de los diversos músculos de la zona pelviana y la zona adyacente. La mayor parte de las mismas van obviamente dirigidas a los músculos del útero que se contrae y relaja en una serie de espasmos hasta conseguir la expulsión del bebé. Sin embargo, el miedo y la fatiga mental pueden agravar los dolores del parto y retrasar el nacimiento del bebé.

Si se practican yogasanas durante el embarazo, éstas fortalecerán los músculos del útero para optimizar su funcionamiento durante el parto. Baddha Konasana y Upavistha Konasana son extraordinarias pues ensanchan la cavidad pelviana y dilatan el cuello del útero. El pranayama fortalece los nervios y ayuda a que la madre respire con calma durante los períodos entre las contracciones, lo cual es esencial para un parto fácil. Ayuda a relajar los nervios y a evitar las tensiones mentales. 

Si el parto es normal o aunque se tenga que realizar una cesárea, es aconsejable retomar las asanas y el pranayama a fin de favorecer la recuperación y el fortalecimiento de los órganos abdominales. 

Indicaciones especiales

Durante el primer mes después del parto: tras dos semanas de reposo se puede hacer Savasana, Ujjayi y Viloma Pranayama (de 20 a 30 minutos en total), cada mañana o cada tarde, o por la mañana y por la tarde. En pranayama se tonifican los músculos y los órganos abdominales, que reciben un masaje en dirección a la columna y hacia el pecho. Esto refuerza el abdomen y ayuda al útero a volver a la normalidad. También mejora la calidad de la leche materna, purificándola y aumenta la secreción de leche. Además, con esta práctica se relaja todo el sistema nervioso. 

Segundo mes: se han de practicar las asanas de la semana anterior además de las que se indican para la semana correspondiente:

Primera semana
Vrksasana, Utthita Trikonasana, Utthita Parsvakonasana, Salamba Sarvangasana, Halasana.
Segunda semana
Virabhadrasana, Janu Sirsasana
Tercera semana
Paschimottanasana, Janu Sirsasana, Salamba Sirsasana, Maha Mudra
Cuarta semana
Parvatanasana, Paripurna Navasana, Setu Bandha Sarvangasana, Bhardvajasana. 

Duración: para Salamba Sarvangasana, Halasana, Setu Bandha Sarvangasana y Paschimottanasana, aproximadamente 3 a 5 minutos para las demás 15 a 20 segundos. Sin embargo la práctica del yoga se debe adaptar a cada persona, se puede aumentar la duración según nuestra fortaleza física; la práctica del yoga no debe producir cansancio. Junto a este programa se ha de realizar pranayama. 

Tercer mes: la madre ha recobrado su silueta y sus órganos se han fortalecido; el cansancio postnatal también ha desaparecido Cuando se ha recobrado la normalidad se pueden volver a practicar todas las asanas de pie, las asanas abdominales y lumbares y torsiones. 

Efectos: la práctica de las asanas después del parto refuerza la columna; el vientre y el abdomen no acumulan grasa, la cintura tiende a reducirse y las nalgas no se quedan flácidas. Tiran de los músculos pectorales hacia arriba y así los pechos no se caen. La debilidad debida al sangrado desaparece y se tonifica el sistema nervioso. 

Cesárea: en el caso de una parto difícil o de una cesárea se ha de practicar Savasana, Ujjayi Pranayama I y Viloma Pranayama I hasta que cierre la herida. Esto normalmente supone unos dos meses. Pasado ese tiempo se pueden reemprender las siguientes asanas: 
Salamba Sarvangasana, Halasana, Setu Bandha Sarvangasana, Parvattanasana, Janu Sirsasana, Maha Mudra y Savasana. 

Lactancia

Tras el parto, la madre ha de asegurarse el descanso físico y mental. Los músculos abdominales se quedan flácidos después de dar a luz, en esta etapa están indicados Savasana y el pranayama Ujjayi I.

Al bebé se le ha de alimentar con la leche materna. En medicina se dice que para cada medida de leche materna se requieren cuatrocientas medidas de oxígeno. En savasana el abdomen y los órganos internos no sobresalen y en Ujjayi Pranayama la cavidad torácica se expande por completo Por ende, aumenta la absorción de oxígeno y favorece la lactancia. 

