Por B.K.S. Iyengar
No hay dhyana sin jñana
Ahora es muy normal que cualquiera hable de dhyana o meditación. Pero sin jñana (conocimiento) no hay dhyana, y sin dhyana no hay jñana. Un conocimiento maduro (paripakva jñana) conduce hacia dhyana. Desde yama a pratyahara, lo "basto cognoscible" se conoce, pero lo sutil aún no. Estos sentidos sutiles son la inteligencia, el ego y la consciencia. En dharana emerge la inteligencia con claridad y se vuelve conocida.
En dhyana se humilla al "yo" y la "yoidad", y el practicante se transforma desde el sí-mismo individual hacia el Sí-mismo universal. De este modo, estos siete pétalos del yoga llevan al practicante a respirar la fragancia espiritual integrando el cuerpo en la mente, la mente en la inteligencia, la inteligencia en el sí-mismo y el sí-mismo en el Sí-mismo. En este estado, la inteligencia alcanza su madurez, se sosiega, se tranquiliza y serena. Ahora no hay nada que la inteligencia deba "conocer". Ése es el estado de consciencia absoluta, uno si un segundo.
Hasta el estado de dharana existe un método, una técnica, pero para dhyana y samadhi no existe técnica alguna. Se necesita un profesor para guiar al estudiante hasta dharana, mientras que en dhyana el estudiante se convierte en el maestro y el mismo maestro que reside en el interior le guía como alumno.
Dhyana conduce hacia Isvara pranidhana. Japa y bhajan hacen que la consciencia mire hacia el que ve. Se consideran pasos preparatorios para dhyana.
a) Japa
A menudo suele recomendarse repetir el japa aum. La repetición de aum se considera meditación. Pero japa y dhyana no son lo mismo. Japa sadhana puede conducir a dhyana, pero japa no puede ser dhyana. En dhyana no hay palabras, no hay expresión verbal.
Aum es una palabra. Es simbólica, pero tiene sabda o sonido. Está compuesta de tres letras: a, u y m. EStas letras no se han elegido al azar. Cuando se abre la boca, la primera sílaba que se produce tiene forma del sonido a. El mismo abrir la boca es pronunciar a. La sílaba media es u, que no es ni abrir ni cerrar la boca, sino un movimiento. Cuando se cierra la boca por completo es m. La sílaba aum es la base de todas las palabras. La creación de palabras se llama sabda brahma. Las palabras cuentan con sonidos resonantes. El sonido tiene un ritmo. Este sonido rítmico se llama nada brahma. Ningún sabda puede pronunciarse sin esas tres sílabas. Por eso se consideran divinas.
El Alma Suprema carece de nombre o forma. Nombres y formas pertenecen a los objetos, pero el sujeto carece de nombre o forma. Dios no puede ser expresado. A pesar de ello se lo llama al Supremo con diversos nombres.
Aum es la raíz de la expresión verbal. Aum empieza desde el ombligo y acaba en la boca, y el sonido regresa al ombligo. Incluso alguien mudo tiene una expresión propia de sonido. En el momento en que intenta expresar sus esfuerzos, esa resonancia es aum. Puede que no veamos claro que el sonido que sale tiene a, u, m. De igual modo que no podemos vivir sin alimentos, aire o agua, tampoco podemos hacerlo sin palabras. El habla es una expresión basta a base de palabras. Las palabras están presentes incluso en nuestro proceso de pensamiento, y el sonido existe en todos nuestros movimientos.
Japa se enseña para equilibrar la mente errante. Luego se recomienda saber el significado de la palabra y, a continuación, sentir la palabra con su significado. La palabra y su significado puede ser objetivos, pero la experiencia de la palabra y su significado son subjetivos. No hay que permitir que las experiencias propias se hagan mecánicas o estáticas. Hay que desarrollar frescura de palabra, pensamiento y obra, para que la experiencia también lo sea.
AUM es pranava. Esa palabra revela un nuevo significado cada vez que se pronuncia. Se crea un nuevo desafío que dispone a la mente en busca de las profundidades de la propia consciencia.
Patañjali ofrece en Samadhi Pada varios métodos para la unidireccionalidad de la consciencia (citta). Japa aum es uno de ellos. El mantra aum se da a todo el mundo como dhyana, pero es japa, oración. No es dhyana. Japa no es dhyana. Japa es un medio hacia dhyana. En dhyana desaparece japa.
b) Bhajan y bhakti
Los bhajans son composiciones musicales sobre el Señor, con el propósito de hacer que la mente errante vuelva a contemplar la naturaleza del Señor y sus alabanzas. El canto de bhajans, el acudir a templos e iglesias, el fijar la mirada en la imagen del Señor, son formas externas de expresión de devoción, mientras que la entrega total del Sí-mismo al Supremo Señor es la más sutil de las devociones, llamada bhakti, es decir, devoción y dedicación. Bhajan y japa son un tipo de preparación para hacer gravitar la mente hacia el Supremo. Bhajan y nama japa (repetición del nombre del Señor) tienen por objeto apartar la mente de los objetos sensuales y llevarla a un estado de disciplina controlada. El apego y amor por el Señor es muy superior al apego a los pensamientos mundanos. Bhajans (nama smarana) y japa preparan física y mentalmente para la devoción. Pero la auténtica devoción ha de llegar desde dentro.
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