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5 jun 2016

YAMAS y NIYAMAS - Principios Universales y Preceptos Individuales


por José Antonio Offroy Arranz

La persona común es incapaz de aislarse de forma absoluta de su entorno. Por esta razón, en los Yoga Sūtras se recomienda una línea de sentimientos a desarrollar ante distintas actitudes de los demás que pueden presentarse y afectar al yogui.

"La mente se pacifica produciendo amistad, compasión, alegría y ecuanimidad hacia situaciones de felicidad, desgracia, mérito y demérito, respectivamente" (Yoga Sutra I.33).

El yoga no dispone de un orden moral estructurado “desde fuera”, pero sí proporciona una línea general de conducta ante los demás y ante uno mismo; toda moralidad existe para el yogui en función de la liberación, que es el único bien absoluto. Los Yamas y Niyamas conforman la guía ética del yoga. En occidente, cada vez más, sirven de base para un código ético de conducta entre profesores de yoga y entre éstos y sus alumnos.

YAMAS (principios universales)

"Las abstenciones son: abstenerse de causar daño, de mentir, de robar, de placeres sensuales y de riquezas" (Yoga Sutra II.30).

1. Ahimsa: amabilidad, no-violencia, compasión por uno mismo y por los demás. Ser consciente de cómo nos tratamos a nosotros mismos, a los otros y al entorno. Hay que relacionarse con todo y en todos los sentidos con extremo cuidado. Nos dañamos a nosotros mismos cuando tratamos sin respeto a los demás seres vivos y al medio ambiente.

No causar daño (ahiṃsa) es la actitud fundamental. Aunque su estimación sea muy subjetiva, esta actitud debe tomarse en sentido amplio ya que con su práctica el yogui tiende hacia la armonía y la serenidad emocional. Realmente, no es posible actuar sin ocasionar absolutamente daño alguno; la recomendación consiste en optar siempre por la acción menos dañina para los demás. Actuando así, poco a poco se extenderá dicha actitud en el entorno

"Cuando la abstención de ocasionar daño se establece en el yogui con firmeza, se abandona toda hostilidad en su presencia" (Yoga Sutra II.35).

2. Satya: verdad de pensamiento, palabra y comunicación. Formular palabras antes de decirlas. Hay que decir la verdad cuando y solo cuando es buena para los demás.

Comunicarse con sinceridad (satya) es otra condición fundamental para relacionarse con los demás; implica valor y dominio de sí para armonizar los actos que se ejecutan con las palabras pronunciadas; sin embargo, al estar sometida a la actitud anterior, la palabra que se profiera nunca debe suponer un perjuicio para otro. Hay que decir la verdad cuando y solo cuando es buena para los demás. Una vez arraigada, esta actitud también se extiende en el entorno

"Cuando la abstención de mentir se establece en el yogui con firmeza, las acciones y sus frutos están en conexión" (Yoga Sutra II.36).

3. Asteya: no robar, no tomar lo que se sabe que no es nuestro. El robo es el resultado de creer que nos falta algo, lo cual es contrario a la ley universal de la abundancia. Primero, hay que rechazar el deseo de apropiarse de lo que no es nuestro; más adelante, hay que trabajar para cambiar la creencia interior que conduce a tal deseo.
La honradez (āsteya) supone el control del deseo por lo material. Tiene que ver con el respeto a los otros, con la humildad personal y con la confianza que paralelamente desarrollan los demás ante una persona honrada.

"Cuando la abstención de robar se establece en el yogui con firmeza, surge ante él toda clase de riquezas" 
(Yoga Sutra II.37).

4. Brahmacharya: moderación sexual, conservación de la energía, abstinencia, celibato. Evitar los excesos sexuales, que suponen la forma más rápida de agotar las fuerzas vitales y desviar al yogui de su camino. No se niega la sexualidad, pero no hay que ser gobernado por ella. El yoga permite liberarse del apego a la sexualidad sin negar sus virtudes.

Brahmacarya, el control sensual, supone perseverancia en el camino hacia la verdad; es la constancia en la práctica del camino elegido ante las dificultades externas que puedan presentarse.

