El origen del yoga se remonta a las prácticas místicas de los antiguos sabios de la India (risis) y es una de sus tradiciones filosóficas más reconocidas. Aunque en Occidente ha sido difundida información sobre el yoga, su verdadero finalidad no han sido bien comprendida y abundan muchas especulaciones. Suele creerse cree que la práctica del yoga trata únicamente sobre distintas posturas corporales (asanas), que favorecen el relajamiento físico y la paz mental. Pero éste es un concepto corporal y el proceso del yoga es más amplio e incluye diversas prácticas de meditación.
La filosofía del yoga consiste en un camino espiritual hacia la autorrealización y la trascendencia más allá del plano corporal. Las técnicas respiratorias practicadas en las tradiciones tibetanas, las asanas (posturas corporales) que se conocen en la India junto con los procesos de meditación, son solo tres de las ocho partes que comprende el sistema del yoga y que serán descritas más adelante.
Podría decirse que el yoga es un medio para lograr la iluminación por medio de la purificación del ser. Su práctica purifica el cuerpo, la mente y los sentidos, con el objetivo de que el individuo pueda experimentar la realidad absoluta. Esta realidad trascendental es revelada al disiparse la ilusión y la dualidad de la vida material.
La popularidad del yoga ha crecido en todo el mundo envuelta en un halo de misterio y exoterismo. La naturaleza misma de su filosofía concierne a los más grandes misterios de la vida y del Universo, incluyendo el karma y la reencarnación. Las vaguedades e imprecisiones de las publicaciones sobre Yoga conocidas en Occidente, se deben a una falta de correlación entre sus verdaderas enseñanzas y los hechos con los cuales una persona debiera estar familiarizada.
Si las doctrinas del yoga se estudiaran considerando adaptando el pensamiento antiguo a las corrientes modernas, tal vez sería más fácil apreciarlas en forma apropiada. Pero para ello se requieren expositores genuinos y exentos de la especulación. Los descubrimientos científicos pueden ayudar a entender algunos aspectos del yoga. De hecho, existe una relación entre las leyes de la vida de orden superior y las que existen en el plano físico. Muchas de las prácticas yóguicas, tales como asana, pranayama, etc., son puramente de naturaleza física. Pero cuando se divorcian de las enseñanzas esenciales del yoga reducen sus sistemas a una concepción cultural puramente física, convirtiéndose en simplificaciones exageradas que se alejan del sentido y la verdadera práctica del yoga.
Tales vulgarizaciones de la literatura espuria, así como las prácticas ilegítimas, deben contrastarse con exposiciones fidedignas de la filosofía y las técnicas del yoga. De esta manera podrá ofrecerse una idea más clara del yoga en términos del pensamiento moderno. Varios aspectos cruciales del yoga están más allá de la pura comprensión intelectual. Sin embargo, su filosofía y sus técnicas pueden ser bien entendidas si se aborda su estudio con sinceridad y amplitud mental.
Si una persona comienza el camino del yoga bajo una guía apropiada, experimentará cambios fundamentales en su naturaleza, comprendiendo la importancia que aporta la práctica de esta disciplina espiritual a los problemas básicos de la existencia. El yoga es una ciencia basada en las leyes eternas de la vida de orden superior. Para fundamentar sus postulados no requiere de ninguna ciencia o sistema filosófico auxiliar.
Sus verdades están basadas en la praxis espiritual de una sucesión discipular de místicos, santos y maestros sabios. Aún en la actualidad se preservan tales enseñanzas. Aunque se ha intentado explicar las enseñanzas del yoga sobre una base racional para hacerlas más asequibles o populares, éstas no pueden ser demostradas en el plano ordinario de percepción. Los hechos del yoga místico no pueden ser probados ni demostrados. No apelan al intelecto, sino a la intuición y la realización interna del ser.
El yoga se basa en disciplina (sadhana) física y mental. Es un antiguo proceso místico de la India, pero las versiones presentadas en Occidente suelen ser desviaciones del sistema yoga de Patanjali, el autor de los Yoga-sutras, el fundamento de esta disciplina espiritual que es uno de las seis filosofías ortodoxas de la India conocidas como sat-darsanas. Patanjaji acepta a Dios como una persona suprema. Su obra es la referencia fundamental para los practicantes serios del yoga.
Los Yoga-sutras de Patanjali
En los Yoga-sutras, uno de las seis darsanas o filosofías ortodoxas de la India, se explica el proceso metódico del yoga, mediante el cual uno puede aprender el control del cuerpo y de la mente, con el propósito final de utilizarlos como instrumentos en el servicio de Dios. El cuerpo se considera como el templo del alma. Mediante las posturas (asanas) y el control de la respiración (pranayama), el proceso del yoga da al practicante salud física y bienestar mental para ayudarlo a fortalecer el “templo” o cuerpo físico.