A partir del primer mes se recomienda practicar las asanas de la parte recomendada para posparto; éstas estimulan la hipófisis, que segrega la prolactina que controla la lactancia. Estas asanas también alivian la pesadez de los pechos y los reafirman. Después del parto se suele acumular grasa en la zona de las nalgas, caderas y pechos y hay una tendencia a la flacidez. Se ha de controlar el aumento de grasa y se han de reforzar los órganos abdominales. A los dos meses del parto ya se pueden practicar las posturas que ayudan a contraer los músculos abdominales y pelvianos para que vuelvan a su forma anterior. 

No hay ningún peligro en practicar yoga tras una operación quirúrgica como una tubectomía o una estirpación de útero. No obstante, se ha de ir con cuidado y gradualmente, y sólo tras un riguroso descanso, evitando los esfuerzos y los sobreestiramientos. Por consiguiente es esencial una práctica correcta. 

27 ago 2013

El Yoga y la mujer: Las tres etapas de la vida a la luz del Yoga - part 1: Menstruación

Por  Geeta Iyengar

Veamos cuáles son las tres etapas importantes en la vida de una mujer desde su juventud, hasta la mediana edad y la vejez:


Éstos son períodos de prueba y jalones de su vida. Veamos ahora de qué modo afectan estas funciones en cada etapa a su cuerpo y a su mente y si la práctica de las asanas y del pranayama pueden serle útiles.

1. MENSTRUACIÓN

Cuando una joven madura, las funciones fisiológicas que tienen lugar para desarrollar su cuerpo hasta convertirlo en el de una mujer están en su momento álgido, para permitirle que cumpla con las responsabilidades que la naturaleza le ha encomendado; ésta es una etapa inevitable en su vida.
La adolescencia es el período de crecimiento durante el cual se produce una transición desde la infancia a la madurez. En esta etapa se producen importantes cambios físicos y mentales.

Los ovarios, los principales órganos sexuales femeninos, están situados a ambos lados del útero y empiezan a funcionar produciendo óvulos, células sexuales femeninas, una de las cuales madura cada mes. El proceso de maduración comienza entre los diez y los quince años y se detiene entre los cuarenta y cinco y los cincuenta. Las paredes del útero se vuelven suaves, aumentan de grosor para recibir al óvulo y están más irrigadas de sangre para nutrirlo. Cuando el óvulo no está fecundado y la sangre ya no es necesaria para nutrirlo, la membrana engrosa y la sangre restante son expelidas del útero a través de la vagina en forna de descarga sanguínea. Este proceso que se repite todos los meses es el que conocemos como menstruación.

La menstruación es un cambio periódico que se produce en el cuerpo femenino durante el cual se libera sangre de la cavidad del útero. Es un proceso puramente fisiológico que prepara el cuerpo femenino para la función biológica de la reproducción.

En la base del cerebro está situada la hipófisis o glándula pituitaria que está dividida en dos secciones: anterior y posterior. Las secreciones de la sección anterior de la hipófisis estimulan la reproducción en la mujer; la sección posterior regula las secreciones y alimenta a los músculos involuntarios del útero preparándolos para su buen funcionamiento. 

Durante este período de maduración el cuerpo de la mujer sufre un cambio visible. Se produce un rápido aumento de peso y estatura. Las caderas se ensanchan y se acumula grasa en esa región. La vagina se desarrolla por completo, al igual que los pechos; el corazón y los pulmones alcanzan su máximo desarrollo; los músculos del cuerpo se endurecen; las glándulas sebáceas bajo la piel segregan más grasa, que a menudo produce acné o granos en las mejillas y la frente, una de las causas de ansiedad entre las adolescentes. La profusa generación de hormonas sexuales también provoca una secreción excesiva de substancias grasa bajo la piel.

Una menstruación saludable depende del correcto funcionamiento de los ovarios y éstos, a su vez, del de la hipófisis. El ritmo o ciclo regular de los ovarios también depende del hipotálamo, que está íntimamente relacionado con la hipófisis.

La yogasanas y el pranayama son de gran ayuda en la pubertad, cuando el cuerpo de la adolescente se está convirtiendo en el de una mujer. La asanas invertidas y los estiramientos hacia atrás son muy buenos estimular la hipófisis. Los estiramientos hacia delante también son muy eficaces porque se suministra sangre pura a los órganos de la zona pelviana. Para un buen desarrollo del esqueleto y para mejorar la silueta del cuerpo, las asanas de pie son de valor inestimable. 

En esta etapa, con los cambios fisiológicos también se producen los psicológicos. La vida emocional de la joven se estimula y adquiere mayor relevancia.

