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17 ene 2011

La meditación Vipassana


La meditación Vipassana consiste en la purificación personal de la mente. Es la forma más elevada de conciencia; la percepción total del fenómeno mente-materia en su verdadera naturaleza. Es la observación, sin preferencia, de las cosas tal y como son.
Vipassana es la meditación que practicó el Buddha después de intentar todas las demás formas de mortificación corporal y control sobre la mente, encontrándolas inadecuadas para liberarse del, aparentemente, interminable ciclo de nacimiento y muerte, dolor y sufrimiento.
Es una técnica de tanto valor que en Birmania fue preservada en su prístina pureza por más de 2.200 años.
La meditación Vipassana no tiene nada que ver con el desarrollo de poderes sobrenaturales, místicos o especiales, sin embargo puede ocurrir que estos puedan despertarse. Nada ocurre mágicamente. El proceso de la purificación que ocurre es, simplemente, una eliminación de las negatividades, los complejos, los nudos y los hábitos que han nublado la conciencia pura y han bloqueado el flujo de las más elevadas cualidades de la humanidad – amor puro (metta), compasión (karuna) alegría frente al éxito de los demás (mudita) y ecuanimidad (upekkha). En Vipassana no existe el misticismo. Es una ciencia sobre la mente que va más allá de la psicología, no sólo mediante el entendimiento, sino también, mediante la purificación de los procesos mentales.
La práctica es una arte de vivir que manifiesta su valor profundo y práctico en nuestras vidas, reduciendo y posteriormente eliminando, la codicia, la ira y la ignorancia que corrompen todas las relaciones, desde la esfera familiar, hasta las políticas internacionales. Vipassana disuelve el hábito de soñar despierto, disuelve la
ilusión, la fantasía, el espejismo de la aparente realidad.
Como la chisporroteante explosión del agua fría cuando entra en contacto con el ardiente calor del bracero, las reacciones que ocurren después de sacar a la mente de sus tendencias hedonista trayéndola hacia el aquí y el ahora son, frecuentemente, dramáticas y dolorosas. Aún así, existe un sentimiento igualmente profundo de alivio de las tensiones complejos que se han estado desarrollando por tanto tiempo en las profundidades de la mente inconsciente.
A través de Vipassana, cualquiera, sin distinción de raza, casta, o credo, puede eliminar, finalmente, esas tendencias que han germinado mucha ira, pasión y miedo dentro de nuestras vidas. Durante el entrenamiento, un estudiante se concentra en una sola tarea: batallar con su propia ignorancia. No existe guruísmo de ningún tipo ni competitividad entre los estudiantes. El maestro es, simplemente, un orientador de buena voluntad que señala la manera en que ha viajado durante su propia práctica y su extensa experiencia.
Con continuidad en la práctica, la meditación tranquilizará la mente, incrementará su concentración, dando lugar a una mente aguda, y abriéndola hacia una conciencia supramundana: “la paz del nibbana (liberación de todo sufrimiento) interna”.
Al igual que en la iluminación de un Buddha, un estudiante simplemente se dirige hacia su profundo interior, desintegrando la realidad aparente, hasta que en las profundidades logre penetrar más allá de las partículas subatómicas, hacia lo absoluto.
En Vipassana no existe dependencia de los libros, las teorías, o los juegos intelectuales. La verdad de la impermanencia (anicca), sufrimiento (dukkha) y carencia de ego (anatta) es comprendida directamente con todo el enorme poder de la mente, en vez de hacerlo con la muletilla del intelecto. La ilusión del “alma”, como lazo entre las funciones de la mente y la materia, gradualmente se rompe. La locura del deseo y la aversión, el fútil aferramiento a un “yo, o mío”, los pensamientos discursivos, interminables y condicionados, la reacción de los ciegos impulsos, gradualmente se debilitan. Mediante su propio esfuerzo el estudiante desarrolla sabiduría y purifica su mente.
El cimiento de la meditación Vipassana es sila – conducta moral. La práctica es fortalecida por medio del samadhi – concentración de la mente. Y la purificación de los procesos mentales se da por medio de pañña- la sabiduría del propio entendimiento. Aprendemos a cómo observar la interacción de los elementos físicos dentro de nosotros mismos con perfecta ecuanimidad, y se descubre cuán valiosa es esta facultad durante nuestras vidas cotidianas.
Sonreímos durante buenas épocas y permanecemos equivalentemente imperturbados cuando surgen las dificultades alrededor nuestro, con el conocimiento certero que al igual que nosotros, nuestros problemas, no son más que un flujo, hondas del devenir surgiendo con increíble rapidez para, solamente, desaparecer con igual velocidad.
Aunque la meditación Vipassana fue desarrollada por el Buddha, su práctica no está limitada a los budistas. No existe forma alguna de conversión; la técnica funciona sobre la simple base de que todos los seres humanos compartimos los mismos problemas, y una técnica que pueda erradicar dichos problemas tendrá una aplicación universal.
Hindúes, jainas, musulmanes, sikhs, judíos, católicos romanos, y otras sectas cristianas han practicado la meditación Vipassana, y han reportado una dramática reducción de aquellas tensiones y complejos que afectan a toda la humanidad. Existe un sentimiento de gratitud al Gotama, el Buddha histórico, quien mostró el camino hacia la extinción del sufrimiento, pero no existe en lo absoluto ningún tipo de devoción ciega.
El Buddha desalentó reiteradas veces cualquier tipo de veneración excesiva ofrecida personalmente hacia él. Él dijo “¿Qué ganareis apreciando este cuerpo impuro? Quien aprecia la enseñanza – el Dhamma – es quien me ve”.
S. N. Goenka, maestro de Vipassana que dedica su vida a enseñar la técnica en sus cursos.

Esta información es puramente teórica y no es conveniente practicar la Meditación Vipassana por cuenta propia. El aprendizaje de la técnica debe hacerse exclusivamente en un curso con un profesor autorizado. La meditación es un asunto serio y profundo, si la teoría te inspira aprende la técnica en un centro de Meditación Vipassana.

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