No obstante la arraigada creencia occidental, la parte de la salud o el beneficio físico derivado de la practica del yoga, este aspecto corporal no constituye un fin en si mismo. En la esencia del yoga tradicional este es sólo el primer paso en el camino de la realización de Dios. Los adeptos no deben pues confundir la meta con el fin o los primeros pasos, ni tampoco desear obtener perfecciones místicas (sidhis), como suele ocurrir entre muchos de los practican yoga en India.
El sistema de asthanga-yoga de Patanjali y sus ocho pasos
Aunque existen varias clases de yoga, el yoga es popularmente llamado Asthanga-yoga o el sistema óctuple de meditación. Astha significa “ocho” y anga “parte”, “sección” o “división”. En base a esta definición, el Asthanga-yoga comprende ocho estados o niveles sucesivos, dos de los cuales tienen también sus propias secciones.
El yoga cree en la existencia de un alma libre del cuerpo burdo y sutil, el cual consiste de sentidos, mente, ego e intelecto. Debido a la ignorancia, el alma se identifica con las modificaciones del cuerpo y de la mente y confunde su identidad real.
La meta principal de la práctica del Asthanga-yoga es el control de las distintas modificaciones o cambios de la mente, para llegar al estado de kaivalya samadhi. Por eso, Patanjali define el yoga como citta vrtti nirodha, el control de las modificaciones de la mente. Las ocho partes del yoga son Yama, Niyama, Asana, Pranayama, Pratyahara, Dharana, Dhyana y Samadhi. Son escalones que deben ser subidos progresivamente hasta alcanzar la cumbre.
De los ocho pasos del sistema de yoga que serán descritos a continuación, los primeros cinco son ayudas externas y los tres restantes son internos. El siguiente cuadro general resume los 8 pasos del Asthanga-yoga, cuyas subdivisiones se explican detalladamente después de este esquema:
Preparación remota
1. Yama (práctica de preceptos)
ahimsa (no violencia)
satya (veracidad)
asteya (no robar)
brahmacharya (continencia o castidad)
apavigraha (ausencia de codicia)
2. Niyama (práctica de virtudes)
saucha (pureza)
santosha (paz)
tapas (austeridad, disciplina)
svadhyaya (estudio, especialmente de los textos sagrados)
ishvara pranidhana (entregarse a Dios)
3. Asana (posturas)
4. Pranayama (control de la respiración)
5. Pratyahara (retirar los sentidos, control)
Preparación directa
6. Dharana (concentración)
7. Dhyana (meditación)
8. Samadhi (trance)
Práctica avanzada
El ejercicio de poderes extraordinarios y la práctica de formas avanzadas de meditación, las cuales conducen a kaivalya (absorción completa y liberación).
Explicación de los ocho niveles del proceso gradual del yoga
A continuación se da una detallada descripción de los ocho niveles o pasos anteriores, con sus propósitos y particularidades:
1. Yama: Restricción o control: consiste de cinco aspectos:
i) ahimsa, “no violencia”;
ii) satyam, “veracidad y pureza de mente”;
iii) asteya, “no-robar o apropiarse de lo ajeno”;
iv) brahmacharya, “celibato”, castidad o control del deseo sexual; y
v) apavigraha o athyharaha, “no-codicia”, estar libre de ambición y avaricia, no aceptar cosas innecesarias.
Consiste en la sencillez, vivir estrictamente con lo necesario, sin acumular cosas indebidas. El propósito de tal restricción conduce a una vida pura, de elevada moralidad y virtud.
Este primer paso, yama, sirve para la coordinar y organizar la conducta individual, buscando una armonía interior y exterior, lo cual reduce las tensiones y la ansiedad para avanzar espiritualmente en la dirección correcta. Los propósitos de cada una de las cinco sub-divisiones de este primer paso de la práctica del yoga son los siguientes:
i) Ahimsa significa no incurrir en ningún tipo de violencia, no sólo en amar a los seres más cercanos, sino en respetar todas las formas vivientes, incluso las más pequeñas. Una persona tiene que aprender a controlar su mente, palabras y acciones, para que no haga daño a los demás. Una actitud pacífica es un síntoma de un individuo plenamente desarrollado.