Al igual que los cambios somáticos dependen del equilibrio hormonal del sistema endocrino, los cambios mentales dependen de un entorno saludable. Es una etapa en la que se produce un salto brusco desde la simplicidad de la infancia a un complejo estado emocional. Es una especie de tira y afloja entre dos mentes. La mente infantil intenta retenerla, mientras que la adolescente la impulsa hacia delante.

La conciencia de una misma y la individualidad se implantan en esta fase. Su mente se vuelve muy sensible y su conducta y moral más perspicaces. Debido a los cambios fisiológicos y psicológicos de su cuerpo y de su mente, está en un estado de confusión. Por eso, el reajuste es un factor esencial. Un entorno saludable y una guía adecuada son esenciales en esta etapa.

La práctica yóguica en esta edad facilita el paso de adolescente a mujer sin padecer alteraciones mentales. Ayuda a controlar y a revisar los impulsos y emociones, aporta equilibrio mental. La joven conquista el miedo y el nerviosismo y aprende y aprende a enfrentarse a los cambios en su vida y su entorno con seguridad en sí misma.

A esta edad se pueden sentar adecuada y firmemente las bases de la conducta moral a través de la práctica yóguica, que la ayuda a forjar su carácter y a convertirla en una persona completamente madura. Su belleza florece y se convierte en una mujer fuerte con unos elevados principios morales.

El yoga favorece su desarrollo fisiológico, psicológico, moral y espiritual para crezca sana y viva con pureza. Las edades entre los doce y los catorce años son ideales para empezar a practicar. Esto no significa que el yoga se halla de comenzar sólo a esa edad y no antes. Por el contrario, si se empieza antes, alrededor de los ocho años, es muy recomendable, pero a esa edad no se las debe forzar a ser demasiado rigurosas. Basta con introducir a la niña al yoga de una forma lúdica con el fin de despertar su interés; así se planta la semilla.

Sin embargo, si no se empieza temprano, eso tampoco debe suponer un obstáculo para no hacerlo después. El yoga se puede empezar a practicar en cualquier momento:

"yuva vrddho'ativrddho va vyadhito durbalo'pi va abhyasat siddhimapnoti sarvayogesvatandritah" - H.P.
(El joven, el anciano, el enfermo y el debil, todos pueden acogerse a la práctica del yoga y obtener sus beneficios sin impedimentos)

TRASTORNOS MENSTRUALES

La menstruación es una función cíclica natural que se produce en el sistema reproductor femenino. Es un proceso regular con sólo un pequeño grado de irregularidad en período que varía en cada mujer. Esta pequeña irregularidad se considera un signo de salud normal. También hemos de tener presente que los síntomas como el cansancio, el insomnio, el cambio del estado de ánimo, la hipersensibilidad o la ligera hinchazón de los pechos se deben a la gran actividad hormonal que tiene lugar en ese período y se consideran normales.
Los ciclos menstruales se han de producir a intervalos regulares. Las variaciones en la duración del intervalo pueden producir trastornos físicos y psicológicos, que pueden ser indicativos de embarazo.

Muchas veces, debido a las condiciones locales y generales, el ciclo menstrual puede no producirse, ser excesivo, irregular o desagradable y doloroso. Entonces se considera un trastorno de la menstruación.

Los trastornos menstruales son: 

