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20 nov 2013

Upadesa Sahasri - Sri Sankaracharya - part 1

Parte I (Prosa)

CAPÍTULO I . UN MÉTODO DE ILUMINAR AL DISCÍPULO

1.— Ahora explicaremos un método de enseñar el medio (el conocimiento del Sí mismo) de la liberación para el beneficio de aquellos aspirantes a la liberación que están deseosos (de esta enseñanza) y que tienen fe (en ella).

2.— Ese medio de la liberación, a saber, el conocimiento, debe ser explicado una y otra vez, hasta que es firmemente aprehendido, a un discípulo brâhman puro, que es indiferente a todo lo que es transitorio y alcanzable a través de ciertos medios; que ha abandonado el deseo de un hijo, el deseo de riqueza y de este mundo y del otro; que ha adoptado la vida de un monje errante, y que está dotado de control sobre la mente y los sentidos, de compasión, etc., así como de las cualidades de un discípulo bien versado en las escrituras, y que se ha acercado al maestro de la manera prescrita, y que ha sido examinado respecto a su casta, profesión, conducta, instrucción y linaje.

3.— La Sruti dice también, «Un brâhman, después de examinar esos mundos que son el resultado de las acciones védicas, debe ser indiferente a ellos viendo que nada eterno puede ser obtenido por medio de esas acciones. Entonces, con combustible en sus manos, debe acercarse solo a un maestro versado en los Vedas y establecido en el Brahman, para conocer lo eterno. El maestro instruido debe explicar correctamente a ese discípulo que tiene control de sí mismo y una mente tranquila, y que se ha acercado a él de la manera prescrita, el conocimiento del Brahman que revela el Ser imperecedero y eterno». Pues sólo el conocimiento que es comprendido firmemente, conduce al propio bien de uno y es capaz de transmisión. Esta transmisión del conocimiento es útil para las gentes, como un barco para el que quiere cruzar un río. Las escrituras dicen también, «Aunque uno pueda dar al maestro este mundo rodeado por océanos y lleno de riquezas, este conocimiento es aún más grande que eso». De otro modo, no habría ninguna obtención del conocimiento. Pues la Sruti dice, «Un hombre que tiene un maestro puede conocer al Brahman», «Sólo el conocimiento recibido de un maestro (deviene perfecto)», «El maestro es el piloto», «El Conocimiento Justo es llamado en este mundo una balsa», etc. La Smriti dice también, «el conocimiento te será impartido», etc.

4.— Cuando el maestro encuentra signos de que el conocimiento no ha sido comprendido (o de que ha sido comprendido erróneamente) por el discípulo, debe eliminar las causas de la no-comprensión, las cuales son los pecados pasados y presentes, la laxitud, la falta de un conocimiento previo de lo que constituyen los temas de discriminación entre lo eterno y lo no-eterno, la búsqueda de la estima popular, la vanidad de casta, y demás, a través de los medios contrarios a esas causas, prescritos por la Sruti y la Smriti, a saber, la evitación de la cólera, etc., y los votos que consisten en no hacer daño, etc., así como las reglas de conducta que no son incongruentes con el conocimiento.

5.— También debe imprimir enteramente en el discípulo cualidades como la humildad, etc., que son los medios hacia el conocimiento.

6.— El maestro es el que está dotado con el poder de proporcionar argumentos en pro y en contra, de comprender las preguntas y responderlas, que posee tranquilidad, autocontrol, compasión y un deseo de ayudar a otros, que está versado en las escrituras y desapegado de los goces, tanto visibles como invisibles, que ha renunciado a los medios de todo tipo de acciones, que es un conocedor del Brahman y que está establecido en Él, que no es nunca transgresor de las reglas de conducta, y que está desprovisto de defectos tales como la ostentación, el orgullo, el engaño, el artificio, el fingimiento, los celos, la falsedad, el egotismo y el apego. El maestro tiene el único propósito de ayudar a otros y un deseo de impartir el conocimiento del Brahman solo. Primero de todo debe enseñar los textos de la Sruti que establecen la unidad del Sí mismo con el Brahman, tales como «Hijo mío, en el comienzo solo era la Existencia, una y sin segundo», «Donde uno no ve nada más», «Todo esto es solo el Sí mismo», «En el comienzo todo esto era solo el Sí mismo» y «Todo esto es ciertamente el Brahman».