Tradicionalmente se ha llegado a identificar con la castidad puesto que, de acuerdo con su etimología, la palabra hace referencia a la adopción de la forma de vida del seguidor de Brahma, es decir del monje hindú errante, el cual mantenía generalmente voto de castidad. Sin embargo, debe tomarse en un sentido mas amplio (como todas estas recomendaciones de conducta) y adaptarse al entorno social y temporal del practicante. En este sentido, implica el control de los placeres sensuales de todo tipo, para que éstos no dominen al yogui y lo aparten de su práctica.

Esta actitud desarrolla la energía necesaria para avanzar en la práctica.

"Cuando la abstención de placer sensual se establece en el yogui con firmeza, se adquiere gran vitalidad" 
(Yoga Sutra II.38).

5. Aparigraha: confianza en uno mismo, no atesorar, no acaparar, no codiciar, generosidad en espíritu y acción. Aceptar estrictamente lo que se necesita y rechazar el resto. No gastar energía deseando lo que otros poseen (envidia). Autoresponsabilidad (entender que creamos nuestra vida a cada momento), actuar para progresar y conectar con el sentimiento interno de totalidad, son requisitos indispensables para el desarrollo de aparigraha.

Aparigraha es un complemento de āsteya que acentúa la pobreza voluntaria; significa “recibir exactamente lo que es justo” a fin de no crear obligaciones ni ataduras. Supone firmeza en poseer lo justo y necesario. Esta actitud de no acumulación aparta al yogui del deseo material logrando que todos los esfuerzos se encaminen hacia el objetivo final.

"Cuando el yogui se establece con firmeza en la abstención de riquezas surge en él todo el conocimiento sobre “el cómo y el porqué” de la existencia" 
(Yoga Sutras II.39).


NIYAMAS (preceptos individuales)

"Las observancias son: limpieza, contentamiento, ascetismo, estudio de sí mismo y devoción al ser supremo" (Yoga Sutra II.32).

1. Shaucha: limpieza, pureza, cuidado del propio cuerpo y de lo que le rodea. Nuestro entorno refleja e influye en nuestro interior. Hay que acentuar la limpieza y el orden en todo lo que nos rodea. Cuanto más consideremos nuestro entorno como un templo, más nos acercaremos a lo Divino.
La limpieza o purificación en sentido amplio, śauca, es una actitud personal básica que permite apreciar la imperfección personal y social a fin de alentar el trabajo hacia su eliminación

"La limpieza conduce al deseo de protección del propio cuerpo evitando el contacto negativo con cualquier otro" 
(Yoga Sutra II.40.)

"La limpieza produce además, purificación mental, alegría, atención, dominio de los sentidos y capacidad para la auto-observación" 
(Yoga Sutra II.41).

2. Samtosha: contentamiento, voluntad de aceptar lo que se presenta, lo cual conduce hacia la gratitud. La gratitud y la satisfacción conectan con el sentido de saṃtoṣa.

Saṃtoṣa es algo mas que un simple conformismo pues no es una actitud pasiva sino una actitud de aceptación del “aquí y ahora” para impedir la fuga evasiva hacia el pasado añorado o hacia el futuro ideal de un sueño.

El contentamiento, saṃtoṣa, sirve para desarrollar la ecuanimidad y la humildad, adoptando una actitud totalmente altruista, de desapego ante lo material, todo lo cual llega a proporcionar, por contra, gran satisfacción.

"A través del contentamiento se obtiene felicidad insuperable" 
(Yoga Sutra II.42).

3. Tapas: disciplina, ardor en las propias aspiraciones, fuego, uso del poder de elección para superar tamas, la inercia, y desarrollar un fuerte sentido de plenitud. “No permanezcas demasiado tiempo en una situación agradable”.
Tapas es ascetismo, autodisciplina, fuerza de voluntad, devoción austera hacia la práctica. Significa practicar manteniendo la serenidad ante los opuestos; para ello es preciso desarrollar una gran fuerza de voluntad basada en el interés y la autodisciplina. Correctamente practicado no supone sufrimiento, sino un fuerte sentido de plenitud.

