Veamos cuáles son las tres etapas importantes en la vida de una mujer desde su juventud, hasta la mediana edad y la vejez:
3. Menopausia.
Éstos son períodos de prueba y jalones de su vida. Veamos ahora de qué modo afectan estas funciones en cada etapa a su cuerpo y a su mente y si la práctica de las asanas y del pranayama pueden serle útiles.
MENOPAUSIA
Entre los 40 y los 50 años, las mujeres experimentan trastornos en su ciclo menstrual. La menstruación se puede interrumpir sin más, volverse irregular o bien disminuir en cantidad. Todo esto son signos naturales de que las funciones reproductoras están tocando a su fin. Al igual que al principio de la menstruación se producen trastornos físicos, fisiológicos y psicológicos, en esta etapa la mujer tiene que enfrentarse de nuevo a los trastornos propios de la menopausia. Cuando los ovarios dejan de funcionar, las otras glándulas, concretamente la tiroides y las suprarrenales, se vuelven hiperactivas y se produce un desequilibrio hormonal. A raíz de ello, las mujeres tenemos sofocos, hipertensión, pesadez en los pechos, dolores de cabeza, insomnio, obesidad, etc. Debido a los cambios en los procesos fisiológicos y metabólicos y en los estados emocionales y psicológicos, la mujer tiene aprender a enfrentarse al nuevo problema mejorando su estabilidad física y mental.
Puede haber trastornos emocionales, pérdida de la serenidad y el aplomo, que devendrán en arranques de mal genio, celos, depresión, miedo y ansiedad, todo ello a raíz de un sentimiento de haber dejado de ser mujer. Este es un período critico de adaptación. En esta etapa las prácticas de las asanas es muy beneficiosa, puesto que tranquiliza el sistema nervioso y aporta equilibrio.
El yoga es un regalo para cuando nos hacemos mayores. La mujer que empieza a practicar yoga en sus años de senectud, no solo consigue salud y felicidad, sino también una mente renovada, puesto que el yoga ofrece una visión optimista de la vida y de un futuro más feliz, en lugar de pensar en el pasado sobre el que se cierne ya la oscuridad. La soledad y el nerviosismo, que crean tristeza y pesar, se destruyen mediante el yoga a medida que empieza una nueva vida. Por consiguiente, nunca es demasiado tarde para empezar. Si se empieza a practicar cuando se es mayor se produce un renacer que ayuda a enfrentarse a la muerte felizmente, con tranquilidad y valor.
Nadie está exento de practicar yoga y no hay excusas para no hacerlo. Hasta que punto es útil el yoga sólo se puede comprender mediante su práctica.
Indicaciones especiales
Las siguientes asana relajan los nervios:
Prasarita Padottanasana, Uttanasana, Adho Mukha Svanasana, Janu Sisasana, Paschimottanasana, Supta Virasana, Matsyasana, Salamba Sirsasana, Salamba Sarvangasana, Halasana, Setu Bandha Sarvangasana, Dwi Pada Viparita Dandasana.
Maha Mudra, Sanmukhi Mudra, Savasana.
Ujjai Pranayama, Viloma Pranayama, Surya Bhedana Pranayama.
Para corregir el funcionamiento del sistema endocrino, son muy útiles las asanas invertidas y las asanas de torsión.
Maha Mudra, Sanmukhi Mudra, Savasana.
Ujjai Pranayama, Viloma Pranayama, Surya Bhedana Pranayama.
Para mantener la mente en calma se han de practicar asanas relajantes, como las siguientes:
Parvottanasana, Prasarita Padottanasana, Padangusthasana, Uttanasana, Adho Mukha Svanasana, Janu Sirsasana, Ardha Baddha Padma Paschimottanasana, Triag Mukhaipada Paschimottanasana, Marichyasana, Paschimottanasana.
Siempre que nuestro estado sea normal durante la menopausia, se pueden practicar todas las asanas y pranayamas.
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