7,8.— Después de enseñar esto, debe enseñar la definición del Brahman, por medio de textos de la Sruti tales como «El Sí mismo carente de pecado», «El Brahman que es inmediato y directo», «Eso que es más allá del hambre y la sed», «No esto, no esto», «Ni grosero ni sutil», «Este Sí mismo es no-esto», «Él es el Veedor, invisible Él mismo », «Conocimiento-Felicidad», «Existencia-Conocimiento-Infinito», «Imperceptible sin-cuerpo», «Ese gran Sí mismo innacido», «Sin la fuerza vital ni la mente», «Innacido, abarcando lo interior y lo exterior», «Consistente en conocimiento solo», «Sin interior ni exterior», «Él es ciertamente más allá de lo que es conocido y también de lo que es no-conocido» y «Llamado Akasha (el Auto-efulgente)»; y también por medio de textos de la Smriti tales como los siguientes: «Él no es ni con nacimiento ni con muerte », «Él no es afectado por los pecados de nadie», «Lo mismo que el aire, está siempre en el éter», «El Sí mismo individual debe ser considerado como el universal», «Él es llamado ni existente ni no-existente», «Pues el Sí mismo es sin comienzo y vacío de cualidades», «El mismo en todos los seres» y «El Ser Supremo es diferente»; todo esto apoya la definición dada por la Sruti y prueba que el Sí mismo interior está más allá de la existencia transmigratoria y que no es diferente del Brahman, el principio omnicomprensivo.

9.— Al discípulo que ha aprendido así la definición del Sí mismo interior de la Sruti y de la Smriti y que anhela cruzar el océano de la existencia transmigratoria, se le pregunta, «¿quién eres tú, hijo mío?»

10, 11.— Si él dice, «Yo soy el hijo de un brahman perteneciente a tal linaje, he sido un estudiante o un hogareño, y ahora soy un monje errante ansioso de cruzar el océano de la existencia transmigratoria infectada con los tiburones terribles del nacimiento y la muerte», el maestro debe decir, «Hijo mío, ¿cómo deseas ir más allá de la existencia transmigratoria, cuando tu cuerpo será comido por los pájaros o se convertirá en tierra aquí cuando tú mueras? Pues reducido a cenizas en esta orilla, tú no puedes cruzar a la otra orilla».

12, 13.— Si él dice, «Yo soy diferente del cuerpo. El cuerpo nace y muere, es comido por los pájaros, es destruido por las armas, el fuego, etc., y sufre de enfermedades y demás. Yo he entrado en él, como un pájaro en su nido, debido al mérito y al demérito resultante de actos hechos por mí mismo; y lo mismo que un pájaro va a otro nido cuando el anterior es destruido, así yo entraré en diferentes cuerpos una y otra vez como resultado de los méritos y deméritos cuando el cuerpo presente muera. Así pues, en este mundo sin comienzo, debido a mis propias acciones, yo he estado abandonando sucesivos cuerpos asumidos entre dioses, hombres, animales y los habitantes del infierno y asumiendo siempre otros nuevos. De esta manera, yo he sido hecho rodar en el ciclo de los nacimientos y muertes sin fin, como en una rueda persa, por mis acciones pasadas; y habiendo obtenido en el curso del tiempo el cuerpo presente, estoy fatigado de este rodar y rodar en la rueda de la transmigración; así pues, he venido a usted, Señor, a poner fin a esta rotación. Por consiguiente, yo soy siempre diferente del cuerpo. Son los cuerpos los que vienen y se van, como los vestidos de una persona», —el maestro responderá, «Has hablado bien. Tú ves correctamente. ¿Por qué dices entonces erróneamente, “Yo soy el hijo de un brâhman perteneciendo a tal linaje, he sido un estudiante o un hogareño y ahora soy un monje errante”?».

14, 15.— Si el discípulo dice, «¿En qué he hablado erróneamente, Señor?» El maestro debe responder, «Porque con tu afirmación, “Yo soy el hijo de un brâhman perteneciente a tal linaje, etc.”, has identificado con el Sí mismo sin nacimiento, sin linaje y sin ceremonias de purificación, el cuerpo que posee todo esto y que es diferente (del Sí mismo)».