"A través del ascetismo, mediante la destrucción de las impurezas, perfección del cuerpo y los sentidos" 
(Yoga SutraII.43)

4. Svadhyaya: estudio de sí mismo, estudio de textos. Dedicar cierto tiempo cada día para reflexionar y aprender de nuestras acciones. Leer obras inspiradoras que pueda asimilar nuestra conciencia.
La autoinvestigación metafísica, svādhyāya, se fundamenta, en general, en buscar el máximo acercamiento a la comprensión de la realidad utilizando la reflexión y el estudio. Profundizando en el estudio de sí mismo se avanza hacia la conciencia de la propia ignorancia fundamental.

"A partir del estudio de sí mismo surge la conexión con la deidad personal" (Yoga Sutra II.44).

5. Ishvarapranidhana: renuncia a los frutos de nuestras acciones, sumisión a lo Absoluto. No es la acción lo que cuenta, sino la intención que se esconde detrás. Hay que encontrar la forma de hacer que las acciones surjan del amor auténtico y ofrecerlas a lo Divino. Esto conduce a la liberación ante el apego y las ilusiones de éxito y fracaso.

La sumisión a lo absoluto, el desprendimiento, īśvarapraṇidhāna, supone el abandono de todos los frutos de la acción en favor del Sí Mismo Especial (īśvara, Dios, Totalidad, Ello, lo Absoluto, etc) a que se hace referencia en los Yoga Sūtras; con esta recomendación se persigue actuar correctamente, con el fin de cumplir con el propio deber, por el deber mismo.

"A través de la devoción al ser supremo se logra plenamente la interiorización completa" 
(Yoga Sutra II.45).



Fuente: artículo original de José Antonio Offroy Arranz, publicado en Yoga Darshana.

11 mar 2014

Samadhi: El fin último del Yoga

Autor: José Antonio Offroy

La interiorización completa

Ya desde el inicio, Vyâsa especifica en su comentario al Yoga Sûtra que samâdhi es yoga.

De forma general, el samâdhi engloba todos aquellos estados de meditación que se producen a partir de una cierta profundización. Es un estado de interiorización profunda en el que el individuo se "recoge" en sí mismo gracias a una progresiva abstracción de los procesos mentales.

Se trata de una condición que trasciende la experiencia ordinaria y, en consecuencia, ninguna descripción puede explicar completamente su naturaleza.

Su máximo componente es sin duda la experiencia de completa transparencia entre objeto y sujeto: la conciencia del yogui asume la naturaleza del objeto contemplado y lo comprende desde "dentro". En realidad, lo que el yogui experimenta es un estado de abstracción o enajenación ante todos los objetos. Tal estado singular se acompaña de una vivencia de maravillosa paz y aguda vigilancia mientras que el continuum espacio-tiempo ordinario resulta temporalmente abolido.

El samâdhi puede ser de dos tipos:

- Interiorización con conciencia de objeto: supone la abstracción de todos los procesos mentales salvo uno; subsiste la conciencia o conocimiento del soporte utilizado para la meditación; aún no se trasciende la realidad ordinaria.

- Interiorización sin conciencia de objeto: supone la abstracción completa de todos los procesos mentales, superando el estado de conciencia ordinario al "fusionarse" con el soporte de la meditación.

Interiorización con conciencia de objeto

En este estado tiene lugar una profunda interiorización, previa a la interiorización total, en la que el objeto utilizado para entrar en meditación brilla como único contenido de la conciencia.

Patañjali divide la interiorización de acuerdo a la calidad del objeto:

- Interiorización sobre un objeto físico (un objeto captado por los sentidos): luz, sonido, etc.
- Interiorización sobre un objeto sutil (un objeto captado únicamente de forma intelectual): sentimientos, concepciones mentales, etc.

 Además de la "presencia" mental del objeto, se puede llegar a intuir una profunda sensación de felicidad y conciencia de existencia.

En el estado de samâdhi, al principio no se distingue entre el sonido o palabra que representa al objeto, lo que significa tal sonido o palabra y el conocimiento que se adquiere realmente sobre el mismo. Durante esta meditación existe argumentación, reflexión, análisis, en torno al objeto de concentración.

Cuando se supera la fase de argumentación y análisis, eliminando la confusión anterior entre los tres elementos que conforman el objeto, lo que permanece ahora es exclusivamente el significado real del mismo, su auténtica naturaleza. Se trata de una especie de conocimiento intuitivo sobre el objeto que se capta directamente, sin que intervenga ningún otro factor.