En sentido yógico ahimsa es la supresión de la violencia de acciones, gestos, palabras y pensamientos. El creador ve todo cuanto hacemos, y nuestras acciones generan reacciones kármicas positivas o negativas. Cualquier acto violento contra una criatura actúa contra el Ser Supremo y contra quien lo realiza. La práctica efectiva de ahimsa puede conducir a que las enseñanzas de toda fe o creencia lleven a la verdadera hermandad y amor universales.
ii) Satya es la veracidad, actuar en conocimiento real de las cosas. La palabra satya significa verdad, honestidad, pureza de propósitos. Como advierten los antiguos rsis de la India, la verdad debe ser preferiblemente practicada de un modo favorable y sin perjudicar a nadie. La verdad y la no-violencia facilitan la búsqueda vital y concentran las energías del ser. Su práctica continua genera autoestima, confianza y fortaleza interna, que son esenciales para la perfección del yoga. Una persona que habla y práctica la verdad se considera valiente, de buena conducta. En sus Yoga-sutras Patanjali indica que decir la verdad hace que una persona tenga éxito en la vida.
iii) Asteya, no robar, no es sólo obtener cosas en forma ilegal. También evita el pensamiento o deseo de apropiarse indebidamente de algo, lo cual es pecaminoso. Eso significa mantener la honestidad en la mente y la acción. La cualidad esencial del ser humano es la honestidad. Su violación atenta contra la coexistencia pacífica y el progreso de la humanidad, contribuyendo al odio, la enemistad y las reacciones legales.
Asteya incluye también no imponer ninguna ideología sobre los demás, ni forzar a que alguien acepte algo por la fuerza. Eso constituye una agresión y altera la paz mundial, generando crisis en la comunidad. De allí que estos principios básicos del yoga son indispensables para la sanidad del espíritu individual y también de la sociedad. Tarde o temprano, robar le producirá sufrimiento al ladrón.
iv) Brahmacarya significa celibato, castidad. Generalmente, ha sido entendido como abstinencia, pero su verdadero significado es tener control total de uno mismo, tanto de nuestra mente, como de nuestro cuerpo y nuestras acciones. Eso sólo es posible cuando nuestra conducta es similar a la del creador. Como indica el significa literal de la palabra brahmacarya, el comportamiento (acharan) de un yogui debe ser como el de Brahma (el creador apoderado), quien siempre actúa de la manera más correcta para el bien de todo el universo. Similarmente, un estudiante del yoga debe actuar de tal modo que beneficie a todos.
El brahmachari es el estudiante célibe que practica con sencillez la vida espiritual y sigue las instrucciones de su maestro. Brahmacharya es una de las cuatro divisiones espirituales de la sociedad védica (brahmachari, grhastra, vanaprqastha y sannyasa). Un yogui que desea tener éxito debe practicar celibato, física, mental, y emocionalmente. La abstinencia sexual es la clave de la buena salud, la felicidad y la iluminación espiritual.
v) Aparigraha, la “no-posesión” o estar libre de la codicia, también consiste en no desear acumular riqueza o cualquier cosa que exceda nuestras necesidades normales, incluso evitar pensar tener más de lo necesario, lo cual es llamado atyahara. Rupa Goswami explica que una persona ecuánime que controla sus sentidos es llamado un goswami. Al igual que el verdadero yogui, el Swami controla los impulsos (vegam) de la lengua (jihva) y del comer. Tampoco debe hablar (vacah) más de lo necesario (prayalpa), debe controlar la ira (krodha), el deseo sensual y tener una mente ecuánime.
Cuando una persona se enreda demasiado en actividades, tales como acumular más fondos de los requeridos, se esforzar mucho por cosas mundanas que son difíciles de obtener, habla innecesariamente sobre cosas mundanas, se asocia con personas mundanas que no se interesan por cultivar la conciencia espiritual, codicia logros mundanos, y no sigue reglas ni regulaciones, o las sigue caprichosamente, todo eso conduce a la ignorancia y aparta al practicante del yoga del objetivo deseado. Por lo tanto, aparigraha yatihara tienen ese profundo sentido.
2. Niyama: Disciplina, seguir buenos hábitos.
Es la práctica de la auto-purificación, mantener la paz, tanto externa como internamente. Este segundo paso del proceso óctuple del yoga también consta de cinco aspectos o subdivisiones:
i) saucam, “pureza”, santidad del cuerpo y la mente;
ii) castidad o celibato;
iii) penitencia y austeridad;
iv) lectura de libros religiosos o que ayuden espiritualmente; y
v) la entrega a Dios.
Esos 5 hábitos físicos y morales fortalecen la mente.
