La interiorización completa
Ya desde el inicio, Vyâsa especifica en su comentario al Yoga Sûtra que samâdhi es yoga.
De forma general, el samâdhi engloba todos aquellos estados de meditación que se producen a partir de una cierta profundización. Es un estado de interiorización profunda en el que el individuo se "recoge" en sí mismo gracias a una progresiva abstracción de los procesos mentales.
Se trata de una condición que trasciende la experiencia ordinaria y, en consecuencia, ninguna descripción puede explicar completamente su naturaleza.
Su máximo componente es sin duda la experiencia de completa transparencia entre objeto y sujeto: la conciencia del yogui asume la naturaleza del objeto contemplado y lo comprende desde "dentro". En realidad, lo que el yogui experimenta es un estado de abstracción o enajenación ante todos los objetos. Tal estado singular se acompaña de una vivencia de maravillosa paz y aguda vigilancia mientras que el continuum espacio-tiempo ordinario resulta temporalmente abolido.
El samâdhi puede ser de dos tipos:
- Interiorización con conciencia de objeto: supone la abstracción de todos los procesos mentales salvo uno; subsiste la conciencia o conocimiento del soporte utilizado para la meditación; aún no se trasciende la realidad ordinaria.
- Interiorización sin conciencia de objeto: supone la abstracción completa de todos los procesos mentales, superando el estado de conciencia ordinario al "fusionarse" con el soporte de la meditación.
Interiorización con conciencia de objeto
En este estado tiene lugar una profunda interiorización, previa a la interiorización total, en la que el objeto utilizado para entrar en meditación brilla como único contenido de la conciencia.
Patañjali divide la interiorización de acuerdo a la calidad del objeto:
- Interiorización sobre un objeto físico (un objeto captado por los sentidos): luz, sonido, etc.
- Interiorización sobre un objeto sutil (un objeto captado únicamente de forma intelectual): sentimientos, concepciones mentales, etc.
Además de la "presencia" mental del objeto, se puede llegar a intuir una profunda sensación de felicidad y conciencia de existencia.
En el estado de samâdhi, al principio no se distingue entre el sonido o palabra que representa al objeto, lo que significa tal sonido o palabra y el conocimiento que se adquiere realmente sobre el mismo. Durante esta meditación existe argumentación, reflexión, análisis, en torno al objeto de concentración.
Cuando se supera la fase de argumentación y análisis, eliminando la confusión anterior entre los tres elementos que conforman el objeto, lo que permanece ahora es exclusivamente el significado real del mismo, su auténtica naturaleza. Se trata de una especie de conocimiento intuitivo sobre el objeto que se capta directamente, sin que intervenga ningún otro factor.
Finalmente, la interiorización es de tal calidad y transparencia que se llega a la intuición del si-mismo-esencial que observa.
Tal estado trasciende las formas comunes de adquisición de conocimiento; de hecho, la sabiduría obtenida se apoya en una especie de intuición o visión interior que de forma instantánea proporciona, sin lugar a dudas para el que lo experimenta y sin explicación lógica alguna, la verdad absoluta e íntima sobre el objeto.
Sin embargo, aunque la "fusión" con el objeto llega a ser de tal calidad que permite una contemplación del si-mismo-esencial casi perfecta en un estado de profunda serenidad intelectual y emocional, aún se mantiene la sensación de dualidad entre observador y observado. Sólo la práctica continuada conducirá al practicante hacia el estado de máxima abstracción de las fluctuaciones mentales, denominado técnicamente interiorización sin objeto.
Esta clasificación no significa que tenga que conseguirse una profundización en el samâdhi de forma gradual, pasando necesariamente por los pasos citados; sólo se trata de una clasificación teórica que permite al yogui situarse dentro de la profundidad de su práctica.
Interiorización sin conciencia de objeto
Este segundo tipo de samâdhi, es una condición totalmente inhibida respecto de los procesos mentales.
Este estado tiene lugar como un "salto" en la realidad; durante el mismo, el objeto en sí desaparece como resultado de la completa abstracción de los procesos mentales; el observador se observa a sí mismo en su auténtica naturaleza y el individuo accede de esta forma a una visión trascendental de la realidad. Se dice que es un estado "mas allá del conocimiento" puesto que ya no hay objeto que conocer.
La simple concentración no basta para alcanzar este estado de conciencia. Se requiere una transformación total de la personalidad humana por medio del supremo desapego de todo lo que es finito, impermanente y no es el sí mismo. No es accesible por el mero ejercicio de voluntad. Sencillamente, hay que vaciarse interiormente y prepararse para la gran experiencia de transformación que, en contextos teísticos, se describe como un acto de gracia.
Pero todavía no se ha alcanzado la liberación definitiva. El yogui puede optar en este momento por permanecer en un estado voluntario de cuasi-liberación (similar al bodhisattva del budismo mahayana); es un estado permanente de virtud o santidad. Éste énstasis de transición se da en aquellos que, habiendo alcanzado la interiorización sin objeto, renuncian incluso al máximo conocimiento mientras están vivos con el fin de orientar a otros en su práctica.
De esta forma se continúa hasta que, una vez cumplidas todas las obligaciones contraidas en el pasado, se supera el conocimiento finito.
La Liberación, o Aislamiento Trascendental
La Liberación en el sentido de Aislamiento Trascendental del sí mismo con respecto a la totalidad de la naturaleza inconsciente (kaivalya) coincide con la muerte física y psíquica del individuo; pero, en este caso, el individuo no volverá a renacer pues no queda ningún efecto latente que tenga que actualizarse mas adelante; ni siquiera existe ya "mas adelante".
Si el samâdhi es un estado indescriptible de por si, el kaivalya no lo es menos, aunque se apunte una cierta descripción del mismo:
La Liberación es la conciencia-energía en sí misma.
Tal estado debe suponer la conexión total, que es desconexión, entre el observador y lo observado.
Para ello, primero hay que comprender la distinción entre observador y observado con ayuda del samâdhi.
Dado que dicha conexión es fruto de la ignorancia existencial (avidyâ), el kaivalya supone también la desaparición de ésta.
Clasificación del samâdhi:
Dhyâna - Meditación
Bîjasamâdhi - Interiorización con objeto
Vitarkasamâpatti - Identificación con el aspecto grosero del objeto, con pensamiento
Nirvitarkasamâpatti - Identificación con el aspecto grosero del objeto, sin pensamiento
Vichârasamâpatti - Identificación con el aspecto sutil del objeto, con pensamiento
Nirvichârasamâpatti - Identificación con el aspecto sutil del objeto, sin pensamiento
Nirbîjasamâdhi - Interiorización sin objeto
Dharmameghasamâdhi - Énstasis de transición
Kaivalya - Liberación
Fuente: Yogadarshana - Autor: José Antonio Offroy
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