29 dic 2010

La práctica de Metta-Bhavana

Por Vipassana Research Institute




La práctica de mettabhavana (meditación de amor benevolente) es la parte de clausura de la técnica de meditación Vipassana. Practicamos metta irradiando amor y buena voluntad hacia todos los seres, cargando deliberadamente la atmósfera a nuestro alrededor con las vibraciones calmas y positivas del amor puro y compasivo. El Buddha nos instruyó a desarrollar metta para llevar una vida con más paz y armonía y para ayudar a los demás a hacer lo mismo. La práctica de metta nos otorga una manera de compartir con todos los demás la paz y la armonía que estamos desarrollando.
Los comentarios definen que metta es la cualidad que lo inclina a uno hacia una predisposición amistosa -Mijjati siniyhati'ti metta. Es un sincero deseo de bienestar y felicidad para todos, desprovisto de mala voluntad. La no aversión es metta -adoso'ti metta. La principal característica de metta es una actitud benevolente. Culmina en la identificación de uno mismo con todos los seres, un reconocimiento de la fraternidad de todos los seres vivos.
La práctica de metta no es un rezo ni tampoco la esperanza de que algún agente externo brinde ayuda. Por el contrario, es un proceso dinámico que produce una atmósfera en la que los demás pueden actuar para ayudarse a sí mismos. La práctica de metta puede estar dirigida hacia todos los seres o hacia una persona en particular. Para practicar metta debemos eliminar el egocentrismo y abrir nuestra mente.
Es fácil comprenderlo intelectualmente, pero es mucho más difícil desarrollar esta actitud en uno mismo. Para hacerlo se necesita práctica, y para ello contamos con la técnica de metta-bhavana, el cultivo sistemático de la benevolencia hacia los demás. Sin embargo, para que sea realmente efectiva, metta-bhavana debe ser practicada junto a la meditación Vipassana. Mientras negatividades tales como la aversión continúen dominando la mente, es fútil formular pensamientos concientes de buena voluntad, y hacerlo se vuelve un ritual desprovisto de sentido.
Sin embargo, cuando las negatividades son eliminadas a través de la práctica de Vipassana, la benevolencia surge naturalmente en la mente; y al salir de la prisión de la obsesión por uno mismo, comenzamos a preocuparnos por el bienestar de los demás.
Por esta razón, la técnica de metta-bhavana se presenta sólo al final de un curso de Vipassana, cuando los participantes ya han pasado por el proceso de purificación. En ese momento, los meditadores generalmente sienten un profundo deseo por el bienestar de los demás, haciendo que su práctica de metta sea realmente efectiva. Aunque se le dedica un tiempo limitado durante los cursos, la práctica de metta debe ser considerada como la culminación de la práctica de Vipassana.



El Nibbana sólo puede ser experimentado por aquellos cuya mente está colmada de amor benevolente y compasión hacia todos los seres. El mero deseo de alcanzar ese estado no es suficiente; debemos purificar nuestra mente para poder alcanzarlo.
Con la práctica de Vipassana, nos hacemos concientes de que la realidad subyacente del mundo y de nosotros mismos consiste del surgir y el desaparecer a cada momento. Nos damos cuenta de que el proceso del cambio continúa sin nuestro control e independientemente de nuestros deseos. Gradualmente, comprendemos que cualquier apego a lo que es efímero e insustancial nos produce sufrimiento. Aprendemos a estar desapegados y a mantener el equilibrio de nuestra mente ante cualquier experiencia. Entonces comenzamos a experimentar lo que es la verdadera felicidad: no la satisfacción del deseo ni la prevención de los miedos, sino la liberación de los ciclos de avidez y miedo. Cuando la serenidad interior se va desarrollando, vemos claramente cómo los demás están enredados en el sufrimiento, y naturalmente surge el deseo:

“Que ellos encuentren lo que nosotros hemos encontrado: la vía para salir de la desdicha, el sendero de la paz”. Ésta es la volición adecuada para la práctica de metta-bhavana.