16, 17.— Si él pregunta, «¿Cómo posee el cuerpo las diversidades del nacimiento, linaje y ceremonias de purificación (diferentes del Sí mismo), y como soy yo sin ellos?» —El maestro debe decir, «Escucha, hijo mío, cómo este cuerpo es diferente de ti y posee nacimiento, linaje y ceremonias de santificación, y cómo tú eres libre de éstas». Así pues, el maestro enseñará al discípulo diciendo, «Debes recordar, hijo mío, lo que se te ha dicho sobre el Sí mismo interior, que es el Sí mismo de todo lo que tiene características, como lo describe la Sruti, tal como “Esto era existencia, hijo mío”, etc., así como también la Smriti, y debes recordar estas características también».

18.— El maestro debe decir al discípulo que ha recordado la definición del Sí mismo, «Eso que es llamado Âkâsha (el auto-efulgente), que es distinto de nombre y forma, sincuerpo y definido como no-grosero, etc., y como libre de pecado y demás, que es intocado por las condiciones transmigratorias, “El Brahman que es inmediato y directo”, “El Sí mismo interior”, “El Veedor invisible, el Oidor inaudible, el Pensador impensable, el Conocedor incognoscible”, que es de la naturaleza del conocimiento eterno, sin interior ni exterior, consistente solo en conocimiento, omnipenetrante como el éter y de poder infinito —ese Sí mismo de todo, desprovisto de hambre, etc., así como de aparición y de desaparición, es, por virtud de Su inescrutable poder, la causa de la manifestación del nombre y forma inmanifestados que moran en el Sí mismo, por virtud de Su presencia misma, pero que son diferentes de Él, los cuales son la semilla del universo, son descriptibles, ni idénticos a Él ni diferentes de Él, y que son conocidos por Él solo».

19.— «Ese nombre y forma, originalmente inmanifestados, tomaron el nombre y la forma del éter cuando fueron manifestados desde ese Sí mismo. Este elemento, llamado el éter, surgió así del Sí mismo supremo, como la suciedad llamada espuma sale del agua transparente. La espuma no es ni agua ni absolutamente diferente de ella, pues no se ve nunca aparte del agua. Pero el agua es limpia, y diferente de la espuma que es de la naturaleza de la suciedad. Similarmente, el Sí mismo supremo, que es puro y transparente, es diferente del nombre y la forma, los cuales representan la espuma. Éstos —que corresponden a la espuma— habiendo sido inmanifestados originalmente, tomaron el nombre y la forma del éter cuando fueron manifestados.

20.— «El nombre y la forma, al devenir aún más groseros en el curso de la manifestación, asumieron la forma del aire. Desde eso nuevamente devinieron el fuego; desde eso devinieron el agua, y desde eso devinieron la tierra. En este orden, los elementos precedentes penetraron a los elementos sucedentes, y los cinco elementos groseros acabaron cuando la tierra vino a la existencia. Así pues, la tierra posee las cualidades de todos los cinco elementos groseros. De la tierra compuesta de todos los cinco grandes elementos, son producidas hierbas tales como el arroz y la cebada. De éstas, cuando son comidas, se forma la sangre y la semilla de las mujeres y los hombres respectivamente. Extraídos estos dos ingredientes, como si fueran batidos, por la lujuria que brota de la ignorancia, y santificados con mantras, son depositados en la matriz en el tiempo apropiado. Por medio de la infiltración de los fluidos nutrientes del cuerpo de la madre, esto se desarrolla en un embrión y es parido al noveno o décimo mes».
21.— «Ello nace, o toma una forma y un nombre y es purificado por medio de los mantras relativos a los ritos natales y otros. Santificado nuevamente por investidura del cordón sagrado obtiene la denominación de estudiante. El mismo cuerpo es designado como hogareño cuando recibe el rito de unirse a una esposa. Eso es nuevamente llamado un recluso cuando recibe los ritos pertinentes al retiro en el bosque. Y deviene conocido como un monje errante cuando cumple los sacramentos que llevan a la renuncia a todas las actividades. Así pues, el cuerpo, que tiene nacimiento, linaje y ritos purificatorios, diferente (del Sí mismo), es diferente de ti».

22.— «Que la mente y los sentidos son también de la naturaleza del nombre y la forma, es conocido por la Sruti, “La mente, hijo mío, consiste en alimento”».

