1. Los estadios del yoga son ocho: yama, niyama, asana, pránáyáma, pratyáhara, dharana, dhyána y samadhi. Todos ellos se hallan integrados, pero, por una cuestión de conveniencia, se los suele estudiar como componentes independientes.
2. Un árbol tiene raíces, tronco, ramas, hojas, corteza, savia, flores y frutos. Cada uno de estos componentes posee una identidad separada, pero cada componente no puede constituir el solo un árbol. Lo mismo ocurre con el yoga. Al igual que todas las partes reunidas conforman un árbol, así también los ocho estadios reunidos forman el yoga. Los principios universales de yama son las raíces, y las disciplinas individuales de niyama conforman el tronco. Las asanas son como varias ramas extendiéndose en distintas direcciones, El pranáyáma, que ventila el cuerpo con energía, es como las hojas que ventilan todo el árbol. Pratyáhára evita que la energía de los sentidos fluya al exterior, igual que la corteza protege el árbol para que no se pudra. Dharana es la savia del árbol que mantiene firme el cuerpo y el intelecto. Dhyána es la flor que al madurar se convierte en el fruto de samádhi, De igual suerte que el fruto es el desarrollo superior de un árbol, la realización de nuestro verdadero sí—mismo (átmá-darshana) constituye la culminación de la práctica de yoga,
3. A través de los ocho estadios del yoga el sádhaka desarrolla la comprensión de su propio sí—mismo. Va avanzando paso a paso desde lo conocido —su cuerpo— hasta lo desconocido. Evoluciona desde la envoltura externa del cuerpo —la piel-hasta la mente. Desde la mente (manas), pasa al intelecto (buddhi), la voluntad (sankalpa), la consciencia discernidora (viveka-khyáti o prajñá), la conciencia (sad-asad-viveka) y finalmente al Sí—mismo (Átmá).
Yama
4. Yama es un nombre colectivo dado a los mandamientos morales universales. Estos mandamientos son eternos, aplicándose sin consideraciones de clase, tiempo o lugar, Estos grandes votos (mahávratas) son la no violencia (ahimsa), la verdad (satya), el no robar (asteya), la continencia (brahmacharya) y el no codiciar (aparigraha). La no-violencia es abstenerse de infligir cualquier tipo de lesión, ya sea fisica o mental, de pensamiento o de hecho. Cuando se abandonan el odio y la animosidad, queda un amor que todo lo abarca. El yogui se muestra inexorable en su apego a la verdad y a la honestidad consigo mismo, y cuanto piensa o habla resulta ser verdad. El controla sus deseos y reduce sus necesidades, de forma que se vuelve más rico sin robar, y las cosas le vienen dadas sin pedirlas. La continencia (brahmacharya) se impone en todo cuanto concierne al sexo, ya sea imaginario o de hecho. Esta disciplina trae como resultado virilidad, así como capacidad de ver lo divino en todas las formas creadas sin que surga la excitación sexual. No se han de desear cosas que no sean necesarias para el mantenimiento de la vida, pues al deseo le sigue la avaricia, que lleva al pesar si uno no consigue lo que quiere. Cuando los deseos se multiplican, la conducta correcta se destruye.
Níyama
5. Niyamas son las reglas para la autopurificación, a saber: pureza (shaucha), contento (santosha), austeridad (tapas), estudio de las escrituras (svádhyáya) y abandono de todas las acciones al Señor (Íshvara pranidhána). El yogui sabe que su cuerpo y sus sentidos son susceptibles a los deseos, los cuales perjudican su mente; por ello observa estos principios. La pureza puede ser de dos clases, interna o externa, y ambas deben ser cultivadas. La última designa la pureza de comportamiento y hábitos, la limpieza de la persona y cuanto le rodea. La primera se basa en la erradicación de los seis males, a saber: la pasión (kama), la ira (krodha), la codicia (lobha), el engreimiento (moha), el orgullo (mada), la malicia y la envidia (mátsarya). Esta erradicación se consigue ocupando la mente con pensamientos buenos y constructivos que conduzcan hacia lo divino. El contento reduce los deseos, nos vuelve más alegres y nos proporciona equilibrio mental. La
austeridad le permite a uno disciplinar su cuerpo para aguantar el infortunio y la adversidad, al dirigir la mente hacia el Sí-mismo interior. El estudio representa aquí la educación de uno para ir en pos de la verdad y la autorrealización.