Este segundo paso sirve para la reorganización del cuerpo, reducir las necesidades superfluas, eliminar las emociones y las emociones negativas para no ser desviado hacia otros propósitos diferentes a los de la autorrealización. Niyama, así como el primer paso, también tiene cinco partes:
i) Saucham, es la pureza externa e interna. Una persona que mantiene su espíritu, su cuerpo limpio y su ropa limpia y pulcra, se llama suchi. La suciedad incita la pereza y bloquea la acción rápida y oportuna. Una persona debe mantener su cuerpo limpio y comer alimentos puros. La limpieza interna consiste en estar libre de emociones y pensamientos negativos (odio, envidia, lujuria, celos, codicia, egoísmo, etc.), lo cual obstruye la armonía vital y el avance en el camino espiritual. La meditación y la oración mantienen la mente pura. Bañarse y evitar los hábitos insalubres como la intoxicación, mantienen la pureza física.
ii) Santosa, satisfacción o gozo. Significa sentirse satisfecho con lo que podemos disponer en este mundo, sin quejarnos ni codiciar, para que la energía no se desgaste en búsquedas materiales. La insatisfacción es la causa del sufrimiento y el dolor, que obstruyen el camino del avance espiritual. Cuando el intelecto de una persona funciona normalmente, la mente se pacifica. La tranquilidad se alcanza mediante la práctica de santosa.
iii) Tapah significa “austeridad”. También quiere decir penitencia, mantener estricta disciplina, la cual ayuda en la purificación de la mente para alcanzar estados elevados de conciencia y realización. Esta equivalencia no es la más idónea, pues en su sentido más amplio la palabra sánscrita tapa o tapasya, significa tener verdadero control sobre el cuerpo, la mente, las emociones y los deseos, lo cual se logra mediante la práctica y el esfuerzo regular. La práctica de la austeridad y el sacrificio contribuyen a que el estudiante del yoga domine su personalidad y se dirija sin obstáculos hacia la meta deseada.
iv) Svadhyaya, es “el estudio”, especialmente el de la Literatura Védica. Significa leer buena literatura, aquella que sea propicia para entender la vida y su objetivo esencial. La literatura mundana está plagada por los defectos de sus autores. Toda alma condicionada tiene los cuatro defectos básicos del alma condicionada: cometer errores, tener sentidos imperfectos, mentir, y caer en ilusión.
Al practicante del yoga se le aconseja que lea únicamente las obras que son favorables para la purificación de la conciencia. Los libros escritos por almas iluminadas y los textos religiosos nos ayudan a entender el destino trascendental. Svadhyaya también incluye la introspección (reflexión o auto-análisis), el canto de mantras específicos y el estudio de los Vedas, porque ayudan a la concentración mental para prevenir pensamientos involuntarios no deseados, los cuales contaminan la mente y nos apartan de la meta espiritual. Leer libros en búsqueda de la verdad y la auto-realización es svadhyaya.
v) Isvara pranidhana es la fe en Dios, la “completa dedicación a Dios”. Tener firme fe en el Señor Supremo se llama nista-sradha. Sradha significa fe, pero hay varias clases de fe. El practicante del yoga no debe tener fe en cosas materiales, sino fe en Dios, lo cual implica conocer a Dios y actuar de acuerdo a las leyes de Dios, ofreciéndole el fruto de las acciones y esfuerzos personales. Toda acción produce un resultado. Apegarse a los beneficios o frutos de las actividades sólo distrae la mente y dificulta concentrar los esfuerzos en la dirección deseada. Un verdadero yogui siente que él es un eterno sirviente de Dios y que él es sólo un instrumento en las manos del Señor.
Sin la práctica efectiva de yama y niyama no se puede avanzar en el proceso del yoga, ya que estos dos primeros pasos sirven para preparar el cuerpo, la mente y la conciencia, de manera que actúen armónicamente en la dirección interior correcta, facilitando el progreso hacia los pasos o niveles superiores. Cuando yama y niyama se practican correctamente, ayudan a concentrar la energía y alcanzar el propósito de la práctica del yoga.
3. Asana: La palabra asana significa literalmente “asiento”.
Por asanas se refiere aquí a las posturas corporales. Este proceso es también conocido como Hatha-yoga. Consiste en varios ejercicios y posiciones corporales que aportan estabilidad física y mental, así como salud y vigor. Existen varios tipos de posturas prescritas como una disciplina para el cuerpo. Si el cuerpo está enfermo y débil, entonces la mente se desvía y debilita. Esas posturas mantienen al cuerpo sano y evitan la enfermedad.
Ese concepto de salud física armoniza con el Ayur Veda, el sistema de medicina natural de la India que tiene más de 5000 años de antigüedad. Ayurveda significa “Ciencia de la Vida”. Sus principios se describen en los textos sánscritos y están basados en la comprensión de que las funciones del cuerpo son regidas por factores naturales. La filosofía del Ayurveda prescribe la vida simple y natural, los buenos hábitos del comer, pensar, actuar, etc. Su visión es que el cuerpo humano debe estar en balance perfecto con la naturaleza y define los factores que generan y mantienen la salud, formando la base del primer sistema holístico de diagnóstico y tratamiento de la salud integral.
