Fuente: "Luz sobre la vida" - Yogacharya B.K.S. Iyengar.
Cuando se realiza correctamente un asana, los movimientos del cuerpo son suaves, y hay ligereza en el cuerpo y libertad en la mente. Cuando un asana se siente pesada, es un error. Debes intentar insuflar una sensación de ligereza en el cuerpo. Eso puede lograrse extendiéndote mentalmente hacia fuera desde el centro del cuerpo. Es decir, piensa en grande y actúa en grande. No pienses únicamente en levantar los brazos, sino en extenderlos hacia fuera en sentido físico, y cuando los estés sosteniendo, vuelve a pensar en extender la inteligencia yendo más allá de tu propio cuerpo. No pienses en ti mismo como en una cosa pequeña, comprimida y sufriente. Piensa en ti mismo como grácil y expansivo, por muy improbable que pueda parecer en ese momento.
Cuando se realiza correctamente un asana, los movimientos del cuerpo son suaves, y hay ligereza en el cuerpo y libertad en la mente. Cuando un asana se siente pesada, es un error. Debes intentar insuflar una sensación de ligereza en el cuerpo. Eso puede lograrse extendiéndote mentalmente hacia fuera desde el centro del cuerpo. Es decir, piensa en grande y actúa en grande. No pienses únicamente en levantar los brazos, sino en extenderlos hacia fuera en sentido físico, y cuando los estés sosteniendo, vuelve a pensar en extender la inteligencia yendo más allá de tu propio cuerpo. No pienses en ti mismo como en una cosa pequeña, comprimida y sufriente. Piensa en ti mismo como grácil y expansivo, por muy improbable que pueda parecer en ese momento.
Cuando perdemos esa ligereza, nuestros cuerpos se encogen. En el momento en que el cuerpo se encoge, el cerebro se torna pesado y torpe, y uno no ve nada. Se cierran las puertas de la percepción. Debes elevar de inmediato la inteligencia del pecho y abrir la mente. Las esquinas del pecho son pilares y por ello deben ser bien firmes. Encogerse tiene el mismo efecto que un narcótico para el cuerpo. Hundir el pecho derrumba al verdadero Sí-mismo. Como la mente se encoge, el alma también se encoge. La tarea de la columna vertebral es mantener la mente alerta. Para conseguirlo, la columna debe mantener el cerebro en posición. La columna nuca debe estar caída, sino elevarse hacia el Sí-mismo. De otro modo se ensombrece la luz divina en tu interior.
Cuando uno se extiende en un asana debe mantenerse esta ligereza. Por esta razón digo que en todas las asanas hay que ascender para descender y descender para ascender. Por ejemplo si queremos tocarnos los dedos de los pies, primero debemos estirarnos hacia arriba para abrir la bisagra del centro del cuerpo, y así poder descender. De igual modo descendemos para ascender. Intentamos completar un círculo, como en el famoso dibujo de Leonardo Da Vinci acerca de las proporciones humanas, el "hombre de Vitrubio". No vamos a romper una cuerda tirando en dos direcciones. Lo que intentamos hallar es un equilibrio de polaridad, no el antagonismo de la dualidad.
Cuando en el cuerpo hay suavidad y en la mente ligereza, el asana es correcta. La pesadez y la dureza y la dureza indican que el asana es errónea. Siempre que exista rigidez es que el cerebro sobreactúa, y quedas atrapado y encerrado ahí y no hay libertad. Pero al ejecutar desde el intelecto del corazón, con ligereza, firmeza, y al mismo tiempo suavidad, significa que se trata de un estiramiento total, de una extensión total y de una expansión total. El asana realizada desde el cerebro nos hace pesados, mientras que la que se hace desde el corazón nos torna ligeros.
¿Cuándo tiene que ser un asana blanda o cuándo tiene que ser rígida? En movimiento, los músculos deben ser como los pétalos de una flor, abiertos y suaves. Nunca hay que ser rígido en movimiento; la rigidez solo se adopta una vez adquirida la postura. Al igual que un campesino ara un campo y ablanda el terreno, un yogui ara sus nervios para que puedan germinar y mejorar la vida. Esta práctica del Yoga trata de quitar las malas hierbas del cuerpo para que el jardín pueda crecer. Si el terreno está demasiado duro la vida no puede germinar. Si el cuerpo está demasiado tenso y la mente demasiado rígida, la vida no puede proliferar.
A diferencia de la rigidez, la tensión no es buena ni mala. Ha de hallarse presente en el momento adecuado y en la cantidad correcta. La vida es sopesar y equilibrar la tensión. No hay ningún sitio en donde los yoguis hayan dicho que no debe haber tensión en ninguna parte. Es preciso hallar la cantidad adecuada de tensión en el cuerpo. Esa cantidad adecuada mantendrá toda tu energía en el cuerpo. Demasiada tensión es agresión. Las lesiones son producto de la agresión, de realizar movimientos agresivos, no de hacer Yoga. Pero demasiada poca tensión significa debilidad. En el cuerpo debe haber la cantidad de tensión justa. La tensión adecuada es tensión saludable. Hay que llevar vida a todas las partes del cuerpo.
Recuerda: nunca estés rígido mientras estés en movimiento. Extensión es tensión, pero es distinto de rigidez. La rigidez nos convierte en frágiles y quebradizos, y hace que perdamos el equilibrio. Hay que alcanzar el equilibrio a todos los niveles del cuerpo y del ser.
Fuente: "Luz sobre la vida" - Yogacharya B.K.S. Iyengar.
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