1 dic 2016

El Yoga Sūtra de Patañjali. Libro III, Vibhūti Pāda. Traducción y comentarios de T. K. V. DESIKACHAR.



En este capítulo, vibhūtipāda, Patañjali describe de la capacidad de la mente, que a través de varias prácticas explicadas en los dos capítulos anteriores, puede lograr un estado libre de distracciones. Tal mente puede escudriñar profundamente los objetos y los conceptos; sin duda, tiene muchas posibilidades. Entonces, surge en el individuo un conocimiento de los objetos, en una dimensión desconocida hasta entonces. Sin embargo, ese conocimiento puede por sí mismo, ser una fuente de distracción e impedir que la persona alcance el más alto estado del ser, que es liberarse de las alteraciones de cualquier clase, en todo momento. Los tres sūtras siguientes, describen los componentes seis, siete y ocho del yoga, que se mencionaron primero en el sūtra 2.29. Los cinco iniciales se describieron en el capítulo 2.



3.1


La mente alcanza la habilidad para ser dirigida, (dharana), cuando la dirección hacia un objeto seleccionado es posible, a pesar de los muchos objetos potenciales que están dentro del alcance del individuo.

El individuo escoge un objeto, sin importar la atracción que sienta por otras alternativas, y puede ser sensorial o conceptual, simple o complejo, tangible o no, en condiciones favorables o contra todo. La habilidad para mantener la dirección de esta manera, no es posible si nuestra mente está sumergida en las distracciones o si la afectan con fuerza obstáculos tales como el concepto erróneo (ver sūtra 2.3).


3.2
 



Una vez que se ha establecido la dirección, se desarrolla una unión entre las actividades de la mente y el objeto seleccionado.

Entonces las actividades mentales forman un flujo incesante en relación a este objeto.

Al principio nuestro entendimiento está influido por el concepto erróneo, nuestra fantasía y recuerdos. Pero conforme el proceso de comprensión se intensifica, nuestro entendimiento del objeto se refresca y profundiza.


3.3
 



Pronto, la persona está tan involucrada con el objeto, que nada, excepto su comprensión, es evidente. Es como si la persona hubiera perdido su propia identidad. Esta es la completa integración con el objeto del entendimiento (samādhi).

Cuando alcanzamos este estado todo lo que es evidente es el objeto en sí. Ni siquiera estamos conscientes de que somos seres distintos, separados del objeto. Nuestras actividades mentales se integran al objeto y nada más.


3.4



 
Los tres procesos que se describen en los sūtras 3.1, 3.2 y 3.3 se pueden utilizar con distintos objetos, en diferentes momentos, o todos se pueden dirigir en el mismo objeto, por un tiempo indefinido.

A estos procesos, cuando se aplican en el mismo objeto de forma continua y exclusiva, se le llama saṁyama.


 

3.5


¿Cuáles son los resultados de la práctica continua y exclusiva de saṁyama?

Saṁyama sobre un objeto seleccionado, lleva a la comprensión total del objeto en todos sus aspectos.

 
3.6
 

¿Se puede escoger cualquier objeto para dirigir la mente en el proceso de saṁyama? ¿En qué nos debemos basar para hacer nuestra selección?

Saṁyama se debe desarrollar de forma gradual.

El objeto de saṁyama se debe escoger con la debida consciencia de nuestra capacidad para tal investigación. Debemos empezar con objetos poco complicados y con aquellos con los que podamos investigar de diferentes maneras. Entonces habrá una mayor posibilidad de alcanzar un desarrollo exitoso. Es obvio que un maestro que nos conozca bien, nos puede ayudar mucho a escoger nuestros objetos.


3.7



 
No es posible especificar qué es fácil para una persona en saṁyama, ni en ninguna otra práctica. Patañjali presenta la idea de relatividad. Todo es relativo.

Comparadas con los cinco primeros componentes del yoga (sūtra 2.29) los tres siguientes son más complicados.

Los cinco primeros componentes son nuestras actitudes hacia nuestro entorno, nuestras actitudes hacia nosotros mismos, la práctica de los ejercicios corporales (āsana), la práctica de los ejercicios de respiración (prāṇāyāma) y la limitación de los sentidos (pratyāhāra). Son más fáciles de entender e intentar que los siguientes tres aspectos. Estos son, la habilidad para dirigir nuestra mente (dhāranā), la habilidad para desarrollar, sin errores, nuestras relaciones con eso que buscamos entender (dhyāna) y la completa integración con el objeto de nuestro entendimiento (samādhi).


