Por B K S Iyengar
La gente me pide muy a menudo que explique exactamente que es el yoga. ¿Es arte, ciencia, religión o filosofía? Es natural que esas dudas estimulen la curiosidad de quienes se interesan en el yoga.
Mi respuesta a todos ellos es que el yoga no es ninguna de esas cosas en particular y al mismo tiempo todas combinadas. Es independiente y es una consumación de todas esas facultades, que trasciende la esfera de los propios pensamientos. Es la nube plateada que lleva al ser humano del plano corporal hacia la realización del Sí-mismo. Hay que analizar, experimentar y adquirir experiencia en el yoga en todas esas categorías, y acabar con las nociones de duda una a una a fin de comprender el significado del yoga. Permitan primero que explique las expresiones precedentes.
Arte significa habilidad. Es habilidad al hacer cualquier cosa que sea resultado de conocimiento o práctica y su exhibición. Ciencia es conocimiento de cualquier clase sistematizado: es un estudio de hechos a través de la experimentación. El arte es conocimiento experiencial. La religión es un conjunto de creencias, prácticas y un código de conducta moral para los asuntos humanos. La filosofía representa la investigación racional y el estudio crítico de verdades y principios de un estado de ser.
El yoga es el arte de la educación para alcanzar la realización de Sí-mismo. Todos vivimos en la munificencia de la naturaleza, que consiste en la flora y la fauna, que, si se explotan con moderación, están ahí para nuestro correcto disfrute. La práctica del yoga con habilidad, ejecutada mediante esfuerzos repetidos y guiada por principios de los que mana belleza creativa con la expresión de la verdadera felicidad dentro uno mismo, se convierte en conocimiento subjetivo. El yoga, como conocimiento subjetivo, es arte. Cuando se aprende yoga bien, resulta tan nutrido y sabroso como la comida sana. Expresa el ser interior del practicante refinando su cuerpo, consciencia y Sí-mismo. Vive en ello como si la tierra fuese el cielo.
Como ciencia, el yoga nos ayuda conocernos a nosotros mismos a través de pruebas, experimentos, experiencias y observaciones. Nos hace conocer lo que somos y cómo hay que aplicar el yoga. Pero para gustar de ese conocimiento hemos de practicar, como cualquier artista que dedica y consagra su tiempo a su búsqueda.
Como religión, el yoga cuenta con códigos morales universales: no violencia ( de acción, palabra y pensamiento) ( ahimsa ), veracidad ( satya ), no apropiación indebida ( asteya ), celibato ( brahmacarya ) y no poseer más allá de lo necesario ( aparigraha ). Cuenta con disciplinas como limpieza interior y exterior ( sauca ), contento con la situación en que se está sin malicia ni odio ( santosa ), ardiente deseo de realizar la verdad ( tapas ), estudio del Sí-mismo ( svadhyaya ), y entrega de todas loas acciones al Señor ( Isvara pranidhana ). Es una religión divina que conduce a la realización del Sí-mismo, un sendero que lleva ala realización de Dios.
La filosofía trata sobre todo de las nociones de una vida honrada. El Vedanta muestra los medios para alcanzar el estado más elevado de la propia condición de vida. El Vedanta ( veda = conocimiento, y anta = fin ) es la consumación de todo conocimiento. Así pues, Vedanta significa sabiduría. Incluye las dos expresiones de “sostener” y “abstener”. Por fortuna, el yoga guía tanto en filosofía como en Vedanta. Como filosofía, conduce al arte de vivir. El verdadero arte de vivir radica en comprender como vivir con la naturaleza sin perturbar el orden de las cosas ni a nosotros mismos. El yoga nos ayuda a distinguir la felicidad y la paz ( sreya ) verdaderas y eternas de los placeres falsos y efímeros ( preya ), que están emparejados con el dolor. Sostener lo bueno implica práctica ( abhyasa ). Abstenerse de lo que retrasa la evolución es renuncia ( Vairagya ). La abstinencia implica abandonar los placeres que no compatibles con vivir en paz y armonía, pero también aquellos que provocan conflicto, dolor, aflicción e infelicidad. La observancia de disciplina de control de los sentidos y la mente conduce a la realización de una felicidad perdurable e imparcial. Eso es cultura yóguica. Solo un alma realizada, a través de la luz de esta cultura divina, libre de prejuicios, puede iluminar a la humanidad. Tal alma resplandece como una lámpara en la oscuridad e ilumina la consciencia de aquellos que llegan hasta ella en busca de luz. Así es como una cultura auténtica participa en creación de una civilización, o alumbra la verdadera “religión” del ser humano.
Antes de finalizar, citaré la Svetasvatara Upanisad: “ Dios es uno y omnipresente, pero la gente Le llama con distintos nombres, según su comprensión”. Del mismo modo, el yoga es uno. Al igual que el tronco es uno y las ramas son muchas, el yoga es uno, pero incluye todas sus ramas al mismo tiempo.
Fuente: “Astadala Yogamala” – Yogacharya B.K.S.Iyengar
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