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15 mar 2015

Yoga Mala de Sri K Pattabhi Jois. Prólogo por Eddie Stern.

Sri Krisna Pattabhi Jois nació el día de luna llena de julio de 1915, en el pequeño pueblo de Kowshika, en el distrito Hassan, estado de Karnataka, al sur de la india. Kowshika permanece prácticamente igual desde que Jois pasó allí los primeros 13 años de vida. Entonces, como ahora, los tres templos del pueblo estaban presentes en la vida de las sesenta o setenta familias de trabajadores que vivían allí. El suministro de electricidad llegó a Kowshika hace no más de 10 ó 15 años, cuando Jois era joven, un hombre con una bicicleta era considerado rico.

El padre de Jois era astrólogo, sacerdote y casero. Su madre era ama de casa y cuidaba a sus nueve hijos, cinco niñas y cuatro niños, de los cuales jois era el quinto. Desde los cinco años su padre le enseñó sánscrito y los ritos hindúes, tal como sucedía con todos los niños Brahmanes. Más adelante empezó sus estudios en el colegio de Hassan, a cuatro o cinco kilómetros de Kowshika. Nadie de su familia había aprendido ni tenía interés en el yoga. En India, en aquella época el yoga era considerado una práctica esotérica que practicaban los monjes, sadhus y sannyasis, pero no para un hombre de casa, que podía llegar a perder todo interés por el mundo y abandonar a su familia por la práctica.

Jois se enorgullece de citar el Bhagavad Gita, capítulo 6 verso 44, en el que Krisna proclama que sólo se llega al yoga en esta vida si se ha practicado en alguna vida anterior, y que uno es atraído hacia él en contra de su voluntad, como si fuera un imán. Debe haber sido este tipo de atracción la que llevó a Jois, advertido por un amigo, a asistir a la conferencia/demostración en el Jubilee Hall de la escuela de Hassan en el mes indio de octubre/noviembre de 1927. A Jois le impresionaron las asanas y los saltos, elegantes y fuertes, que hacían los yoguis entre las posturas. Aunque no entendió la conferencia, y le llevaría algún tiempo antes de que entendiera el método y la filosofía, le gustó el yoga y decidió que quería aprender. Al día siguiente, se levantó temprano y fue a la casa donde estaba el yogui. En un acto de coraje para un chico de 12 años, le pidió al profesor que le enseñara. Éste le preguntó quién era, cómo se llamaba, quién era su padre y a qué se dedicaba. Jois contestó obedientemente y le dijeron que volviera al día siguiente. Así empezó lo que fueron 25 años de estudio junto al gran yogui Krisnamacharya.

Durante los siguientes dos años Jois practicó con Krisnamacharya todos los días en Kowshika. Era joven, su cuerpo era flexible y rápidamente aprendió todas las asanas. Krisnamacharya estaba satisfecho y lo usaba para las demostraciones. Jois nunca le dijo a su familia que estaba practicando yoga. Se levantaba temprano, iba a practicar y de ahí a la escuela. En 1930 el padre de Jois lo introdujo en la ceremonia Brahmán de investidura con el hilo sagrado, la iniciación a través de la cual todos los chicos Brahmanes pasan a ser considerados adultos y empieza su vida espiritual. Al poco tiempo, sin decírselo a nadie, Jois dejó Kowshika y se fue a Mysore, con dos rupias en el bolsillo, para estudiar en la Universidad de Sánscrito del Maharajá. Los siguientes dos años durmió en la residencia universitaria con un amigo y pidió comida por las calles. Pasaron tres años antes de que escribiera a su padre para decirle dónde estaba. Jois se quedó en la universidad desde 1930 hasta 1956, estudiando los Vedas, sánscrito y finalmente consiguiendo un puesto de profesor de Advaita Vedanta. Enseñó en la Universidad hasta 1973, momento en el que se retiró para dedicarse completamente a enseñar yoga en su shala.

En 1931 fue su reencuentro con Krisnamacharya y el inicio de su asociación con el Maharajá de Mysore. Sin saber de qué yogui se trataba, Jois fue a una demostración en la universidad de sánscrito, resultó ser su guru, Krisnamacharya. Al verlo se arrodilló a sus pies. A la demostración también asistió un ministro del maharajá de Mysore. El Maharajá, Krisna Rajendra Wodeyar, estaba enfermo y tenía un gran interés en el yoga y la espiritualidad. Cuando supo que este gran yogui estaba en la ciudad, lo mandó llamar. Krisnamacharya, con su conocimiento y su habilidad médica, pudo curar al Maharajá. Éste se convirtió en su patrón y construyó un shala de yoga en los terrenos del palacio. Krisnamacharya se quedó en Mysore 20 años.