La medicina Ayurvédica usa fórmulas herbominerales para restablecer el equilibrio de cada función del cuerpo, restaurando la capacidad física del cuerpo para sanarse a sí mismo, promoviendo la higiene corporal y mental. El Ayurveda es compatible con la práctica del yoga, pues todo espiritualista y practicante del yoga debe seguir una dieta sana y buenas normas de conducta física, ética y moral. Las implementaciones modernas del Ayurveda perfilan un balance entre la antigua tradición y la ciencia moderna.
Las diversas asanas o posturas corporales tienen diferentes nombres. Originalmente se referían al lugar donde se sentaba el yogui para meditar. Ayudan a crear una conexión entre el cuerpo y la mente para que enfoquen un sólo propósito, y también curan varios problemas físicos. El Hatha-yoga Pradipika describe detalladamente las (o los) asanas. No se trata simplemente de ejercicios físicos relajantes, como popularmente se hace en occidente. Cada tipo de asana tiene un efecto particular y debe ser supervisado por un instructor calificado.
A pesar de que algunas posturas y contorsiones difíciles han sido practicadas por ciertas personas como si fuera una gimnasia, no son en realidad el objetivo del yoga. El yoga no consiste en modelar el cuerpo o la mente de alguna manera particular, con simples fines de obtener un relajamiento o una sensación placentera. Esas concepciones se encuentran en el plano corporal y no se corresponden con el objetivo fundamental de la práctica del yoga, que es la meditación y la autorrealización individual.
El propio Patanjali describe claramente que asana es “la posición del cuerpo en la que una persona puede permanecer sin sentirse demasiado incómodo, de manera natural y sin demasiado esfuerzo” (sthirsukhamasanam). En una postura sentada, se deben mantener en línea recta la cabeza erguida, el cuello y la espina dorsal. En la columna vertebral están ubicados los siete chakras o centros energéticos. Allí circulan las energías pránicas por conductos sutiles, donde pasan los flujos de aires ascendentes y descendentes. Manteniéndose erguido durante la asana, ayuda a que el aliento vital (prana) circule fácilmente por el camino ascendente y descendente hacia el abdomen, oxigenando la sangre adecuadamente y produciendo un estado mental favorable para la concentración.
La palabra cakra (se pronuncia chakra) significa literalmente “rueda”. Existen siete centros sutiles de energía o chakras y se alinean a través del centro del cuerpo, con la columna como eje. Cada chakra corresponde a un área específica del cuerpo y genera una forma particular de lo que llamamos impulso, y se conectan por medio de canales sutiles, llamados nadis. De esta forma la energía de cada uno de los chakras nutre a todo el cuerpo. Estos canales coinciden con los meridianos en los que se basa la acupuntura, y también son similares a nuestra comprensión de las conexiones y redes neuronales del cuerpo. Cada uno de estos siete centros es a la vez generador y deposito de energía y de consciencia psíquica. Empiezan en la base de la columna con el primer chakra o chakra base, llamado Muladhara. En el arte tántrico, cada uno de los siete chakras principales tiene como símbolo una flor de loto distinta con su nombre sánscrito, para significar su naturaleza particular. Cada flor está compuesta por su propia combinación de colores, pétalos, y diseños simbólicos.
4. Pranayama: Es el “control de la respiración”.
Literalmente, la palabra sánscrita pranayama significa tener control sobre la fuerza vital. Prana significa aire vital y yama significa control. Es innegable que uno está vivo sólo mientras respira. La práctica del pranayama involucra el control de la inhalación, la exhalación y la retención del aire que respiramos, tanto dentro como fuera del cuerpo. Existe una correlación entre la mente y la respiración. Mediante el control de la respiración uno pude controlar la mente. Si se puede regular la respiración, también es posible regular el prana. Pranayama es la puerta de entrada a la concentración profunda y la relajación de la mente y tiene tres etapas:
i) puraka, o inhalación profunda;
ii) kumbaka, o retención de la respiración; y
iii) rechaka, o exhalación.
El buen control respiratorio contribuye al buen flujo de la energía cósmica o prana, indispensable para oxigenar la sangre y los tejidos cerebrales. Por eso muchos yoguis viven en entornos no contaminados, como las altas montañas de los Himayalas, y cerca de los ríos sagrados, lo cual facilita la práctica de la auto-realización. Pranayama es una técnica científica de respiración, y debe ser aprendida bajo una guía adecuada, no empíricamente. Mejora la capacidad de concentración y la claridad mental, elementos indispensable para la meditación eficiente.
5. Pratyahara: “Control de los sentidos”, abnegación, desprendimiento, altruismo.
Este quinto paso persigue retraer los sentidos de sus respectivos objetos. Esto es muy importante, porque ayuda a la mente desde el lado físico. La perturbación de la mente depende del empeño o pulsión de los sentidos. Así como una tortuga retrae sus miembros dentro del caparazón, así el yogui místico controla sus sentidos apartándolos de los objetos materiales que los atraen.