3.8



 
Si desarrollamos nuestras capacidades, podemos, por medio de una disciplina sostenida, refinar y adaptar nuestra mente lo suficiente para facilitar el proceso para dirigirla sin dificultad.

El estado donde la mente no tiene impresiones de ninguna clase y nada está fuera de su alcance (nirbījah samādhi) es más complicado que el estado de dirigir la mente hacia un objeto (samādhi).

El sūtra 1.51 define el estado superior del yoga. La mente en dicho estado es simplemente transparente, no tiene resistencia alguna para investigar y está libre de las impresiones pasadas de cualquier tipo.

El mensaje de los sūtras 3.7 y 3.8 es que saṁyama es posible sólo en nuestro propio nivel individual. No puede haber una sucesión universal al escoger el rumbo de la investigación. No puede ser al mismo nivel para todos, al mismo tiempo. Este es el aspecto relativo de saṁyama, porque se basa en cada una y en todas las capacidades y necesidades individuales. Algunos de nosotros podemos, en otras formas, haber desarrollado capacidades que nos posibiliten para empezar saṁyama a un nivel más alto que los demás. Un experto en la anatomía humana, no necesita estudiar mucho para entender la columna vertebral de un caballo. Pero un experto en finanzas tendrá que empezar con el estudio de anatomía básica.

 
3.9
 

¿Cómo pueden cambiar nuestras mentes, cuando están acostumbradas a operar de una sola manera? Patañjali aborda esta pregunta mostrando que todo lo que percibimos está sujeto a modificaciones. Más que esto, todo se puede modificar de la manera que escojamos.

La mente es capaz de tener dos estados con base en dos tendencias diferentes, que son la distracción y la atención. Sin embargo, en un momento dado, sólo uno prevalece y es el que influye el comportamiento, las actitudes y las expresiones individuales.

Cuando el estado de atención prevalece, nuestra postura es serena, nuestra respiración tranquila y la concentración en nuestro objeto es tal, que estamos totalmente absortos en él y nos olvidamos de nuestro entorno. Pero cuando caemos en el estado de distracción, nuestra pose está muy lejos de ser serena, nuestra respiración es irregular y nuestras actitudes poco indican sobre nuestra capacidad estar atentos.


3.10



 
¿Podemos desarrollar el estado de atención?

Con una práctica constante e ininterrumpida, la mente puede permanecer en un estado de atención por mucho tiempo.

Pero si no intentamos sostenerlo, entonces el estado de distracción tomará su lugar.


 
3.11
 

Aún la cualidad de la distracción puede variar y ser modificada. La mente puede estar caótica o tan pesada que no se distraiga o muy susceptible a las alteraciones. Todo depende de nuestras tendencias pasadas y de cómo hemos respondido a ellas. Existe otro estado intermedio del ser.

La mente alterna entre la posibilidad de una concentración intensa y un estado donde otros objetos diferentes pueden atraer la atención.

La diferencia entre la anterior situación y ésta, consiste en que mientras en aquella nuestra mente alternaba entre dos estados diferentes y opuestos, y en este caso la diferencia entre los dos estados alternantes es mucho menor. Sin embargo, hay una mayor oportunidad de regresar a la dirección de investigación establecida, sin mucha pérdida de tiempo y sin los efectos duraderos del estado mental de distracción.

 
3.12
 

Al mejorar más:

La mente alcanza una etapa donde la unión con el objeto es estable y continua. Las distracciones dejan de aparecer.

Entonces nuestra relación con el objeto ya no se distrae con otras tendencias de la mente. La comprensión completa del objeto es definitiva.


3.13



 
Por lo tanto está claro que nuestra mente puede tener diferentes características, que también están sujetas al cambio. La mente, los sentidos y los objetos de los sentidos, comparten las tres características básicas: pesadez, actividad y claridad. De la misma manera la mayoría de los cambios de nuestra mente son posibles porque estas tres cualidades están en un estado de constante cambio. Cómo y cuándo cambian y qué combinaciones producen las diferentes características de la mente es un tema complejo. Sin embargo, Como se ha establecido que la mente tiene diferentes estados (correspondientes a aquellos donde surgieron las diversas actitudes, posibilidades y patrones de conducta en el individuo), también se puede decir que tales cambios ocurren en todos los objetos de percepción y en los sentidos y que pueden darse a diferentes niveles, influenciados por fuerzas externas tales como el tiempo o nuestra inteligencia.