Krisna Rajendra se convirtió en un gran mecenas. Gracias a él Krisnamacharya, junto con Jois y otros estudiantes del shala, viajaron por toda india haciendo demostraciones, estudiando textos e investigando otros estilos y diferentes escuelas de yoga. Jois cuenta que después de viajar por toda india durante años, Krisnamacharya es el único hombre que tenía un conocimiento completo de los métodos de yoga.

Al Maharajá le encantaban las demostraciones de yoga y algunas veces hacía llamar a Jois y Mahadev Bhatt, un compañero. Un hombre iba a su habitación a las 10 de la noche para anunciarles que el Maharajá quería que hicieran un demostración al día siguiente a las 4 de la mañana. A las 3 de la mañana, Jois y Bhatt se levantaban, se duchaban con agua fría y un coche los esperaba para llevarlos al palacio. El Maharajá les decía qué posturas quería ver, le gustaba sobretodo Kukkutasana y Bakasana B. Después de la demostración él también practicaba algunas asanas y los enviaba de nuevo a casa en el coche. Les daba 35, 40 ó 50 rupias, una fortuna para la época. Les decía que se quedaran el dinero y que no le dijeran nada a su Guru. Un año, para el cumpleaños del Maharajá, Jois y Bhatt se vistieron con disfraces de seda de Hanuman Kacchas para la práctica. Jois sigue recordando incluso hoy el tipo de hombre que era el Maharajá.

Jois ocasionalmente asistía a Krisnamacharya en su clase y enseñaba él si éste llegaba tarde. Un día el Maharajá, que a veces asistía a las clases, vio lo que sucedía y una semana más tarde le pidió a Jois que enseñara yoga en la universidad de sánscrito. Jois le contestó que había ido a Mysore sólo a estudiar, y el Maharajá le ofreció un salario, una beca para estudiar en la universidad, comida y alojamiento. Jois en esa época todavía vivía de limosnas, así que fue una gran oportunidad. Le dijo al Maharajá que primero le tenía que consultar a Krisnamacharya, le tenía que pedir su permiso. El primero de marzo de 1937, Jois empezó a enseñar en la universidad de Sánscrito. Al preguntarle si alguna vez tuvo que pasar alguna prueba, jois contesta que sí: Krisnamacharya le dio hombre enfermo y le dijo “¡arréglalo!”

Jois habla normalmente de un texto llamado Yoga Korunta, un manuscrito antiguo de ashtanga yoga, que sería la base de las lecciones prácticas de yoga que le enseñó Krisnamacharya. Este texto es atribuido a un sabio llamado Vamana, es uno de los muchos textos que Krisnamacharya aprendió de memoria en los siete años y medio que estudió y vivió con su profesor, Rama Mohan Brahmachari. Korunta significa “grupos” y se dice que el texto contenía listas de muchas maneras de agrupar asanas, así como enseñanzas muy originales sobre vinyasa, drishti, bandhas, mudras y filosofía. Antes de que Krisnamacharya dejara a su Guru, aproximadamente en 1924, le dijo que si quería encontrar este texto lo podía buscar en la Biblioteca Universitaria de Calcuta. Según Jois, que nunca ha visto el texto y no cree que siga existiendo, Krisnamacharya en algún momento pasó un año en Calcuta estudiando el libro, que estaba muy dañado e incluso le faltaban algunas partes. Las partes que todavía quedaban, transcritas por Krisnamacharya, contenían lo que hoy conocemos como las secuencias de asanas de la primera serie, la intermedia y la avanzada.

Cuando Jois empezó a estudiar con Krisnamacharya en 1927, éste le enseñó el método del Yoga Korunta. Aunque la autenticidad del libro a día de hoy es prácticamente imposible de verificar, está aceptado que es la fuente del ashtanga yoga tal como lo enseña Pattabhi Jois.