- Amenorrea: la ausencia de menstruación o la pubertad retrasada. No es muy frecuente y puede deberse a un subdesarrollo de la hipófisis que retrase el desarrollo sexual. A veces la pubertad se retrasa debido a causas físicas y psicológicas. Las condiciones físicas no saludables, el trabajo físico excesivo, la mala nutrición, la anemia grave, la tuberculosis, la malaria, una constitución débil, un desarrollo tardío de los órganos genitales como los ovarios o el útero, también pueden ser la causa de la ausencia o el retraso de la menstruación. A veces los problemas psicológicos como un susto repentino, una pena, una mente débil, la separación de los seres queridos, pueden provocar este grave problema. En tales casos se puede iniciar la práctica de yoga sin temor alguno.
- Dismenorrea: es la menstruación difícil o dolorosa que puede ser provocada por una anemia, agotamiento o un resfriado. También se puede deber a trastornos o anomalías orgánicas, como puede ser la inflamación de los ovarios, de las trompas de Falopio o del útero, o a espasmos en útero provocados por un temperamento nervioso o por un mal desarrollo del  mismo. Los factores psicológicos como el miedo, la desarmonía, la ansiedad y la neurosis también pueden afectar.
- Menorragia: sangrado excesivo durante el período menstrual. En este caso la duración delos ciclos puede ser regular, pero con un sangrado profuso en cada uno de ellos.
- Metrorragia: es similar a menorragia, pero aquí el sangrado se produce fuera de los ciclos, antes o después de los mismos. Por eso, los ciclos también se vuelven irregulares. Las causas pueden ser la existencia de fibromas, tumores, quistes, desplazamiento del útero, inflamación del mismo o un aborto.
- Hipomenorrea: el sangrado escaso. Se puede deber a un subdesarrollo del útero o a una deficiencia en la formación de los ovarios o de las glándulas endocrinas.
- Oligomanorrea: ciclo ovárico más largo de lo normal.
- Polimenorrea: ciclo ovárico más corto de lo normal.
- Leucorrea: la secreción vaginal blanca excesiva es un problema bastante común que provoca debilidad física y tortura mental. Factores constitucionales, sexuales, hormonales y psíquicos son los causantes de este trastorno. A veces se debe a un nuevo crecimiento de los órganos genitales o a cuerpos extraños en la vagina. A menudo se debe a falta de higiene.
- Síndrome Premenstrual: muchas mujeres lo padecen una semana o diez días antes del período. El estrés del sistema nervioso suele ser la causa más frecuente, y produce dolores de cabeza, tensión nerviosa, hinchazón mamaria, temblores, irritabilidad, arranques de mal humor, pesadez en la región pelviana o inflamación.

Todos estos síntomas de trastorno menstrual se deben a varios factores, como un mal desarrollo de los órganos genitales, desequilibrio hormonal de las glándulas endocrinas, debilidad de los tejidos del aparato reproductor o  una constitución débil. Además de los trastornos fisiológicos y las anomalías orgánicas, también hay factores psicológicos.

La práctica del yoga es de gran ayuda en este caso. Las yogasanas y el pranayama corrigen corrigen el mal funcionamiento de los órganos. Propician el equilibrio hormonal y las glándulas endocrinas son estimuladas para trabajar correctamente. Se refuerzan los tejidos de los órganos como el útero. Las asanas ayudan a relajarse y a descansar en forma adecuada. Aseguran una menstruación normal.

Además, las tensiones y presiones psicológicas se reducen mediante la práctica de las asanas y el pranayama y la actitud mental se vuelve positiva.


INDICACIONES ESPECIALES:


Todas las asanas son aconsejables. La práctica regular y correcta de las asanas y el pranayama es beneficiosa sobre todo para quienes padecen trastornos menstruales. Sin embargo, algunas prácticas son más eficaces que otras y las mencionamos a continuación:

- Al practicar las asanas, los músculos y los órganos abdominales se han de desplazar hacia la columna vertebral, así como hacia el pecho para evitar una presión indebida en el útero.

- Durante el período (entre 48 y 72 horas) se aconseja descansar por completo. No se han de practicar asanas, pero si padecemos tensión, los estiramientos hacia delante pueden ayudarnos, pero siempre sin fatigarnos. Podemos reanudar nuestra práctica normal al cuarto o quinto día.

- Viloma Pranayama y Savasana son especialmente aconsejables durante la menstruación.

- Si se padece entumecimiento, pesadez o dolor, se recomienda practicar las siguientes asanas: Utthita Trikonasana, Utthita Parsvakonasana, Baddha Konasana, Supta Baddha Konasana, Upavistha Konasana, Kurmasana, Malasana, Virasana, Supta Virasana, Matsyasana.
La duración de estas asanas vendrá determinada por el estado físico. Si tienen temblores o se siente debil, es mejor evitar la práctica y relajarse en Savasana.


- Si hay dolor en el abdomen durante la menstruación, mucha pérdida, calambres o dismenorrea, practique Baddha Konasana, Supta Baddha Konasana, Upavistha Konasana, el ciclo de Virasana y Supta Virasana.

- Cuando se sufre abundante pérdida y menorragia es aconsejable practicar las asanas mencionadas en el apartado anterior y añadir Uttanasana, Paschimottanasana, Kurmasana, Urdhva Prasarita Padasana con los pies y las piernas apoyados en una pared, Adho Mukha Svanasana, Padangusthasana con la espalda cóncava y Prasarita Padottanasana sólo con la espalda cóncava.


- Durante la menstruación se han de evitar las siguientes posturas: invertidas, abdominales y lumbares, torsiones, y estiramientos hacia atrás. No practicar Salamba Sirsasana ni Salamba Sarvangasana bajo ninguna circunstancia.