23.— «Tú dices, “¿Cómo soy yo, sin nacimiento, linaje y ritos purificatorios, diferente (del Sí mismo)?” Escucha. El mismo que es la causa del desarrollo del nombre y la forma, cuya naturaleza es diferente de la del nombre y la forma, y que es sin conexión con todos los ritos santificatorios, desarrolló el nombre y la forma, creó este cuerpo y entró en él (el cual no es sino nombre y forma) —que es Él mismo el Veedor invisible, el Oidor inaudible, el Pensador impensable, el Conocedor incognoscible, según se afirma en el texto de la Sruti, “(Yo conozco) quien crea los nombres y las formas y permanece hablando”. Hay miles de textos de la Sruti que transmiten el mismo significado: por ejemplo, “Él creó y entró en él (el cuerpo)”, “Entrando en ellas, Él gobierna todas las criaturas”, “Él, el Sí mismo, ha entrado en estos cuerpos”, “Éste es tú Sí mismo”, “Abriendo esta misma sutura del cráneo, Él entró por esa puerta”, “Este Sí mismo está oculto en todos los seres”, “Esa Divinidad pensó —entre yo en estas tres deidades”».

24.— «Los textos de la Smriti elucidan también la misma verdad; por ejemplo, “Ciertamente, todos los dioses son el Sí mismo”, “El Sí mismo en la ciudad de las nueve puertas”, “Sabe que el Sí mismo individual es Mí mismo”, “El mismo en todos los seres”, “El Presenciador y Aprobador”, “El Ser Supremo es diferente”, “Residente en todos los cuerpos, pero Él mismo sin ninguno”, y así sucesivamente. Por consiguiente, está establecido que tú eres sin ninguna relación con el nacimiento, linaje ni ritos santificatorios ».

25.— Si él dice, «Yo estoy en la esclavitud, sujeto a la transmigración, soy ignorante, (a veces) feliz, (a veces) infeliz y soy enteramente diferente de Él. Él, el Brillante, que es disimilar en naturaleza de mí. Yo quiero adorar-Le por medio de las acciones pertinentes a mi casta y orden de la vida, haciendo-Le presentes y ofrendas y también salutaciones y demás. Yo estoy anhelante de cruzar el océano del mundo de esta manera. Así pues, ¿cómo soy yo Él mismo?»

26.— El maestro debe decir, «Tú no debes, hijo mío, considerarlo así; debido a que no debes aceptar una doctrina de la diferencia». En respuesta a la pregunta, «¿Por qué no debo aceptarla?», el maestro puede citar los siguientes textos de la Sruti: «El que se dice que ese Brahman es uno y que él es otro, no Le conoce (al Brahman)», «El que considera la casta brâhmánica como diferente de sí mismo es rechazado por esa casta», «El que considera al Brahman como teniendo diversidad en Él, va de muerte en muerte», y demás.

27.— Estos textos de la Sruti muestran que la existencia transmigratoria es el resultado cierto de la aceptación de (la realidad de) la diferencia.

28.— «Por otra parte, que la liberación resulta de la aceptación de (la realidad de) la nodiferencia es apoyado por miles de textos de la Sruti; por ejemplo, después de enseñar que el Sí mismo individual no es diferente del Sí mismo supremo en el texto, “Eso es el Sí mismo, tú eres Eso”, y después de decir, “Un hombre que tiene un maestro, conoce al Brahman”, la Sruti prueba que la liberación es el resultado del conocimiento de (la realidad de) la no-diferencia solo, diciendo, “Un conocedor del Brahman tiene que servir sólo mientras no está sumergido en el Brahman”. Que la existencia transmigratoria llega a una cesación absoluta (en el caso del que comprende la verdad de que la diferencia no tiene ninguna existencia real), es ilustrado por el ejemplo del que no era un ladrón y no fue quemado (al agarrar un hierro al rojo); por otra parte, ese que dice lo que no es verdadero (es decir, la realidad de la diferencia), continúa estando en la condición mundana, como es ilustrado por el ejemplo del ladrón que se quemó».

29.— «Los textos de la Sruti que comienzan con “Todas estas criaturas que son aquí, ya sea un tigre o…” y otros textos similares, después de afirmar que “Uno deviene el propio señor de uno (es decir, el Brahman)” por el conocimiento de (la realidad de) la nodiferencia, muestran que uno continúa permaneciendo en la condición transmigratoria en el caso opuesto, como resultado de la aceptación de (la realidad de) la diferencia, diciendo, “Conociendo de modo diferente a éste, ellos tienen a otros seres por sus señores y residen en las regiones perecederas”. Tales afirmaciones se encuentran en todas las ramas del Veda. Por consiguiente, era ciertamente erróneo por tu parte decir que tú eras el hijo de un brâhman, que pertenecías a tal linaje, que estabas sujeto a la transmigración y que eras diferente del Sí mismo supremo».