Finalmente, la interiorización es de tal calidad y transparencia que se llega a la intuición del si-mismo-esencial que observa.

Tal estado trasciende las formas comunes de adquisición de conocimiento; de hecho, la sabiduría obtenida se apoya en una especie de intuición o visión interior que de forma instantánea proporciona, sin lugar a dudas para el que lo experimenta y sin explicación lógica alguna, la verdad absoluta e íntima sobre el objeto.

Sin embargo, aunque la "fusión" con el objeto llega a ser de tal calidad que permite una contemplación del si-mismo-esencial casi perfecta en un estado de profunda serenidad intelectual y emocional, aún se mantiene la sensación de dualidad entre observador y observado. Sólo la práctica continuada conducirá al practicante hacia el estado de máxima abstracción de las fluctuaciones mentales, denominado técnicamente interiorización sin objeto.

Esta clasificación no significa que tenga que conseguirse una profundización en el samâdhi de forma gradual, pasando necesariamente por los pasos citados; sólo se trata de una clasificación teórica que permite al yogui situarse dentro de la profundidad de su práctica.

Interiorización sin conciencia de objeto

Este segundo tipo de samâdhi, es una condición totalmente inhibida respecto de los procesos mentales.

Este estado tiene lugar como un "salto" en la realidad; durante el mismo, el objeto en sí desaparece como resultado de la completa abstracción de los procesos mentales; el observador se observa a sí mismo en su auténtica naturaleza y el individuo accede de esta forma a una visión trascendental de la realidad. Se dice que es un estado "mas allá del conocimiento" puesto que ya no hay objeto que conocer.

La simple concentración no basta para alcanzar este estado de conciencia. Se requiere una transformación total de la personalidad humana por medio del supremo desapego de todo lo que es finito, impermanente y no es el sí mismo. No es accesible por el mero ejercicio de voluntad. Sencillamente, hay que vaciarse interiormente y prepararse para la gran experiencia de transformación que, en contextos teísticos, se describe como un acto de gracia.

Pero todavía no se ha alcanzado la liberación definitiva. El yogui puede optar en este momento por permanecer en un estado voluntario de cuasi-liberación (similar al bodhisattva del budismo mahayana); es un estado permanente de virtud o santidad. Éste énstasis de transición se da en aquellos que, habiendo alcanzado la interiorización sin objeto, renuncian incluso al máximo conocimiento mientras están vivos con el fin de orientar a otros en su práctica.

De esta forma se continúa hasta que, una vez cumplidas todas las obligaciones contraidas en el pasado, se supera el conocimiento finito.

La Liberación, o Aislamiento Trascendental
La Liberación en el sentido de Aislamiento Trascendental del sí mismo con respecto a la totalidad de la naturaleza inconsciente (kaivalya) coincide con la muerte física y psíquica del individuo; pero, en este caso, el individuo no volverá a renacer pues no queda ningún efecto latente que tenga que actualizarse mas adelante; ni siquiera existe ya "mas adelante".

Si el samâdhi es un estado indescriptible de por si, el kaivalya no lo es menos, aunque se apunte una cierta descripción del mismo:

La Liberación es la conciencia-energía en sí misma.
Tal estado debe suponer la conexión total, que es desconexión, entre el observador y lo observado.
Para ello, primero hay que comprender la distinción entre observador y observado con ayuda del samâdhi.
Dado que dicha conexión es fruto de la ignorancia existencial (avidyâ), el kaivalya supone también la desaparición de ésta.

Clasificación del samâdhi:
Dhyâna - Meditación
Bîjasamâdhi - Interiorización con objeto
Vitarkasamâpatti - Identificación con el aspecto grosero del objeto, con pensamiento
Nirvitarkasamâpatti - Identificación con el aspecto grosero del objeto, sin pensamiento
Vichârasamâpatti - Identificación con el aspecto sutil del objeto, con pensamiento
Nirvichârasamâpatti - Identificación con el aspecto sutil del objeto, sin pensamiento
Nirbîjasamâdhi - Interiorización sin objeto
Dharmameghasamâdhi - Énstasis de transición
Kaivalya - Liberación


Fuente: Yogadarshana - Autor: José Antonio Offroy