El tiempo puede convertir a una flor fresca en unos cuantos pétalos marchitos. Un orfebre puede cambiar una pepita de oro en un delicado medallón. Un metalurgista la puede convertir otra vez en una mezcla capaz de almacenar fluidos muy corrosivos. Esas características que son aparentes en un momento, no son toda la historia del objeto. Pero si por ejemplo, se conoce todo el potencial del oro, entonces se podrán manufacturar muchos productos, aunque tengan muy diferentes propiedades. Eso mismo es cierto en el cuerpo y los sentidos. Las habilidades manuales de un artista son muy diferentes de las de un mecánico; el razonamiento de un filósofo es distinto del de un hombre de negocios.


3.14
 

Todas estas características diferentes se deben guardar en algún lugar, de una manera u otra.

Una sustancia contiene todas aquellas características y, dependiendo de la forma particular que tome, aquellas que se ajusten a tal forma, serán aparentes. Pero cualquiera que sea la forma y las características expuestas, existe una base que las contiene a todas. Algunas aparecieron en el pasado, algunas son aparentes en la actualidad y otras se podrían revelar en el futuro.

En los sūtras 3.9 al 3.14 se establece que todo lo que percibimos es real y no ficción. Pero estas realidades están sujetas a cambio. Dos reglas de Patañjali, conocidas como satvāda y parināmavāda, son los cimientos de su enseñanza.


3.15
 

¿Se puede influenciar a estos cambios en las características de las sustancias?

Las características se pueden modificar de un patrón a otro, al cambiar el orden o la secuencia del cambio.

El cambio tiene una secuencia y ésta se puede alterar. Un río que sigue por un valle se puede desviar por medio de un túnel. La inteligencia para asir esta posibilidad, es lo que produce los diferentes patrones del cambio.



 
3.16
 

De cierta forma, saṁyama es el proceso de cambiar nuestro potencial mental de una comprensión incompleta y errónea de un objeto o la falta de ésta, por un entendimiento total. Cuando este potencial se desarrolla, el individuo puede escoger cualquier objeto para perfeccionar un conocimiento profundo sobre él. Estos objetos pueden ser externos, dentro de los límites de la percepción sensorial o conceptos como el cambio, el tiempo o la comunicación. En los siguientes sūtras se dan ejemplos de ese conocimiento, que resulta de los diferentes saṁyamas. Es nuestra elección individual el que estemos más interesados en la libertad verdadera o que usemos el gran desarrollo de nuestra mente para adquirir el conocimiento profundo de una naturaleza específica. Más que una experiencia, la libertad verdadera, es un estado en el cual todas nuestras acciones son de tal manera, que no nos provocan arrepentimiento o lamentaciones. En otra parte Patañjali advierte del mal uso de saṁyama.

El primer ejemplo de cómo dirigir la mente a través de saṁyama es el siguiente: Saṁyama dentro del proceso de cambio, cómo puede afectarle el tiempo y otros factores, desarrolla el conocimiento del pasado y del futuro.

En los sūtras 3.9 al 3.14 se explicaron los cambios que ocurren en los objetos y los sentidos, así como en la mente. Si buscamos esta idea en el fondo, estaremos en la posición de anticipar lo que puede pasar en una situación en particular y lo que ha sucedido en el pasado. La astronomía es el ejemplo clásico de esto.


3.17
 

Patañjali toma el proceso de comunicación para saṁyama. Para relacionar a unas personas con otras, existen diferentes símbolos y lenguaje, que se afectan con su uso y mala interpretación. El lenguaje sirve para explicar algo que se experimentó, está siendo experimentado, o pudiera ser que se experimentara. Un objeto es una entidad en sí misma. Nuestra habilidad para ver un objeto se basa en nuestros intereses y nuestro potencial. Nuestros recuerdos y fantasías pueden influir en nuestra comprensión. Por lo tanto, tenemos un amplio espacio donde nos podemos comunicar mal, por más que tratemos de evitarlo.