30.— «En cuanto a la no aceptación de (la realidad de) la diferencia, debe comprenderse que, en base al conocimiento de la identidad de uno con el Sí mismo supremo, el cumplimiento de los ritos religiosos que son diferentes para cada orden, y la asumición del yajnopavîta [el cordón sagrado llevado por las tres primeras castas de los hindúes], etc., los cuales son los medios de su cumplimiento no deben aceptarse. Pues estos ritos y el yajnopavîta, etc., así como sus medios, son incongruentes con el conocimiento de la identidad de uno con el Sí mismo supremo. Es solo a esas gentes que atribuyen al Sí mismo las clases y órdenes de la vida, etc., a quienes se prescriben las acciones védicas y el yajnopavîta, etc., así como sus medios; pero no a aquellos que han adquirido el conocimiento de su identidad con el Sí mismo supremo. [Aceptar] que uno es otro que el Brahman se debe solo a la aceptación de (la realidad de) la diferencia».

31.— «Si los ritos védicos tuvieran que ser cumplidos y no abandonados, la Sruti ni habría declarado la identidad de uno mismo con el Sí mismo supremo que no tiene relación con esos ritos y sus medios, ni con las castas, ni órdenes de la vida, etc., los cuales son las condiciones de las acciones védicas, en sentencias tan inambiguas como “Eso es el Sí mismo, tú eres Eso”; ni habría condenado la aceptación de (la realidad de) la diferencia (entre uno mismo y el Sí mismo supremo) en sentencias tales como “Él es la gloria eterna del conocedor del Brahman”, “Intocado por la virtud, intocado por el pecado”, y “Aquí un ladrón no es un ladrón”».

32.— «La Sruti no habría afirmado que la naturaleza esencial del Sí mismo no está relacionada de ninguna manera con los ritos védicos y las condiciones requeridas por ellos, tales como una clase particular y demás, si no se entendiera que esos ritos y el yajnopavîta, etc., y sus medios, deben ser abandonados. Por consiguiente, las acciones védicas que son incompatibles con el conocimiento de la identidad de uno mismo con el Sí mismo supremo, deben ser abandonadas junto con sus medios por el que aspira a la liberación; y debe ser sabido que el Sí mismo no es otro que el Brahman como se define en la Sruti».

33.— Si él dice, «El dolor debido a quemaduras o cortes en el cuerpo, y la miseria causada por el hambre y similares, Señor, se percibe distintamente que están en mí. El Sí mismo supremo es conocido en toda la Sruti y la Smriti como “libre de pecado, de vejez, de muerte, de dolor, de hambre, de sed, etc., y libre de olor y de sabor”. ¿Cómo puedo yo, que soy diferente de Él y que poseo muchos atributos fenoménicos, aceptar al Sí mismo supremo como mí mismo, y a mí mismo, un ser transmigratorio, como el Sí mismo supremo? ¡Entonces puedo admitir igualmente que el fuego es frío! ¿Por qué debería yo, un hombre del mundo, señalado para obtener toda la prosperidad en este mundo y en el otro y para realizar el fin supremo de la vida, es decir, la liberación, abandonar las acciones que producen esos actos y el yajnopavîta, etc., y sus accesorios? »

34.— El maestro debe decirle, «No es correcto para ti decir, “Yo percibo directamente el dolor en mí cuando mi cuerpo se corta o se quema”. ¿Por qué? El dolor debido a cortes o quemaduras es percibido en el cuerpo, que cuando es el objeto de la percepción del perceptor, semejante a un árbol quemado o cortado, debe tener la misma localización que las llamas, etc. Las gentes señalan el dolor causado por las llamas y demás ubicado en ese lugar donde ocurren pero no en el perceptor. ¿Cómo es ello así? Porque, al ser preguntado dónde está el dolor, uno dice, “Yo tengo dolor en la cabeza, en el pecho o en el estómago”. Así pues, uno señala el dolor en ese lugar donde ocurre la quemadura o el corte, pero nunca en el perceptor. Si el dolor o sus causas, a saber, las quemaduras o los cortes, estuvieran en el perceptor, uno habría señalado al perceptor como la sede del dolor, y a las partes del cuerpo como las sedes de las quemaduras o cortes.