Para practicar metta la mente debe estar calma, equilibrada y libre de negatividad. Éste es el tipo de mente que desarrollamos con la práctica de Vipassana. Un meditador sabe por experiencia propia cómo la ira, la antipatía o la mala voluntad destruyen la paz y frustran todo esfuerzo por ayudar a los demás. Sólo cuando el odio ha sido eliminado y la ecuanimidad se ha desarrollado, podemos ser felices y desear felicidad a los demás. Las palabras “Que todos los seres sean felices” tienen una gran fuerza sólo cuando son pronunciadas desde una mente pura.
Respaldadas por esta pureza, ciertamente serán eficaces en fomentar la felicidad de los demás.
Por tanto, debemos examinarnos antes de practicar metta-bhavana para revisar si somos realmente capaces de practicar metta. Si hallamos aunque sea un ápice de odio u aversión en nuestra mente, debemos abstenernos de practicar en ese momento y relajarnos o recostarnos hasta que la impureza o la incomodidad se haya ido. Sin embargo, si el cuerpo y la mente están llenos de serenidad y bienestar, es natural y apropiado compartir esa felicidad con los demás:
“Que sean felices, que se liberen de las contaminaciones que son causa de sufrimiento. ¡Que todos los seres estén en paz! ¡Que todos los seres sean felices! ¡Que todos los seres salgan de su desdicha!”.

Durante la vipassana no se permite ningún tipo de verbalización, visualización o imaginación. Sin embargo, durante la práctica de metta-bhavana, todo ello está permitido. Podemos usar nuestra imaginación, especialmente con aquellos que nos son cercanos y queridos, podemos visualizar sus rostros y dar metta: “Que seas feliz, que seas feliz”. Mientras experimentamos las vibraciones, que son característica del surgir y desaparecer, podemos decirnos a nosotros mismos: “Éstas son vibraciones de mett±, de amor, de compasión”. Cuando uno está solo, puede verbalizar: “Que todos sean felices, que todos estén en paz, que todos salgan de la desdicha”.

Esta actitud amorosa nos permite lidiar de manera mucha más hábil con las vicisitudes de la vida. Supongamos, por ejemplo, que uno se encuentra con una persona que está actuando deliberadamente con mala voluntad para dañar a otros. La respuesta común de reaccionar con temor y odio es estar centrado en sí mismo, lo que no ayuda en nada para mejorar la situación y,
de hecho, magnifica la negatividad. Sería mucho más beneficioso mantenerse calmado y equilibrado, con un sentimiento de benevolencia hacia la persona que está actuando erróneamente. Esto no debe ser simplemente una postura intelectual, un barniz sobre de la negatividad sin resolver. Metta trabaja sólo cuando se desborda espontáneamente de una mente purificada.
La serenidad adquirida en la meditación Vipassana naturalmente da lugar a sentimientos de metta y esto continuará afectándonos de manera positiva, tanto a nosotros como a nuestro entorno, a lo largo de todo el día. Así pues, en última instancia, Vipassana tiene una doble función: traernos felicidad por la purificación de nuestra mente y ayudarnos a fomentar la felicidad de los demás por prepararnos para practicar metta. ¿Cuál sería el propósito de liberarnos a nosotros mismos de negatividad y egocentrismo si no compartiéramos estos beneficios con los demás? En un retiro, cortamos temporalmente nuestro contacto con el mundo a fin de regresar y compartir con los demás lo que hemos adquirido en soledad. Estos dos aspectos de la práctica de Vipassana son inseparables.

En estos tiempos de disturbios violentos y sufrimiento generalizado, la necesidad de una práctica como metta-bhavana es clara. Si la paz y la armonía han de reinar en todo el mundo, primero se deben establecer en la mente de todos los habitantes del mundo.
¡Que todos los seres sean felices!


Esta información es puramente teórica y no es conveniente practicar la Meditación Vipassana por cuenta propia. El aprendizaje de la técnica debe hacerse exclusivamente en un curso con un profesor autorizado. La meditación es un asunto serio y profundo, si la teoría te inspira aprende la técnica en un centro de Meditación Vipassana.