Saṁyama dentro de la interpretación entre el lenguaje, las ideas y los objetos, examina los rasgos individuales de estos últimos, los medios para describirlos y las ideas y sus influencias culturales en la mente de quienes los describen. Por este medio, uno puede encontrar la más exacta y efectiva manera de comunicación, sin importar las barreras lingüísticas, culturales y demás.

3.18



 
En todas las áreas de la actividad humana existe la capacidad para desarrollar hábitos y tendencias individuales. Algunas serán más obvias que otras.

Saṁyama dentro de nuestras tendencias y hábitos nos conducirá a sus orígenes. En consecuencia uno gana un conocimiento profundo del propio pasado.

Aprendemos cómo nuestro comportamiento y características personales se desarrollan y qué eventos del pasado influyen en nuestras actitudes, gustos y antipatías. Aprendemos en qué grado están relacionados con nuestra herencia, tradición, requerimientos sociales, etc. Cuando estas raíces se conocen, podemos volver a examinar nuestro estilo de vida para mejorar.


 
3.19



 
Todas las actividades mentales producen distintos efectos físicos. Por ejemplo, nuestros rasgos físicos, postura y respiración son diferentes cuando estamos dormidos, que cuando estamos enojados.

Saṁyama dentro de los cambios que surgen en la mente de un individuo y sus consecuencias, desarrolla en uno la habilidad para observar correctamente el estado mental de los demás.

Entonces podemos ver cómo se están desarrollando las mentes de los demás. Las expresiones físicas, el ritmo de respiración y otros indicadores revelarán el desasosiego, la confusión, la duda, el miedo, etc.


3.20



 
Pero, ¿podemos ver con esto cuál es el origen del estado mental?

No. La causa del estado mental de un individuo está más allá del campo de observación de otra persona.

Esto se debe a que objetos diferentes producen diversas respuestas en distintos individuos. Nuestro campo de observación está limitado por los síntomas y no puede extenderse a las causas.

 

3.21
 

Los rasgos físicos de una persona son distinguibles, debido a su diferencia con los de su entorno. De la misma manera que un parche blanco es obvio en una pared negra, pero uno negro no lo es.

Saṁyama dentro de la relación entre los rasgos del cuerpo y lo que los afecta, puede darle a uno los medios para fundirse de tal manera con su entorno, que su forma sea imperceptible.

Esto se puede comparar con los principios de camuflaje que usan los camaleones y otros animales salvajes. Así, un experimentado cazador al acecho, puede fusionar su forma humana con un medio ambiente, aunque no tenga ninguna característica en especial, al desarrollar un conocimiento profundo de lo que lo hace diferente del medio ambiente y minimiza sus efectos al colocar, mover y moldear su forma humana cuidadosamente.


3.22



 
Nuestras acciones se influyen por el propósito de la acción, el estado mental de la persona que actúa, la claridad a nuestra disposición y las circunstancias.

Los resultados de las acciones pueden ser inmediatos o no. Saṁyama dentro de esto, puede darle a uno la habilidad para predecir el curso de las acciones futuras y aun de nuestra propia muerte.


 
3.23



 
Las diferentes cualidades tales como la cordialidad, la compasión y el contentos, pueden investigarse a través de saṁyama. Así, uno puede aprender a fortalecer una cualidad seleccionada.

De la misma manera se pueden obtener habilidades físicas y mentales específicas.

 
3.24



 
Por ejemplo,

Saṁyama dentro de la fortaleza física de un elefante le puede dar a uno la fuerza de un elefante.

Por supuesto, esto no significa que podemos conseguir una fuerza igual a la de un elefante, sino un vigor proporcional a los límites de la forma humana.


3.25
 

Dirigir la mente a la fuerza vital en sí y mantener la dirección por medio de saṁyama, da como resultado la habilidad para observar finas sutilezas y entender lo que impide la observación profunda.

En la ausencia de estas finas sutilezas, nuestra observación está claramente limitada.


3.26



 
Se puede dirigir a saṁyama hacia el cosmos. Siguen unos pocos ejemplos: Saṁyama dentro del sol, proporciona un inmenso conocimiento del sistema planetario y de las regiones cósmicas.


3.27
 

Saṁyama dentro de la luna, da un amplio conocimiento de la posición de las estrellas en diferentes momentos.