35.— «Además, (si estuviera en el Sí mismo) el dolor no podría ser percibido por el Sí mismo, lo mismo que el color del ojo no puede ser percibido por el mismo ojo. Por consiguiente, como se percibe que tiene la misma sede que las llamas, cortes y demás, el dolor debe ser un objeto de percepción como ellos. Puesto que es un efecto, debe tener un receptáculo como ese en el que se cuece arroz. Las impresiones de dolor deben tener la misma sede que el dolor mismo. Como son percibidas durante el tiempo en que la memoria es posible (es decir, en los estados de vigilia y sueño con sueños, y no en el sueño profundo), estas impresiones deben tener la misma localización que el dolor. La aversión a los cortes, quemaduras y demás, así como las causas del dolor, deben tener también la misma sede que las impresiones (de dolor). Se dice por ello que “El deseo, la aversión y el miedo tienen una sede común con la de las impresiones de los colores. Tienen por sede el intelecto, el conocedor, el Sí mismo, que es siempre puro y exento de miedo”».

36.— «“¿Cuál es entonces el lugar de las impresiones de los colores y demás?” “El mismo que el del deseo, etc.” “¿Dónde están el deseo y demás?” “Ellos están en la mente (y no en otra parte) según la Sruti —deseo, deliberación, duda.” “Las impresiones de los colores y demás están también ahí (y no en otra parte) según la Sruti —¿cuál es la sede de los colores? La mente”. Que el deseo, la aversión y demás son los atributos de la incorporación, del objeto y no del Sí mismo, es sabido por la Sruti, a saber, “Los deseos que están en la mente”, “Pues él está entonces más allá de todas las aflicciones de su corazón (mente)”, “Debido a que Él es sin apego”, “Su forma intocada por los deseos”, y por la Smriti, a saber, “Se dice que Él es sin cambio”, “Debido a que Él es sin comienzo y sin atributos”, y demás. Por consiguiente, (se concluye que) la impureza pertenece al objeto y no al Sí mismo».

37, 38.— «Por consiguiente, tú no eres diferente del Sí mismo supremo por cuanto que tú estás exento de impurezas tales como la conexión con las impresiones de los colores y demás. Como no hay ninguna contradicción para la evidencia perceptiva, etc., el Sí mismo supremo debe ser aceptado como uno mismo según la Sruti, “Él sabe que el Sí mismo puro es el Brahman”, “Él debe ser considerado como homogéneo”, “Él es yo que soy abajo”, “Él es el Sí mismo que es abajo”, “Él sabe que todo es el Sí mismo”, “Cuando todo deviene el Sí mismo”, “Todo esto es ciertamente el Sí mismo”, “Él es sin partes”, “Él es sin interior ni exterior”, “Innacido, comprende el interior y el exterior”, “Todo esto ciertamente es el Brahman”, “Él ha entrado a través de esta puerta”, “Los nombres de puro conocimiento”, “Existencia, Conocimiento, Brahman Infinito”, “De Él”, “Él ha creado y ha entrado en él”, “Él Brillante sin segundo oculto en todos los seres y omnipenetrante”, “En todos los cuerpos, Él mismo sin cuerpo”, “Él no nace y no muere”, “(Conociendo) el sueño y la vigilia, Él es mi Sí mismo; así debe saber uno”, “Quien (conoce) a todos los seres”, “Él se mueve y no se mueve”, “Conociendo-Le, uno deviene digno de ser adorado”, “Él, y nada sino Él, es el fuego”, “Yo devine Manu y el sol”, “Entrando en ellas, Él gobierna a todas las criaturas”, “Existencia solo, hijo mío”, “Eso es real, Eso es el Sí mismo, tú eres Eso”». «Es establecido que tú, el Sí mismo, eres el Brahman supremo, el Uno solo y exento de todo atributo fenoménico, también por la Smriti, a saber, “Todos los seres son el cuerpo del Uno que reside en los corazones de todos”, “Los dioses son ciertamente el Sí mismo”, “En la ciudad de las nueve puertas”, “El mismo en todos los seres”, “En un Brahman sabio y cortés”, “Indiviso en las cosas divididas” y “Todo esto ciertamente es Vâsudeva (el Sí mismo)”».

