GENERALIDADES
“Metodología del Yoga”. Por Swami Asuri Kapila
Se tratará de explicar y exponer en forma sencilla y sintética al alcance de cualquiera, la esencia de la doctrina clásica de la Yoga, hacerla comprensible en nuestro lenguaje y demostrar la posibilidad de su práctica en Occidente.
La ciencia misteriosa de la Yoga fue enseñada y practicada por los antiguos "RISHIS" (Maestros espirituales, preceptores de la Yoga) en aquella milenaria y sagrada ciudad de la India, a orillas del sagrado río Ganges, llamada antiguamente “KAZI o KASHY”, hoy BENARÉS.
Esta milenaria ciencia ha sabido sobrevivir a despecho de todas las vicisitudes que atravesó la India, que parecería contagiada por la ola del materialismo del viejo mundo. En tiempos pasados, aquellos excelsos y venerables Maestros de Sabiduría tenían en aquella viejísima y sagrada ciudad sus “ASHRAMS” (Lugares sagrados donde moran los Maestros y sus discípulos) en donde, reunidos con algunos discípulos escogidos, se entregaban a los altos estudios de la Verdad. Desde allí comunicaban a los elegidos la sagrada y sublime doctrina de la Yoga, que daba a quien la recibía y practicaba concienzudamente, el conocimiento de la Vida y del Universo.
Aunque hoy los Maestros de Sabiduría de aquellas ciencias, enseñadas por “KAPILA” (El fundador de un sistema de Yoga) y “PATANJALI” (Otro Maestro de Yoga, fundador de otra escuela yoguística) en el año 700 antes de nuestra era, el primero autor de la filosofía SANKHYA (Sistema filosófico perteneciente al razonamiento) y el segundo, uno de los célebres fundadores de la filosofía Yoga, contemporáneo de PANINI, (célebre gramático indio y autoridad principal en cuestiones de gramática sánscrita), se han retirado silenciosamente más allá de los Himalayas, en lugares más seguros y verdaderamente inaccesibles al profano, delante de la ola de gran materialismo y barbarie que parece invadido al mundo, haciendo así más difícil que nunca el poder descubrir sus moradas y sentir el perfume de sus presencias. Pero, con todo esto, no significa que la tradición haya dejado de transmitirse. Quedan siempre algunos “CHELAS” (discípulos) que mantiene todavía avivado el fuego de aquella misteriosa ciencia tan antigua como el mundo, repartiendo aquí y allá algunas migajas del Saber que ellos mismos tuvieron el alto honor y privilegio de recibir de los venerables labios del Maestro.
Aunque el individuo esté sumergido de pleno en la vida material, llena de responsabilidades, sujeto a múltiples desengaños, y el hombre “moderno” occidental se encuentre en su vida diaria delante de terribles dilemas para asegurarse el pan de cada día y mantener a su familia – lo que se realiza a costas de grandes sacrificios que lo obligan a hacer terribles esfuerzos mentales y físicos que terminan casi siempre por embrutecerlo -, deber recordar que él también lleva adentro parte de aquella chispa divina que es una partícula de la mente universal, que es también un hijo del Padre Celestial, una parte de la Unidad, y que, a despecho de todos aquellos problemas, puede encontrar él también el camino que conduce hacia una vida más espiritual y conocer ciertas verdades que le harán percibir aquella luz del espíritu. Y así, aplicando a la vida diaria aquellos conocimientos, él también podrá ser, en cierto modo, un yogui, quiero decir, hacer todo lo que comúnmente se hace en las 24 horas del día con un poco más de corazón, más amor y comprensión. Y desarrollando progresivamente la tolerancia y la fraternidad, es decir, aplicando cada vez más ampliamente la “DOCTRINA DEL CORAZÓN” tanto en la calle como en la oficina, podrán hacer de todos sus actos un verdadero culto espiritual teniendo como templo al cuerpo físico y la mente como ceremonial.
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