La observación de las diferentes fases de la luna, sus eclipses y el camino por el que viaja, nos lleva por todo el cielo y así abarcamos todas las estrellas visibles y sus constelaciones.


 
3.28



 
Para nosotros, en la tierra, parece que todo da vueltas alrededor de Polaris, la Estrella del Norte, así, Saṁyama dentro de Polaris proporciona el conocimiento sobre los movimientos relativos de las estrellas.


3.29



 
Aún las diferentes partes del cuerpo pueden ser objeto de saṁyama.

Saṁyama dentro del ombligo da el conocimiento sobre los diferentes órganos del cuerpo y sus disposiciones.

Debido a su localización a la mitad del abdomen, a su alrededor se pueden encontrar muchos de los órganos vitales, también es el canal por el cual el cuerpo cubre sus necesidades esenciales mientras está en el vientre, se considera al ombligo el centro de algunas de las fuerzas corporales.


3.30



 
Al usar la garganta como punto de investigación para saṁyama se proporciona un entendimiento de la sed y el hambre. Esto nos posibilita para controlar sus síntomas extremos.

Como el ombligo, la garganta es un área vital. Nuestro apetito por ciertos alimentos, nuestra hambre y sed, todos se sienten ahí.


3.31
 

Saṁyama dentro del área pectoral y la investigación de las sensaciones que se sienten allí, en diferentes estados físicos y mentales proporciona los medios para permanecer estable y calmado aún en situaciones muy estresantes.

Muchos de los síntomas del estrés y la ansiedad se sienten en el área pectoral. Las posturas físicas pueden afectarse por los estados mentales, por ejemplo, el encorvarse con persistencia, puede ser el resultado de falta de confianza en uno mismo.


3.32
 

Saṁyama dentro de la fuente de la alta inteligencia en un individuo, desarrolla capacidades superiores a las normales.

A través de esto, recibimos un apoyo y una gran visión de las fuerzas divinas y en consecuencia,


 
3.33



 
Todo se puede entender. Con cada intento surge un entendimiento nuevo y espontáneo.


3.34



 
Se considera que el corazón es el centro de la mente.

Saṁyama dentro del corazón revelará definitivamente las cualidades de la mente.

Esto es posible sólo cuando estamos tranquilos y calmados. No podemos ver el color del agua de un lago, si éste se encuentra agitado.

 
3.35



 
La mente, que está sujeta al cambio, a diferencia del Perceptor que no lo está, se encuentran cerca pero tienen caracteres definidos y diferentes. Cuando el exterior es quien dirige a la mente y ésta actúa de forma mecánica hacia los objetos, hay placer o dolor, indistintamente. Sin embargo, cuando en el momento apropiado, una persona empieza a investigar la naturaleza misma de la unión entre el perceptor y la percepción, la mente de desconecta de los objetos externos y surge un entendimiento del perceptor mismo.

Bajo la influencia de estímulos externos la mente es un instrumento mecánico. Los resultados no son satisfactorios. Esto sucede a pesar de la fuerza central del perceptor. Aunque los ojos estén bien, si los anteojos están empañados, el objeto será borroso. A través de la investigación saṁyama y la práctica del yoga de acuerdo al sūtra 2.1, podemos mirar los mecanismos de la actividad mental. Y así, poco a poco, nuestra mente se elevará hasta un nivel donde pueda desconectarse de los objetos externos. En este momento de quietud, el entendimiento de la fuente misma de la percepción es aparente.

3.36



 
¿Cuáles son las consecuencias de un momento como ese?

Entonces uno empieza a adquirir extraordinarias capacidades de percepción.


 
3.37



 
Pero la mente es como una espada de doble filo. Estas facultades especiales, adquiridas a través de saṁyama, pueden producir una ilusión de libertad, a diferencia del estado supremo, libre de error.

Para una persona que puede cambiar a un estado de distracción, este extraordinario conocimiento y las capacidades adquiridas por saṁyama son posesiones valiosas. Pero para quien no busca nada más que mantener el estado del yoga, los resultados de saṁyama se convierten en obstáculos, en sí mismos.

Los beneficios imprevistos que surgen por el camino no se deben confundir con la meta final. Aunque nuestras experiencias durante el viaje sean muy placenteras, no las podemos cambiar por la meta que escogimos. Sería como si, en el camino a los picos nevados, nos acomodáramos a la orilla de un lago a ver a los hermosos cisnes y nos olvidáramos para siempre de nuestro destino original.