- La mujer que tenga desplazamiento de útero, trastornos menstruales graves o leucorrea ha de evitar por completo las asanas abdominales y lumbares.

- Leucorrea: se aconseja la práctica regular de las siguientes asanas: Baddha Konasana, Supta Baddha Konasana, Upavistha Konasana, Virasana y su ciclo, Supta Virasana, Matsyasana, Salamba Sirsasana, Upavistha Konasana en Sirsasana, Baddha Konasana en Sirsasana, Salamba Sarvangasana, Halasana, Supta Konasana, Setu Bandha Sarvangasana, Maha Mudra y Surya Bhedana Pranayama. 

- Amenorrea: todas las asanas son beneficiosas, pero especialmente se deben practicar las asanas invertidas, de torsión, de estiramientos hacia atrás. 

- Dismenorrea: practicar regularmente las asanas de pie, estiramientos hacia adelante, sentadas y supinas, asanas invertidas y asanas de torsión. 

- Para trastornos como calambres musculares, dolor de vientre, cintura y espalda, pesadez en el abdomen y ardor, practicar todas las asanas regularmente, pero durante la menstruación practicar las siguientes: Baddha Konasana, Supta Baddha Konasana, Upavistha Konasana, Malasana, Virasana, Supta Virasana, Bharadvajrasana I, Maha Mudra, Viloma Pranayama y Savasana. 

- Menorragia, metrorragia: es aconsejable descansar por completo y no practicar asanas durante el período, pero para un sangrado continuado o profuso que produzca malestar, se pueden practicar las siguientes asanas: Baddha Konasana, Supta Baddha Konasana, Upavistha Konasana, el ciclo de Virasana y Supta Virasana. Uttanasana, Paschimottanasana, Kurmasana, Urdhva Prasarita Padasana con los pies y las piernas apoyados en una pared, Adhomukha Svanasana, Padangusthasana con la espalda cóncava y Prasarita Padottanasana sólo con la espalda cóncava. 
No obstante, y para liberarse de estas molestias, es importante practicar a fondo las asanas de estiramientos hacia adelante, sentadas y supinas y asanas invertidas, cuando una no esté en período de regla. 

- Hipomenorrea: practicar las asanas de pie desplazando los músculos y los órganos abdominales hacia la columna vertebral así como hacia el pecho para evitar una presión indebida sobre el útero. Practicar asanas de estiramientos hacia adelante y asanas invertidas. Urdhva Dhanurasana y Dwi Pada Viparita Dandasana. 

- Oligomenorrea: son beneficiosas las asanas invertidas y las de estiramientos hacia atrás. Para la polimenorrea las asanas de estiramientos hacia adelante y las sentadas y supinas. 

- Durante la menstruación, si está mareada, practique las siguiente posturas: ciclo de Virasana, Supta Virasana, Janu Sirsasana, Ardha Baddha Padma Paschimottanasana, Triang Mukhaikapada Paschimottanasana, Marichyasana I, Paschimottanasana. Sanmukhi Mudra, Savasana. 
Geeta Iyengar en Janu Sirsasana

- Durante el síndrome premenstrual, las siguientes posturas son beneficiosas: Baddha Konasana, Supta Baddha Konasana, Supta Virasana, Matsyasana, Salamba Sirsasana, Salamba Sarvangasana, Halasana, Setu Bandha Sarvangasana (sobre un banco), Dwi Pada Viparita Dandasana (sobre un banco), Maha Mudra, Savasana. Practicar Viloma Pranayama y Surya Bhedana Pranayama. 

- Después de la menstruación se ha de comenzar con las siguientes asanas y pranayamas para que se seque la vagina. Ésta práctica se ha de continuar durante cuatro días para relajar el sistema nervioso, recobrar la fortaleza física y reanudar la práctica normal: Uttanasana, Adhomukha Svanasana, Janu Sirsasana, Paschimottanasana, Baddha Konasana, Supta Baddha Konasana, Upavistha Konasana, Salamba Sirsasana, Upavistha Konasana en Sirsasana, Baddha Konasana en Sirsasana, Salamba Sarvangasana, Setu Bandha Sarvangasana, Dwi Pada Viparita Dandasana. Practique Ujjayi Pranayama, Viloma Pranayama y Suria Bhedana Pranayama. 

Fuente: "Yoga, a gem for women" - Geeta S. Iyengar.