Pratyahara es un método específico de respiración cuyo propósito es fortalecer el control de la fuerza vital (prana), con el objetivo de prepararse para la meta espiritual. La palabra pratyahara significa “retirada”, apartarse del influjo sensorial, y ayuda a retirar los sentidos y los órganos motores de los objetos externos, para lograr mayor concentración interior y fortalecerse para dirigirse al samadhi o el trance místico final. Con los resultados de Yama, Niyama y Pranayama, la mente se aparta de la perturbación externa y entonces puede experimentarse las proyecciones del ser, que conducen a la perfección interior.
6. Dharana: “Concentración total de la mente”, firmeza o estabilidad mental.
Involucra fijar la mente en un objeto particular tras apartarla de los objetos externos. Este es el comienzo o primer estado de la meditación. Para los devotos, la estabilidad en el bhakti se llama el estado de nistha, donde la mente adora de manera exclusiva al istha-deva, la Deidad predilecta objeto de la devoción individual.
El propósito de este sexto paso consiste en concentrar toda nuestra fuerza en el objetivo espiritual sin ninguna desviación. A veces se recomiendo fijar la mente en la porción frontal de la nariz, en el centro de los ojos, en el centro del pecho, donde está el corazón (hrdaya), o en el ombligo (el plexo epigástrico, en cuya zona se encuentra el chakra Manipuraka). La concentración es esos objetos, pueden que ayude al estudiante cuando le es difícil fijar la mente, quien también puede concentrarse en la Luna, una estrella, o una lámpara, pero en su sentido más profundo, el practicante del bhakti-yoga se concentra en una Deidad adorable, o en la forma de Sri Krishna, quien es conocido como Govinda, el que “da placer a las vacas y los sentidos.”
7. Dhyana: “Meditación”.
Representa el flujo constante de pensamientos estabilizado en el objeto de meditación, Dios. La mente no debe fluctuar de objeto en objeto. La mejor forma de disciplinar la mente es mediante la disciplina del sadhana-bhakti, que consiste en seguir los principios regulativos prescritos, incluyendo el canto regular del maha-mantra. El capítulo seis del Bhagavad-gita trata específicamente sobre dhyana-yoga.
Este séptimo paso es la meditación que permite llegar al paso final. Dhyana consiste en mantener sin distracción la mente fija en el objeto espiritual elegido durante largos períodos de meditación. Eso requiere prolongar la concentración en el objeto de meditación, hasta que uno se siente vinculado con El. Esa unión desvanece cualquier distracción externa que pueda haberse dado en el paso anterior (dharana), y prepara al yogui para el paso final de la meditación.
8. Samadhi: “Trance (místico)”.
Es el último estado, el trance místico, es la absorción completa en la conciencia de Dios, la cima del yoga. Es la fase final de dhyana, el paso anterior. En este nivel de absorción, la mente se concentra profundamente en el objeto de meditación, lográndose una fusión completa de la identidad con el objeto de adoración. Al perder la mente las distinciones dualistas, en el estado de trance no existe distinción entre quien percibe y lo percibido.
Samadhi es un profundo estado de alerta consciente. El yogui experimenta la verdadera renuncia del yo y entra entonces en la dimensión espiritual del éxtasis, en un vínculo individual de absorción con Dios, la Superalma. La diferencia entre dhyana y samadhi es que en el primero el objeto se diferencia , es percibido como distinto del ser. Para los devotos, samadhi significa absorción plena en el servicio de la Suprema Personalidad de Dios, Su nombre, Sus pasatiempos y formas divinas de adoración (murtis).
Un estado muy elevado del bhakti-yoga consiste en la meditación o el recuerdo intenso (smarana) de los divinos pasatiempos (lilas) que el Señor Krishna lleva eternamente a cabo durante las 24 horas del día, divididos en ocho períodos (yamas) de 3 horas cada uno. Esta elevada meditación se conoce técnicamente como asta-kalina-lila-smarana. Es un tipo de raganuga-bhajana, meditación en el nivel del servicio devocional espontáneo (raganuga-bhakti). Aunque esta clase de intensa meditación se ha descrito en obras confidenciales de la literatura devocional, no es recomendable para devotos principiantes. La exclusiva y esotérica meditación en el nitya-lila (los eternos pasatiempos del Señor) no está prescrita para quienes mantienen apegos materiales (anarthas) y no han desarrollado muestras de genuino amor espontáneo por Dios.
Patanjali ha descrito estos ocho pasos fundamentales en 16 sutras fundamentales de su gran obra Yoga-sutras (II.29-45). Los primeros cinco sutras de la sección II resumen los preceptos esenciales del yoga y los impedimentos materiales que el practicante debe trascender:
tapah-svadhyayesvara-pranidhanani kriya-yogah (II.1)
“Austeridad, auto-análisis [introspección] y resignación [entrega] a Isvara [Dios], constituyen [las prácticas] preliminares del Yoga”.