Por último viene el abandono de todas nuestras acciones al Señor y el total acatamiento de Su voluntad. Así pues, niyamas son las virtudes que calman la mente turbada, y que conducen al sádhaka hacia la paz tanto en su interior como a su alrededor.
Asana
6. Antes de abordar las ásanas, se hace esencial hablar de purusha y prakriti.
Purusha (literalmente “persona") es el principio psíquico universal, que, aunque incapacitado para realizar ninguna acción por si mismo, anima y aviva la naturaleza (prakriti o “el productor”), principio físico universal, el cual, a su vez, mediante sus tres cualidades y poderes evolutivos (gunas), produce el intelecto (buddhi) y la mente (manas).
Purusha y prakriti, actuando de forma conjunta. incitan al mundo material para que entre en actividad. Ambos son ilimitados, sin principio ni final. Prakriti consta de cinco elementos bastos (pancha mahábhutas), a saber: tierra (prithvi), agua (ap), fuego (tejas), aire (vayu) y éter (ákásha). Sus cinco contrapartidas sutiles (tanmátras) son el olfato (gandha), el gusto (rasa), la forma (rupa), el tacto (sparsha) y el sonido (shabda). Estos elementos bastos y sus contrapartidas se funden con las tres cualidades y poderes evolutivos (gunas) de prakriti, esto es, la iluminación (sattva), la actividad (rajas) y la inactividad (tamas), para formar el intelecto cósmico (mahat).
El ego (ahamkára), el intelecto (buddhi) y la mente (manas) forman la consciencia (chitta), contrapartida individual de mahat. Mahat es el germen primario sin evolucionar de la naturaleza, o el principio productivo de donde se desarrollan todos los fenómenos del mundo material. Existen cinco órganos de percepción (jñánendriyas) oídos, nariz, lengua, ojos, y piel— y cinco órganos de acción (karmendriyas) —piernas, brazos, habla, órganos excretores y reproductores. Prakriti, los cinco elementos bastos, sus cinco contrapartidas sutiles, el ego, el intelecto y la mente, los cinco órganos de percepción, los cinco órganos de acción, y purusha, constituyen los veinticinco elementos básicos (tattvas) de la filosofia sámkhya. No se puede hacer un cántaro sin un alfarero, ni una casa sin un albañil. De forma similar, la creación no puede tener lugar sin que purusha, la Fuerza Primordial, entre en contacto con los tattvas. Toda la existencia gira pues en torno a purusha y prakriti.
7. La vida es una combinación del cuerpo, los órganos de percepción y acción, la mente, el intelecto, el ego y el alma. La mente actúa de puente ente el cuerpo y el alma. La mente es imperceptible e intangible. El si—mismo colma sus aspiraciones y sus placeres a través de la mente, que actúa como un espejo. y del cuerpo, que le sirve como instrumento de disfrute y realización.
8. De acuerdo con el sistema de medicina indio (Áyurveda), el cuerpo se compone de siete elementos constituyentes (dhátus), así como de tres humores (doshas). Los siete elementos se denominan asi porque sustentan el cuerpo. Son el quilo (rasa), la sangre (rakta), la carne (márhsa), la grasa (medas), los huesos (asthi), la médula (majjá) y el semen (shukra), Estos mantienen el cuerpo inmune a la infección y las enfermedades.
9. El quilo se forma por la acción de los jugos gástricos sobre la comida. La sangre produce carne y refresca el cuerpo entero. La carne protege los huesos y produce grasa. La grasa lubrica y aporta firmeza al cuerpo. Los huesos sostienen el cuerpo y producen médula. La médula proporciona fuerza y produce semen. El semen no sólo procrea, sino que, según los textos antiguos, en su estado sutil fluye por el cuerpo sutil en forma de cierta energía vital.