En 1948, en su casa de Laxmipurum, Jois abrió el Ashtanga Yoga Research Institute, con la finalidad de experimentar con el aspecto sanador del yoga tal como se lo había enseñado Krisnamacharya y los textos antiguos. En ese momento la casa tenía sólo dos habitaciones, una cocina y un baño. No fue hasta 1964 que se construyó una extensión en la parte de atrás para tener una sala de yoga y una habitación de descanso en el piso de arriba.

Más o menos en esta época, un belga llamado Andre van Lysbeth llegó hasta Jois. Van Lysbeth sabía sánscrito y pasó dos meses estudiando las series de asanas primera e intermedia. Entre muchos de los libros que escribió hay uno que se llama Pranayama, en el que se incluía una foto de Jois junto con su nombre y dirección. Gracias a este libro de van Lysbeth el nombre de Jois se fue difundiendo por Europa, los europeos fueron los primeros en ir a Oriente exclusivamente para estudiar con Jois. En 1973 llegó el primer americano después de que el hijo de Jois, Manju, hiciera una demostración en el ashram de Swami Gitananda en Pondicherry.

El primer viaje de Jois a Occidente fue gracias a una invitación, fue a una conferencia de yoga en Sudamérica en 1974, donde dio una charla de yoga en sánscrito, que fue traducida simultáneamente a varias lenguas. En 1975 viajó a California con Manju. Muchas veces ha comentado que en ese primer viaje sólo había veinte o treinta estudiantes de ashtanga yoga en América en esa época, pero que “poco a poco, en veinte años, se irá esparciendo”. A través de los múltiples viajes a América que ha hecho en los últimos 25 años, las enseñanzas
de Jois han dado su fruto y su influencia aquí, directa e indirecta, es una pieza central de la popularidad que el yoga tiene hoy en día en América.

Parte del conocimiento sobre yoga de Jois está en sus escritos y sus fotos. Su tratado más importante, este pequeño libro, el Yoga Mala, subraya la naturaleza atemporal de la práctica de ashtanga yoga. Jois empezó a trabajar en él en 1958, escribiendo el texto a mano, poco a poco, a lo largo de un período de dos o tres años, por las tardes, mientras su familia descansaba. Fue publicado en india por primera vez en 1962 por uno de sus estudiantes, un cultivador de café de Coorg. Mala en sánscrito significa collar. En india hay muchos tipos de malas. Hay japamalas, hechos de cuentas sagrados que cuelgan de un hilo y se usan para rezar, para contar y mantenerse concentrado en la repetición de un mantra. También hay pushpamalas, que son guirnaldas hechas de flores con aroma a jazmín u otro tipo, y se ofrecen a los dioses en las casas o los templos. Jois ofrece aquí otro tipo de mala, que viene de una tradición antigua, tan sagrado como una plegaria y tan hermoso como una flor. Su mala es un collar de yoga en el cual cada vinyasa es como una cuenta sagrada que contar y en la que concentrarse, y cada asana es como una flor aromática atada al hilo de la respiración. De la misma manera que un japamala adorna el cuello y un pushpamala adorna a los dioses, así esta collar del yoga, practicado con diligencia, adorna nuestro ser con paz, salud, resplandor y finalmente auto conocimiento.

Los traductores han intentado mantenerse fieles al original, tanto en el contenido como en el estilo. Jois ha reescrito pequeñas partes, ha corregido errores y ha incluido cosas a su trabajo original. Por ejemplo la descripción de las posturas Prasarita Padonttanasana (D) y Janu Shirshasana (B&C), que no aparecían en el original han sido incluidas aquí. Algunas partes del libro han sido reescritas para hacerlas más claras y se han incluido notas a pie de página para ayudar a entender. Todos los cambios han sido revisados por Jois que ha ofrecido información para algunas rectificaciones y ha dictado otras.

Jois fue en contra de los principios de su época al dedicar su vida al estudio del yoga. Tal vez esa fue la razón por la cual no le dijo a su familia que estaba practicando yoga y por la que se fue a Mysore sin avisar a nadie. Tal vez su familia hubiera protestado e intentado hacerle entrar en razón. Está claro que Jois nunca tuvo dudas. Enseña sin descanso, no lo hace por dinero o fama, aunque tanto uno como lo otro le hayan llegado. Pattabhi Jois es un hermoso ejemplo de dedicación pura, de lo que cuesta mantener la luz de una tradición ancestral brillando.

Eddie Stern
New York City

16 de Abril, 2002

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