Nota: Aquí, la palabra svadhusyesvara debe entenderse como el auto-estudio, la reflexión o meditación que conduce al conocimiento del Ser, a través de japa, el canto musitado de mantras que contienen los nombres de Dios, cuyo sonido está imbuido de Sus potencias trascendentales.
samadhi-bhavanarthah klesa-tanukaranarthas ca (II.2)
“[Kriya-yoga] es practicado para atenuar [las] klesas y promover el samadhi”.
Nota: Bajo el título de Kriya-yoga se debe entender que constituye tres de los cinco elementos de Niyama, los cuales fueron descritos en el primer sutra anterior (austeridad, auto-análisis y total entrega a Dios). Se debe extraer el significado de esta repetición (que aparece en el sutra II.32) en una obra como la de Patanjali, que intenta condensar el conocimiento hasta el límite extremo. Obviamente, como los estudiosos bien lo han señalado, las razones por las cuales tapas, svadhyaya e Isvara-pranidhana se mencionan en dos contextos diferentes, radica en el hecho de que sirven a dos propósitos diferentes. Puesto que el desarrollo del tema del auto-análisis en la Sección II de los Yoga-sutras es de carácter progresivo, se deduce que el propósito de estos tres factores del sutra (II.1) anterior tiene una naturaleza más preliminar o fundamental que en la descripción del sutra (II.32)—sauca-santosa-tapah-svadhyayesvara-pranidhanani niyamah.
Mucha gente en occidente ha sido confundida en la comprensión de las técnicas y el objetivo del yoga. Se han exagerado las nociones desviándose de los fundamentos. debido a su falta de seriedad e incapacidad para transitar el sendero del yoga. También suele ocurrir que los aspirantes (sadhakas) lleguen a darse cuenta que aún no están lo suficientemente preparados para la práctica del yoga, y decidan afinar su aspiración y descender al nivel más bajo del simple estudio intelectual.
avidyasmita-raga-dvaesabhinivesah klesah (II.3)
“La falta de conocimiento de realidad, el sentido de egoísmo o el egocentrismo, las atracciones y repulsiones hacia los objetos, y el fuerte deseo por la vida mundana, son las grandes aflicciones o las causas de todas las miserias en la vida”.
Nota: Aquí se pone claramente de manifiesto que la filosofía de las klesas, las diversas miserias materiales, constituye realmente la base del sistema bosquejado por Patanjali. Tales aflicciones son básicamente de tres tipos: adyatmika-klesa, las miserias debidas al cuerpo y la mente; adibhautika-klesa, las miserias sufridas por fenómenos naturales y las entidades vivientes; y adydaivika-klesa, las producidas por los devatas, semidioses o seres superiores.
En el verso del Bhagavad-gita (2.34) también se mencionan raga y dvesa—apego y desapego: raga-dvesa-vimuktais tu visayan indriyais caran / atma-vasyair vidheyatma prasadam adhigacchati. “Pero una persona que está libre de todo apego y aversión, y que es capaz de controlar los sentidos por medio de principios que regulan la libertad, puede conseguir toda la misericordia del Señor.” Krishna da esta declaración en base al sloka anterior (2.33) donde se dice lo siguiente: “De la ira surge la ilusión completa, y de la ilusión, la confusión de la memoria. Cuando la memoria se confunde, se pierde la inteligencia, y al perder la inteligencia, uno cae de nuevo al charco material.”
El cultivo favorable del kriya-yoga y especialmente del bhakti-yoga, coadyuva en la disminución de tales miserias y destruye todos los sentimientos materiales negativos (sarva-dukhanam). En un sentido más general existen 12 tipos de klesas: las tres arriba mencionadas, más las 5 descritas en este sutras (II.3) —avidya, ignorancia; asmita, egoísmo; raga, apego; dvesa, aversión; y abhinivesa, fuerte anhelo por lo mundano—, más otras cuatro aflicciones que son efectos del pecado (papa) o las acciones pecaminosas cometidas —pravabdha, aprarabdha, rudha o ruta, y bija. A este cuadro de 12 klesas pueden sumarse los 18 tipos de contaminaciones materiales (el orgullo, la falsedad, la inquietud, la dependencia, la fatiga, la aspereza, la desgracia, la mentira, la violencia, el cometer errores, la ilusión, la lujuria, el deseo de enseñorearse sobre los demás, etc.) y los 7 enemigos del corazón —kama, lujuria; krodha, ira; mada, locura; moha, ilusión, confusión; matsarya, envidia; lobha, codicia, y bhaya, temor.