Después de advertir sobre las limitaciones de saṁyama, Patañjali continua con otras de sus posibilidades.


 
3.38



 
La mente es un almacén de experiencias, aunque distinto para cada individuo. Además, su función está limitada al individuo que la posee. Así, la mente se convierte en una fortaleza aislada que resiste toda entrada.

Si una persona investiga la causa de esta situación tirante, uniendo su mente a sí mismo y examina los medios para relajar esta rigidez, tendrá grandes posibilidades para rebasar sus propios límites.

La mente debe tener la habilidad de ver los resultados de las acciones pasadas que están impidiendo una percepción clara. Por medio de una práctica sistemática de prāṇāyāmay otras disciplinas, el nivel de la actividad mental puede extenderse para influenciar a otras. Un maestro debe tener esta capacidad para poder transformar a un estudiante torpe y confundido.


 
3.39
 

El dolor físico está muy ligado con la mente. Un niño que está totalmente absorto en el juego, puede ser que no se dé cuenta de que tiene hambre. Pero después, puede pedir llorando que le den de comer. Las manifestaciones físicas de sensaciones como el dolor, están ligadas a la mente por medio de fuerzas vitales que corren a través del cuerpo. Ciertas prácticas como prāṇāyāma pueden dirigir estas fuerzas y se pueden producir diferentes efectos con modificaciones específicas.

Al dominar las fuerzas que transmiten las sensaciones del cuerpo a la mente, es posible vencer los estímulos externos. Por ejemplo, una persona puede tolerar el agua a cualquier temperatura o los efectos de las espinas, o alguien más puede caminar en superficies desiguales y aún sentirse tan ligero como un globo.

El frío, el calor, las espinas agudas, todos tienen efectos relativos. Alguien que está acostumbrado al trópico puede sentir un verano en el ártico, como si aún fuera invierno y alguien acostumbrado al ártico sentiría totalmente lo contrario. Para un granjero de la India puede ser tan agradable caminar por los arrozales, como para un neoyorquino lo es caminar en el pavimento.

3.40



 
Las fuerzas vivas, prāṇa, juegan papeles diferentes y en áreas de actividad también difieren. Por ejemplo, samāna es el responsable de la digestión. Se basa en la región del ombligo.

Al dominar samāna uno puede experimentar sensaciones de excesivo calor.

La digestión ocurre cuando los jugos gástricos procesan el alimento que entra al estómago. Si se estimula a samāna, la sensación de calor aumenta. Se sugiere la técnica de prāṇāyāmaque enfatiza el retener la respiración después de inhalar. Se pueden considerar otras técnicas.


3.41



 
Sabemos que el sonido viaja por el espacio.

Saṁyama dentro de la relación entre el sentido del oído y el espacio, desarrolla una extraordinaria sensación de oír.


 
3.42
 

El hombre lleva mucho tiempo interesado en la relación entre los objetos físicos y el espacio. ¿Cómo es que las aves pueden volar y las piedras se caen?

Por el saṁyama dentro de la relación entre el cuerpo y el espacio, y examinando las propiedades de los objetos que pueden flotar en el aire, como una pelusa de algodón, se puede obtener el conocimiento sobre cómo moverse en el espacio.

Otra vez, esto no significa que podemos aprender a flotar físicamente, pero podemos adquirir el conocimiento de qué es flotar. De la misma manera, las propiedades de una semilla de algodón le impiden flotar, pero la misma semilla, cuando se convierte en una pelusa de algodón, lo puede hacer con facilidad.

 

3.43
 

La mente influye nuestra percepción a través de la memoria, la imaginación y otras características tales como la pesadez. Pero la misma mente se puede modificar a un estado en el cual no colorea la percepción de un objeto. Cuando esto pasa, nuestra percepción del objeto es correcta. Aún más, es posible ocultar un objeto por completo para que la mente no lo perciba, sin importar qué tan atractivo y tentador pueda ser.

Al examinar estos fenómenos y al desarrollar condiciones donde la mente no confunda la percepción, surge una extraordinaria facultad con la cual uno puede estudiar otras mentes. Además, las nubes que oscurecen la correcta percepción se minimizan.