10. Los tres humores (doshas) —viento (vata), bilis (pitta) y flema (shleshma)—, proporcionan una salud perfecta cuando se hallan en equilibrio uniforme, Todo desequilibrio que en ellos se produzca es causa de enfermedades. La energía sutil o vital llamada viento genera la respiración, el movimiento, la acción, la excreción y la procreación. Coordina además las funciones de las diferentes partes del cuerpo, así como las facultades humanas. La bilis crea la sed y el hambre. Digiere la comida y la convierte en sangre, manteniendo así constante la temperatura corporal. La flema lubrica las articulaciones y los músculos, y ayuda a curar las heridas. “Mala” son los desechos sólidos, líquidos y gaseosos. A menos que éstos sean excretados, se asientan las enfermedades, alterando el equilibrio de los tres humores.
Las Koshas
11. Según la filosofia del Vedanta, tres son las estructuras o tipos de cuerpo (sharira) que recubren el alma. Están formadas por cinco envolturas (koshas) que se muestran imbricadas e interdependientes.
Las tres Sharíras son: (a) sthula, la estructura hasta o envoltura anatómica;
(b) sukshma, la estructura sutil, que se compone de las envolturas fisiológica, psicológica e intelectual; y (c) karana, la llamada estructura causal —la envoltura espiritual.
Sthula sharira es la envoltura de la alimentación (annamaya kosha).
Las envolturas fisiológica (pránamaya), psicológica (manomaya) e intelectual (vijñanamaya) conforman el cuerpo sutil (sukshma sharira).
Pránamaya kosha incluye los sistemas respiratorio, circulatorio, digestivo, nervioso, endocrino, excretor y genital. Manomaya kosha afecta a las funciones de la percepción consciente, el sentimiento y la motivación que no se derivan de la experiencia subjetiva. Vijñanamaya kosha afecta al proceso intelectual del razonamiento y el juicio que si derivan de la experiencia subjetiva.
Karana sharira es la envoltura de la dicha (ánandamaya kosha). El sádhaka la experimenta de forma consciente cuando se despierta tras un sueño profundo y reparador, así como cuando se halla totalmente absorto en el objeto de su meditación.
La piel recubre todas las envolturas y cuerpos. Ha de ser por tanto firme y sensible al menor movimiento. Todas las envolturas se entremezclan en sus diferentes niveles desde la piel hasta el Si-mismo.
Objetivos de la vida (Purushárthas)
12. El hombre tiene cuatro objetivos en su vida: dharma, artha, káma y moksha.
Dharma es el deber. Sin éste y sin la disciplina ética, el logro espiritual resulta imposible.
Artha es la adquisición de riqueza para lograr la independencia y las metas más altas de la vida. No puede proporcionar una dicha duradera; no obstante, un cuerpo pobremente alimentado es campo fértil para las preocupaciones y las enfermedades.
Kama designa los placeres de la vida, los cuales dependen en gran medida de que el cuerpo se encuentre sano. Como dice el Kathopaníshad, el “sí—mismo” no puede ser experimentado por un individuo débil.
Moksha es la liberación. El hombre iluminado comprende que el poder, el placer, la riqueza y el conocimiento pasan, y no traen la libertad. Es por ello que intenta alzarse por encima de sus cualidades sáttvicas, rajásicas y tamásicas, y así escapar de las ganas de los gunas.
13. El cuerpo es la morada de Brahman. Juega un papel fundamental en la consecución de los cuatro objetivos de la vida. Los sabios eran conscientes de que, aunque el cuerpo se va deteriorando, sirve de instrumento para alcanzar la realización, y por ello ha de mantenerse en buen estado.
14. Las ásanas purifican el cuerpo y la mente y tienen efectos preventivos y curativos. Su número es incontable, y responden a las diferentes necesidades de los sistemas muscular, digestivo, circulatorio, glandular, nervioso, asi como de otros sistemas del cuerpo. Ellas ocasionan cambios a todos los niveles, desde el físico al espiritual. La salud es un equilibrio delicado del cuerpo, la mente y el espíritu. Por la práctica de ásanas, las incapacidades físicas y las distracciones mentales del sadhaka desaparecen, y se abren las puertas del espíritu. Las ásanas proporcionan salud, belleza, fuerza, firmeza, ligereza, claridad de palabra y expresión, sosiego de los nervios y una alegre disposición. Su práctica puede compararse con el crecimiento del árbol del mango. Si el árbol ha crecido sano y fuerte, su esencia se encuentra en el fruto. De igual modo, la esencia destilada de la práctica de asanas es el despertar espiritual del sádhaka, quien se ve libre de todas las dualidades.