39.— Si él dice, «Señor, si el Sí mismo es “Sin interior ni exterior”, “Comprendiendo el interior y el exterior, innacido”, “Completo”, “Pura consciencia solo” como un terrón de sal, exento de todas las diferentes formas, y de una naturaleza homogénea como el éter, ¿qué es eso que es observado en el uso ordinario y revelado en la Sruti y la Smriti como lo que tiene que ser cumplido, sus medios (apropiados) y sus cumplidores, y que constituye el tema de disputa entre cientos de contendientes rivales que sostienen puntos de vista diferentes?»

40.— El maestro debe decir, «Todo lo que se observa (en este mundo) o se aprende la Sruti (concerniente al otro mundo) son productos de la Ignorancia. En realidad hay solo Uno, el Sí mismo, que parece ser muchos a la visión perturbada, lo mismo que la luna parece ser más de una a los ojos afectados por miopía. Que la dualidad es el producto de la Ignorancia, se sigue de la congruencia de la condena por la Sruti de la aceptación de (la realidad de) la diferencia, a saber, como en “Cuando hay algo más, por así decir”, “Cuando hay dualidad, por así decir, uno ve a otro”, “Él va de muerte en muerte”, “Y donde uno ve algo más, oye algo más, conoce algo más, eso es finito, y eso que es finito es mortal”, “Puesto que las modificaciones (es decir, los efectos, por ejemplo, un jarro de barro) son solo nombres, tienen como su soporte palabras solo; es solo la tierra (es decir, la causa) lo que es real” y “Él es uno, yo soy otro”. La misma cosa se sigue de la Sruti que enseña la unidad, por ejemplo, “Uno solo, sin segundo”, “Cuando el conocedor del Brahman” y “¿Qué engaño o aflicción hay?”».

41.— «Si ello es así, Señor, ¿por qué la Sruti habla de diversos fines a ser obtenidos, de sus medios (de obtención), y demás, así como de la evolución y disolución del universo? » 42.— «La respuesta a tu pregunta es ésta: Habiendo adquirido (habiéndose identificado a sí mismo con) las diferentes cosas tales como el cuerpo y demás, considerando que el Sí mismo está conectado con lo que es deseable y lo que es indeseable y demás, completamente ansioso de obtener lo deseable y evitar lo indeseable por los medios apropiados —pues sin ciertos medios no puede cumplirse nada— un hombre ignorante no puede discriminar entre los medios para la realización de lo que es (realmente) deseable por él y los medios para la evitación de lo que es indeseable. El propósito de las escrituras es la eliminación gradual de esta ignorancia; pero no la enunciación de (la realidad de) la diferencia del fin, los medios y demás. Pues es esta diferencia misma la que constituye esta indeseable existencia transmigratoria. Por consiguiente, las escrituras eliminan la ignorancia que constituye esta (falsa) concepción de la diferencia, la cual es la causa de la existencia fenoménica, dando razones para la unidad de la evolución, disolución, etc., del universo».

   43.— «Cuando la ignorancia es eliminada con la ayuda de la Sruti, la Smriti y el razonamiento, el intelecto auto-concentrado del veedor de la Verdad suprema deviene establecido en el Sí mismo, que es de la naturaleza de la Consciencia pura, como un (homogéneo) terrón de sal, omnipenetrante como el éter, que es sin interior ni exterior, innacido y sin dentro ni fuera. Aun el más ligero tinte de impureza debido a la diversidad de los fines, medios, evolución, disolución y demás no es, por consiguiente, aceptable».

   44.— «El que está ansioso de comprender este conocimiento verdadero del que se habla en la Sruti, debe elevarse por encima del deseo de un hijo, de la riqueza y de este mundo y del otro, que son descritos de una manera quíntuple y que son el resultado de una referencia falsa al Sí mismo, y debe elevarse también por encima de las castas, de los órdenes de la vida y demás. Porque esta referencia (al Sí mismo) es contradictoria con el conocimiento verdadero, es inteligible por las razones que se dan concernientes a la prohibición de la aceptación de (la realidad de) la diferencia. Pues cuando el conocimiento de que el Sí mismo no-dual es más allá de la existencia fenoménica es generado por las escrituras y el razonamiento, no puede existir junto con un conocimiento contrario a él. Nadie puede pensar en el escalofrío en el fuego ni en la inmortalidad y la liberación de la vejez en lo que concierne al cuerpo (perecedero). Por consiguiente, el que está ansioso de establecerse en el conocimiento de la Realidad, debe abandonar todas las acciones junto con el yajnopavîta y todo lo demás, sus accesorios, los cuales son los efectos de la ignorancia». 

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