Estos desarrollos sólo se pueden dar en etapas. Las nubes que obscurecen, son los obstáculos descritos en el sūtra 2.3
 

3.44



 
Saṁyama dentro del origen de la materia en todas sus formas, apariencias, y su utilización, puede desarrollar el dominio de los elementos.

La materia se basa en elementos de formas diferentes pero mutuamente relacionadas. Cada elemento tiene una existencia distinta. Abarcan el cuerpo y las cosas del exterior y así, sus características cambian. Forman el elemento principal de los objetos que percibimos y si no conocemos su naturaleza enfrentaremos algunos problemas.


3.45



 
Entonces,

Cuando uno domina los elementos, estos ya no lo molestan. El cuerpo alcanza la perfección y tiene la posibilidad de lograr facultades extraordinarias.

Estas facultades incluyen la habilidad para cambiar nuestro cuerpo a una gran pesadez, una gran ligereza y así sucesivamente.


3.46
 

La perfección del cuerpo significa tener buenos rasgos, ser atractivo para los demás, firmeza física y una fuerza inusual.


3.47
 

El dominio sobre los sentidos se logra a través de saṁyama, dentro de la habilidad de los sentidos para observar sus respectivos objetos y depende de cómo capten esos objetos, cómo se identifique el individuo con ellos, cómo se relacionen el objeto, los sentidos, la mente y el perceptor, y qué resulte de esa percepción.

Los sentidos, el objeto y la mente tienen que relacionarse para que una observación se materialice. Esto es posible debido a que los poderes del perceptor, la mente y los sentidos para registrar el objeto. Además, las tres características comunes, que en combinaciones diferentes poseen la mente, los sentidos y el objeto (ejemplo: pesadez, actividad y claridad) ayudan o afectan a la percepción.
 

3.48
 

Entonces la respuesta de los sentidos será tan rápida como la de la mente. Distinguirán con agudeza y el individuo tendrá la capacidad de influir en las características de los elementos.

Por medio de este saṁyama, los cambios que sufren los elementos se pueden controlar a voluntad. Y ganamos el conocimiento necesario para distinguir esos cambios, de la misma manera que un químico puede transformar el agua de mar en sus componentes químicos.



3.49



 
Cuando hay un claro entendimiento sobre la diferencia entre el perceptor y la mente, se llegan a conocer todos los diversos estados mentales y lo que los afecta. Entonces, la mente se convierte en un instrumento perfecto para la percepción impecable de todo lo que necesitamos conocer.


 
3.50



 
Estas extraordinarias capacidades que se pueden obtener a través de saṁyama no deben convertirse en nuestra meta final. De hecho, La libertad, la última meta del yoga, se obtiene sólo cuando se rechaza el deseo de adquirir un conocimiento extraordinario y la fuente de los obstáculos está controlada por completo.


3.51
 

Se debe de contener la tentación de aceptar una posición respetada, como consecuencia del conocimiento adquirido por saṁyama. De otra manera, esto conduciría a las mismas consecuencias desagradables que surgen de todos los obstáculos con los que se encuentra el yoga.

Estos obstáculos incluyen valores confusos. Hay, ciertamente un retroceso, cuando se le da más valor al aprendizaje de altura, que a la libertad duradera, como doloroso resultado de nuestras acciones.

 
3.52
 

Saṁyama dentro del tiempo y su consecuencia ocasiona la claridad absoluta.

La claridad es la habilidad para distinguir la diferencia entre un objeto y otro, y para ver cada objeto en su totalidad, sin ningún impedimento. El tiempo es relativo, existe por la comparación de un momento con otro. Una unidad de tiempo es, de hecho, una representación de un cambio. El cambio es el reemplazo de una característica por otra. En este saṁyama lo que se necesita es examinar la unión entre el tiempo y el cambio.


 
3.53



 
Esta claridad hace posible distinguir los objetos aun cuando la distinción, aparentemente no es diáfana. Dicha similitud no debería impedir a una persona el tener una percepción bien definida del objeto seleccionado.


3.54



 
Aún más,

Esa claridad no es exclusiva de ningún objeto, ninguna situación en particular o momento alguno. No es el resultado de la lógica secuencial. Es inmediata, espontánea y total.

 

3.55

¿Qué es la libertad?

La libertad es cuando la mente se ha identificado por completo con el perceptor.

Y nada más. Entonces la mente no tiene matiz ni rasgos propios.




 

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