15. Existe un error común, y es pensar que tanto ásanas como pránáyáma han de ser practicados conjuntamente desde el momento en que comenzamos la yoga-sádhaná. La experiencia ha demostrado a este autor que si un novicio atiende a buscar la perfección de las posturas, no puede concentrarse en la respiración. Pierde el equilibrio y la profundidad de las asanas. Alcancen firmeza (sthirata) y quietud (achalatá) en asanas antes de acometer ninguna técnica de respiración rítmica. La amplitud del movimiento corporal varía de una postura a otra. Cuanta más pequeña sea la amplitud de movimiento, menor será el espacio en los pulmones y más corto será el ritmo respiratorio. Cuanto más grande sea la amplitud de movimiento corporal en las asanas, mayor será la capacidad pulmonar y más profundo el ritmo respiratorio. Al realizar conjuntamente pranayáma y ásanas, observen que no se vea perturbada la postura perfecta. No aborden el pránáyáma hasta que hayan perfeccionado las posturas. Uno se da cuenta pronto de que cuando se ejecutan correctamente las asanas, la respiración pranayámica se instala automáticamente.
Pranayama
16. El pránáyáma es una prolongación consciente de la inspiración, la retención y la espiración. La inspiración es el acto de recibir la energía primordial en forma de respiración, y la retención se da cuando la respiración es suspendida a fin de degustar esa energía. En la espiración, todos los pensamientos y emociones se vacían con la respiración: entonces, mientras los pulmones están vacios, uno abandona la energia individual, “yo", a la energía primordial, el Átma.
La práctica de pranayama desarrolla una mente estable, sólida fuerza de voluntad, y un juicio fume.
Pratyahra
17.Se trata de una disciplina para poner la mente y los sentidos bajo control. La mente juega un papel dual, Por un lado, busca la gratificación de los sentidos y, por otro, la unión con el Sí-mismo. Pratyáhára aquieta los sentidos y los atrae hacia el interior, conduciendo al aspirante hasta lo Divino.
Dharana, Dhyana y Samadhi
18. Dháraná es la concentración en un solo punto, o la total atención en lo que se está haciendo mientras la mente permanece inmóvil e imperturhable. Con ello, la percepción consciente interior se ve estimulada a integrar la inteligencia siempre móvil, lo que relaja todas las tensiones. Cuando esto continúa durante largo tiempo, se convierte en meditación (dhyána), un estado indescriptible que ha de experimentarse para ser comprendido.
19. Cuando el estado de dhyana es mantenido durante largo tiempo sin interupción, se funde en samádhi, donde el sádhaka pierde su identidad individual
en el objeto de la meditación.
20. En samádhi, el sádhaka pierde consciencia de su cuerpo, respiración, mente, inteligencia y ego. Vive en la paz infinita. En ese estado, su sabiduría y pureza, combinados con la sencillez y la humildad. resplandecen. Mas no sólo él resulta iluminado, sino que también ilumina a aquéllos que a el acuden en búsca de la verdad.
21. Yama, niyama, ásana y pránáyama constituyen partes esenciales del yoga de la acción (karma). Ellos mantienen el cuerpo y la mente sanos para realizar todos los actos que complacen a Dios. Pránáyáma, pratyáhára y dháraná son partes del yoga del conocimiento (jñána). Dhyána y samádhi ayudan al sádhaka a fundir su cuerpo, mente e inteligencia en el océano del Sí—mismo. Tal es el yoga de la devoción y el amor (bhakti).
23. Estas tres corrientes de jñana, karma y bhakti vierten en el rio del yoga y pierden su identidad. Así, la sola senda del yoga dirige a cada tipo de sadhaka, desde el flojo (mñdha) hasta el controlado (niruddha), hacia la libertad y la beatitud.
Fuente: Luz sobre el pranayama. BKS IYENGAR
INDICE DEL LIBRO
LUZ SOBRE EL PRANAYAMA