No se puede considerar un yogui perfecto quien no esté libre de tales miserias o aflicciones. Antes de preguntarse ¿por qué yo debo practicar yoga?, es necesario entender o reflexionar sobre las causas del sufrimiento arriba mencionadas, que forman el sustrato y las ideas esenciales de todas las escuela de Yoga en la India, aunque quizás no hayan sido expuestas de manera tan clara y sistemática como en la filosofía Sankhya de Kapiladeva, en los Yoga Darsanas y los sutras de Pantajali que han motivados estas Notas y comentarios.
Tal vez alguien puede que controle los sentidos externamente mediante algún proceso artificial, pero a menos que los sentidos se ocupen seriamente en la práctica del yoga, hay muchas probabilidades de una caída, incluso para yoguis avanzados. Pero quien está situado en plena conciencia de Dios mediante el bhakti-yoga, aunque aparentemente se halle en el plano sensual, no tiene ningún apego a las actividades sensuales.
El conocimiento del yoga implica conocer que son las klesas, como se destruyen y porque deben eliminarse, cual es la causa fundamental del sufrimiento, cual es la naturaleza del conocedor y lo que debe ser conocido, porque deben unirse aboliendo la dualidad material, y cómo debe erradicarse la ignorancia (avidya), que es la causa-raíz de todas la calamidades en la vida y en la práctica del yoga.
avidya ksetram uttaresam prasupta-tanu-vicchinnodaranam (II.4)
“Avidya es la causa de todo aquello que se mencionan después de eso, bien sea en la condición inactiva, atenuada, alternada o extendida”.
anityasuci-duhkhanatmasu nitya-suci-sukhatmakhyatir avidya (II.5)
“Avidya, la ignorancia, toma o considera lo no-eterno, lo impuro, lo malo, y el no-Atman como lo eterno, lo puro, lo bueno, y el Atman, respectivamente”.
Nota: El sincretismo o la condensada densidad de este sutra pone de manifiesto la necesidad de explicar la síntesis aforística que caracteriza a este tipo de sentencias. El sutra es en sí mismo una especie de código o colección de aforismos donde se expresa la esencia de lo tratado con un mínimo de palabras. Por eso los sutras ameritan con frecuencia una explicación.
En este caso, de acuerdo a la traducción de la sentencia (II.5) de Patanjali, se debe entender que debido a la ignorancia (avidya) se toma lo que no es eterno como lo eterno, lo que es impuro como lo puro, lo malo como lo bueno, y el no-ser como el ser (Atman). Por lo tanto, avidya, la ignorancia es la causa-raíz de todas las miserias (klesas) del sufrimiento material. Evidentemente, la palabra avidya no se usa en este sutra en su sentido ordinario, como ignorancia o ausencia de conocimiento, sino en su sentido filosófico más elevado, en concordancia con la filosofía de los Upanisads.
Para comprender el verdadero significado de la palabra en este contexto, debe recordarse el proceso inicial, donde de acuerdo a la filosofía del yoga, la conciencia, la manifestación de la realidad subyacente, queda involucrada en la concepción material. La conciencia es la manifestación del alma (atman), y como tal su naturaleza trascendental está separada de la materia. Espíritu y materia son diferentes en sus naturalezas esenciales, el alma es eterna y la materia es temporal. Pero por razones que son examinadas en sutras subsiguientes, se han identificado debido a la ignorancia del ser, entendiendo el campo de su confusión en las realidades aparentes y la dualidad de la inteligencia. ¿Cómo puede el atma, que es eternamente libre y auto-suficiente, asumir las limitaciones que están involucradas en la asociación con la materia? Esta es la pregunta central que conduce al examen de las causas de la ignorancia.
Debido a la falta de conocimiento trascendental el ser cae bajo la ilusión debido a avidya, la ignorancia de su condición eterna. Así, toma lo malo como bueno, lo transitorio como lo eterno, lo impuro como lo puro, etc. Esta es la causa del condicionamiento material del alma en el terno ciclo del nacimiento y de la muerte (samsara), por lo cual tiene que reencarnar en diferentes cuerpos, hasta que pueda alcanzar la liberación. El poder inherente de esta gran ilusión es llamada Maya, “lo que no es”, la causa principal por la cual el ser es cubierto e ignora la realidad última. El yoga nos ayuda a liberarnos de avidya, la ignorancia y acerca el Ser al eterno absoluto, al Atman Supremo (parama-atma), cuya naturalidad trascendental está más allá de las limitaciones del tiempo y del espacio.
Ahondar más profundamente en la ciencia del Yoga excede la intención de esta resumida presentación informativa. Como se explica en las fuentes de la literatura védica, en el proceso de autorrealización, se debe acudir a los preceptores genuinos y a la bibliografía confiable.